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martes, 30 de marzo de 2010

MOSTRARI DE LA IMATGE- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Necessitem els pètals del matí per a respirar la vida.
Parlar del cerç reunit als espills,
Reunir els colors en la cal·ligrafia,
Mastegar aquesta terra imprescindible dels somnis,
Autor de la fotografía: Eloy Gómez González








MOSTRARI DE LA IMATGE
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó






Si hablara con el lenguaje de Dios nadie me oiría;
Porque el lenguaje de Dios es el silencio.
ALFONSO KIJADURÍAS







Necessitem els pètals del matí per a respirar la vida.
Parlar del cerç reunit als espills,
Reunir els colors en la cal·ligrafia,
Mastegar aquesta terra imprescindible dels somnis,
Llevar la soledat del llit, prendre per assalt el diàleg de les abelles.
Sense dubte no ens podem escapolir de certa hipnosi.
Sabem que aquest País té rareses insuportables.
Desgastem les paraules i després hi posem màscares.
De sobte l’equilibri es torna balbuceig.
Al cap i a la fi, tu i jo ho sabem: busquem el moment oportú
Per a ser feliços. Netegem les sabates.
Hi ha històries d’ebenisteria que encara no hem dit.
—Però parlem, millor, dels blaus de Miró o del marró de Gris,
O dels albatros de Baudelaire,
O de la luxúria en la fusteria de la imaginació.
Devem preservar el nostre dormitori davant dels suïcides.
Practicar el bon dia de les campanes.
Oblidar-nos de les trucades telefòniques a deshora.
Si poguérem posar-li violes al Cantar dels cantars.
O posar en la graella un salm de plovisqueig. Potser parrupar la cullera
De les sumes. Estimar sense rugues aquest País.
Fer de la pedra de moldre un ocell. Vestit el nixtamal amb calç.
—No sé si on viviu ara propicia la soledat.
No sé si en las ciutats cosmopolites es pot caminar amb paraigües.
Mirem la ràfega d’arena dels litorals.
Fiquem els mesos inservibles a la fossa comuna d’allò viscut.
Apurem les cistelles de morro i el blue stick del zodíac.
Pensem sobretot en les llambordes que gasten les sabates.
En els calçons trencats del curull.
En el Pare Nostre dit amb badalls i dissimulació.
—Bo, hi ha tant a dir dels núvols dels nostres propis ulls.
De tots els absurds exquisits de l’adolescència.
D’aquest País excessivament brut. De l’oli de bacallà en píndoles,
Dels trossets de menta per a traure l’aire,
Del sexe que es tornà entre nosaltres, erm del tot.
De la venedora de minutes i carn torrada als corredors d’hospitals.
—De sobte, tu i jo, ens convertim en la ballarina ambulant
Dels espectres, en el quincaller de vigèsims de la Loteria,
En el calcetí trencat dels agranadors de frutes i verdures,
En l’escuma feridora d’un intoxicat.
El zum-zum de les paraules és horrible als molls rosegats.
És horrible el rat que pillardeja el plat de menjar, la càrcer
D’un mateix sense un Ícar o un pilot que dorma la sesta en l’aire.
Per això devem deixar de torturar-nos en aquest País de ansietats;
Prou tenim amb les nostres cistelles trencades del pit.
Tal volta deguem posar pètals de mel per a gitar la nuestra nuesa,
O conreuar de sobte la tendresa en hivernacles,
O estimar-nos fins a convertir-nos en la resurrecció dels morts.
Crec que és possible ascendir el fil del sostre
Agarrat dels teus dos volcanets sense que la rialla deixe de ser tempesta.
Baratària, 21.III.2010








MUESTRARIO DE LA IMAGEN







Si hablara con el lenguaje de Dios nadie me oiría;
Porque el lenguaje de Dios es el silencio.
ALFONSO KIJADURÍAS






Necesitamos los pétalos de la mañana para respirar la vida.
Hablar del cierzo reunido en los espejos,
Reunir los colores en la caligrafía,
Masticar esta tierra imprescindible de los sueños,
Quitar la soledad de la cama, tomar por asalto el diálogo de las abejas.
Sin duda no nos podemos escabullir de cierta hipnosis.
Sabemos que este País tiene rarezas insoportables.
Desgastamos las palabras y después le ponemos máscaras.
De pronto el equilibrio se torna balbuceo.
En fin, vos y yo lo sabemos: buscamos el momento oportuno
Para ser felices. Limpiamos los zapatos.
Hay historias de ebanistería que aún no hemos dicho.
—Pero hablemos, mejor, de los azules de Miró o del marrón de Gris,
O de los albatros de Baudelaire,
O de la lujuria en la carpintería de la imaginación.
Debemos preservar nuestro dormitorio frente a los suicidas.
Practicar el buen día de las campanas.
Olvidarnos de las llamadas telefónicas a deshora.
Si pudiéramos ponerle alelíes al Cantar de los cantares.
O poner en la parrilla un salmo de llovizna. Quizá arrullar la cuchara
De las sumas. Amar sin arrugas este País.
Hacer de la piedra de moler un pájaro. Vestido el nixtamal con cal.
—No sé dónde vivís ahora propicia a la soledad.
No sé si en las ciudades cosmopolitas se puede caminar con paraguas.
Miremos la ráfaga de arena de los litorales.
Metamos los meses inservibles a la fosa común de lo vivido.
Apuremos los guacales de morro y el blue stick del zodíaco.
Pensemos sobre todo en los adoquines que gastan los zapatos.
En los calzones rotos del colmo.
En el Padre Nuestro dicho con bostezos y disimulo.
—Bueno, hay tanto que decir de las nubes de nuestros propios ojos.
De todos los absurdos exquisitos de la adolescencia.
De este País excesivamente sucio. Del aceite de bacalao en píldoras,
De los trocitos de hierbabuena para sacar el aire,
Del sexo que se volvió entre nosotros, completamente páramo.
De la vendedora de minutas y carne asada en los pasillos de hospitales.
—De pronto, vos y yo, nos convertimos en la bailarina ambulante
De los espectros, en el buhonero de vigésimos de la Lotería,
En el calcetín roto de los barredores de frutas y verduras,
En la espuma hiriente de un intoxicado.
El zumbido de las palabras es horrible en los muelles corroídos.
Es horrible la rata que merodea el plato de comida, la cárcel
De uno mismo sin un Ícaro o un piloto que duerma la siesta en el aire.
Por eso debemos dejar de torturarnos en este País de ansiedades;
Bastante tenemos con nuestros guacales rotos del pecho.
Quizá debamos poner pétalos de miel para acostar nuestra desnudez,
O cultivar de pronto la ternura en invernaderos,
O amarnos hasta convertirnos en la resurrección de los muertos.
Creo que es posible ascender el hilo del techo
Agarrado de tus dos volcancitos sin que la risa deje de ser tormenta.
Barataria, 21.III.2010

domingo, 28 de marzo de 2010

RÍO DE HUELLAS, SEDIMENTO…

Ya olvidé el vado de la risa y a cambio tengo esta impunidad
De todos los días: el golpe y el día raído de las aguas.
Ya olvidé el País donde vivíamos sin vigilias ni manos cortadas.
Ya olvidé zapatos, sábanas y almohada.

Autor de la fotografía: Armando Bernabeu







RÍO DE HUELLAS, SEDIMENTO…







Y bien, si es la verdad; sépalo el mundo;
Sientes sangrar tus pies, sientes vacío
Tu cielo azul; y tu dolor, profundo:
Ya es tiempo de gritar: ¡Valor, Dios mío!
FRANCISCO GAVIDIA

Ending my vigil strange with that, vigil of night and battle-field dim,
Vigil for boy of responding kisses, (never again on earth responding,)
Vigil for comrade swiftly slain, vigil I never forget, how as day brighten'd,
I rose from the chill ground and folded my soldier well in his blanket,
And buried him where he fell.
Walt Whitman
VIGIL STRANGE I KEPT ON THE FIELD ONE NIGHT







Ya olvidé el vado de la risa y a cambio tengo esta impunidad
De todos los días: el golpe y el día raído de las aguas.
Ya olvidé el País donde vivíamos sin vigilias ni manos cortadas.
Ya olvidé zapatos, sábanas y almohada.
Ahora me entregó a los corvos, al serrucho o al martillo.
Ya olvidé los códigos del escapulario y el derecho a la vida;
A cambio tengo, esta zozobra de todos los días con su vientre
De pajarraco. El miedo a que me llamen por mi nombre.
Ya olvidé los brazos que me dieron luciérnagas. El árbol de tu vientre.
Ahora tengo el absurdo en obleas,
El temor a los gusanos y al excremento.
Ya olvidé todas las infancias en el invierno de las aceras.
Olvidé los puertos. El cereal de los sueños. Ahora sólo tengo muertos.
Ahora sólo sal en las semillas y la mesa.
Aquí todo es circo o es noche: insectos, calaveras como cálidas
Corrientes. Nos velan los cascos del humo.
El País de los andrajos con sus viejos desórdenes.
El ojo del grito en los aleros. La lámpara ciega de los párpados.
Los días se abren a la sombra del gemido.
La boca de la tempestad nos muerde la piel. Parecemos ese libro
Ilegible de la noche. El ala rota de la vendimia. Las navajas del estío.
Sólo está el grito en el sedimento de las arenas.
El lecho náufrago de la aurora. La piel desollada del martirio.
En el corazón de este país ya no caben el orégano y el incienso.
Nos ha sido robado el lecho y la boca.
Estamos en el pantano de las brasas. La boca mordiendo la escoria.
La boca sin embargo, sobre la tumba, invocando arcanos
En este sedimento de muebles rotos. En esta cuchara de opaca
Dentadura. En este candil con arañas siniestras.
[¿Qué somos después de todo —vos y yo— en este País de la náusea?
¿Saldremos de estos centímetros de antropofagia, de este polvo
Incierto de la ley, de esta inmolación de años en la retina?
¡Qué País tenemos! Pájaro visible sólo en los manubrios del mercado.
Nos levantamos —vos y yo— con esa sensación de reposterías agrias.
Con los dedos en la boca para agilizar el vómito.
Con la conciencia sitiada por el vinagre. Con la llaga en el bolsillo.
Con la entraña maloliente de la sequía, con el absurdo repartido
En las calles. Con este almuerzo de tripas y hormigas].

Vivimos días de siniestra orina. De tuberculosis con colillas.
Nadie sabe quién le devorará la aurora. El pozo caótico donde caerá.
Este País juega a los sueños con espinas.
Este País tiene designios de espuelas. Chorrea atrios rancios.
Vos y yo, sin embargo, somos este País con escarabajos y arqueados
Almácigos. Con pañuelos y obscenidad.
Es duro reconocernos en esta balanza petrificada. Pero somos el País
Que hemos hecho. El País de los sueños degollados.
A veces pesa el disfraz, la sombra de la tortilla, pero este es el País
Que tenemos. El País envuelto en costales y tirado al barranco…
Barataria, 18.III.2010

jueves, 25 de marzo de 2010

VOCACIÓN DE ESPINAS

Andamos así como los astilleros de los puertos olvidados.
Calles sin palabras, ni códigos postales. En pañales de vaga vigilia.
Lámparas como lágrimas en los tacones de los zapatos.
Espuma a la deriva en la penumbra de la saliva.
Imagen tomada de la red









VOCACIÓN DE ESPINAS








Allá lejos, la primavera andará despeinándose,
Ahora, en esta hora desatendida y lenta,
Cuajada de racimos imprevistos,
De pupilas sin sueño,
De reptaciones trémulas,
De avances y orugas y de sexos hambrientos.
PEDRO GEOFROY RIVAS







Andamos así como los astilleros de los puertos olvidados.
Calles sin palabras, ni códigos postales. En pañales de vaga vigilia.
Lámparas como lágrimas en los tacones de los zapatos.
Espuma a la deriva en la penumbra de la saliva.
Guacamayas diluidas en los poros del tacto. Ciervos domesticados
En el miedo. Relojerías agazapadas en los lavatorios.
[La noche suda entre nosotros el hastío: esa vocación de espinas
Que nos mantiene enjaulados en el túnel
De la ferocidad desdibujada. No hay ventanas posibles para desvanecer
La caries de las calles. La propia normalidad de la lluvia.
La espina corona las sienes y se pierde en la carne.
Hacia qué lugar posible huimos sin peñascos. Dónde no somos
Arquitectura del caos. Carnada de la tristeza].
—Ahí de cada rostro se fugó la sonrisa. Se disfrazó la noche
De fantasma. La caligrafía de los párpados. La lluvia de la muerte
Con su odio de banderas.
Estamos sin escudos en medio de la calle.
Son más terribles estos finales del día a día que los de las películas
De Hollywood. Más feroces las vitrinas del tedio.
El ay de cada pez mordido por el anzuelo. Los rincones con polilla.
Uno, al final, no sabe qué nos depara el gris de las palabras.
El hábito familiar por el asfalto y la noche,
Este presente de rieles sin infancia,
Esta fe claudicada frente a la transpiración de tanta cruz y olvido.
Hay espejos ciegos en la tinta de la memoria. Manos siniestras
En la calle. Heridas como un candil de afilado tabanco.
Pantes de pupilas desfondadas. Solfa de adoquines el cierzo.
Aun la sal de los veleros. Aun el tableteo de las sombras en las paredes.
Aun la escama rara de las telarañas.
Aun el arcano sin taburete.
Aun el mar de pronto convertido en isla.
Aun el invierno goteando en un pocillo de aluminio.
Aun las escaleras de lo inesperado. La casa transitoria de la astilla,
El fósforo incierto en los párpados. Hemos vuelto al golpe falaz
De los acantilados, al papel embarrado de los sanitarios, al tabaco
Siniestro del estiércol. —Hemos vuelto al guante con cierto regocijo.
Al beso negro de las monedas.
A pintar las paredes con absurdos arco iris.
A cantar el lenguaje de las espinas. A cortar el eco de los girasoles.
A la rabia de la sarna. Al pañuelo solitario de la sal.
Hemos vuelto: náufrago cielo amurallado…
Barataria, 17.III.2010

lunes, 22 de marzo de 2010

CIEGA TINTA DE LA SED

—Ciega esta tinta de la sed.
Otra vez, obstinado en deshacer la lluvia de mis sienes. Otra vez,
La sed en la ventisca ciega de la tinta. En ese barro sin tregua
De los días. En esa sombra de los alelíes en el traspatio de vitrinas.

Autor de la fotografía: Juan Santos Navarro










CIEGA TINTA DE LA SED








Vamos en esa agua castrada de las ilusiones truncas.
[Ayer las palabras tenían significados diferentes: En torno
A los balcones se asumía la bruma o el dulzor claro de las gotas
Del agua; era savia y fuego la habitación de los jardines.
Infinito en río de los tejados, los faroles sin miedo del instinto.
Ahora hay que cerrar las ventanas de la casa. Hay que cerrar
El tabaco fúnebre de las moscas, las razones que tiene la verdad
En las manos, las astillas desparramadas de la luz,
Los peces de las palabras en los campos de nudistas.
Hay que cambiar las llaves de la casa y entrar con sigilo,
Tocar si es posible el frío junto a las pulgas, hacerle honor al olvido
Recordando los grises del pan sin sal, el tomate de los sueños
Asediados por la herrumbre o simplemente temblar frente
A otras abstracciones menos perniciosas].
De pronto uno quisiera reunir toda la soledad de las begonias.
No así el absurdo espejo de los muertos.
En el reloj llueve el páramo de los brazos. La mano suave del agua
En la ducha, la bufanda de la lengua en los lóbulos del viento,
Deshacer los días con el abrigo de la angustia. Quitar las enredaderas
De las melcochas en las esquinas redondas del frío,
Lamer el pergamino dormido de los tapiales,
Saltarse los meses oscuros de los días, el ciempiés del crepúsculo
O la lluvia, los pespuntes del titubeo, el cigarro de la trementina
En el cansancio hacinado de los cacahuates.
Cualquier sed abre los folios de la luz en botellas. —Prefiero tirar
Al mar los muebles del recuerdo. Las páginas amarillas
De los caracoles, el sabor de las persianas cuando se piensa en jaulas,
Los ojos de las paredes en la estética de los maniquíes.
En esta tinta ciega de cascos, se oyen tullidas las monedas.
Tullido el monóxido en la garganta. Los poros de los muebles
Anochecidos por el hongo fiero de los monólogos en la deshora.
Uno piensa en el imán de tantos caminos. Uno de pronto quiere
Evaporar ciertos caminos, darle calor al cierzo del polen, mirar la mesa
Como la miran los niños, tocar los juguetes del alba;
Pero las calles lo untan a uno con lápidas, con esos gatos
Que alargan su alarido en los tejados y lanzan alaridos sin piedad.
Uno de pronto quisiera encontrar almíbar en escaleras y ascensores
Y no analgésicos en polvo para combatir ciertas fobias.
Así no serían tan evidentes las varices de las utopías. Los ojos epígonos
De las brasas, nidos con estiércol,
Confeti de astillas de ocote, pústulas en el entrecejo,
Los muebles del crepúsculo en desuso, los perfumes a punto
Del vértigo, la saliva insoportable de los decretos de ley, o ese vacío
Que suscitan los carámbanos al tocar el hueco del insomnio.
—Ciega esta tinta de la sed.
Otra vez, obstinado en deshacer la lluvia de mis sienes. Otra vez,
La sed en la ventisca ciega de la tinta. En ese barro sin tregua
De los días. En esa sombra de los alelíes en el traspatio de vitrinas.
Barataria, 11.III.2010

domingo, 21 de marzo de 2010

SESIÓN DE VENTANAS

Ayer era tangible la Esperanza como brújula en los pies.
Ayer el camino tenía abiertos los cuatro puntos cardinales.
Ayer era el oráculo de los espejos y no el equipaje con moscas
De trasfondo. No el despertar en vilo con abejas en las sienes.
Imagen tomada de la red










SESIÓN DE VENTANAS









Nada ha borrado el agua, Juana: el fuego
Quema aún como entonces —hace años, hace siglos.
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR

El amor es así. La sangre,
el país que me habla por dentro,
me hacen saber, y sabe
ser corriente agua del recuerdo.
JAVIER SOLOGUREN








Ahora se volvió cadáver la bodega de mi pecho. El candil
De las sábanas en la deshora de los meses. Es una sesión
De ventanas este recuento del cansancio en el taburete de la ceniza.
Ayer era tangible la Esperanza como brújula en los pies.
Ayer el camino tenía abiertos los cuatro puntos cardinales.
Ayer era el oráculo de los espejos y no el equipaje con moscas
De trasfondo. No el despertar en vilo con abejas en las sienes.
Desde luego no hay eternidad sin leña atizando la brasa.
No hay ventanas diáfanas en la soledad repetida de los cuadernos
De caligrafía, en la lección precaria de los saldos,
En el aliento voraz del abandono.
El humo del crepúsculo salta en la incertidumbre.
—¿Será posible otro camino donde el viento vista las ausencias,
Este trajín de grillos disecados?
—Hoy sería diferente si hubiese olvido total.
Sólo hoy a condición de no pensar en el mañana.
Sólo hoy sin demencias, ni suicidios. Sin ira ni relojes de miedo.
Sólo mientras gano el olvido.
Mañana será otro lugar perecedero.
Otro aire de cigüeñas fugaces.
Otro cementerio donde mueren los espejos trashumantes.
Sólo hoy con todos los sueños huérfanos de la cama. Sin cortinas,
Desnudo en el suelo, el vuelo de las alas, la latitud de los paraguas.
[Mañana será otro abrigo de cenizas fetales y letales.
Quizá envejecer junto a los trajes raídos del calendario,
Quizá imaginar otro muro con lagartijas, tropel de vocales inciertas,
Quizá bodegas de cansancio en el subsuelo,
Amarillas lluvias del desmayo,
Jaulas indelebles de los cronómetros, lenguas de jengibre, lavatorios
De avispas en la gramática de los sueños.
Mañana hablará el ascensor de las antípodas…]
Algo rompió el dique de los poros. El paroxismo de los dientes,
La azotea de las entrañas, la tristeza que castró la sed.
Hoy es hoy en esta sesión de ventanas. Nada más.
Con tus ojos de lejana primavera palpo el inútil día de las tejas,
Los cuartones rotos de la polilla, el cadáver de esta tierra de intemperie,
El animal extraño del cansancio,
La arena de los cementerios multiplicada en los ojos,
El patio trasero de los dedos con su niebla de insectos y roedores.
La oquedad vomita mesones de insomnio. Cuadernos baratos
Que se rompen a la luz de los prostíbulos de mala muerte.
Sólo hoy quiero morder el vestido de la tarde, —“imaginarte desnuda”,
Sin diezmos, ni remordimientos.
Sólo hoy, —al menos—, en el cajón de mis ojos, en el litoral
De los esteros del espejismo, en este madero de las certezas,
En esta calle mordida por el hedor.
Mañana será otra luz en la cara de los domingos. Y no sé si los caballos
Del recuerdo, tengan cascos de azúcar para este yogur
De marzo solitario. Para este invierno de insomnio…
Barataria, 07.III.2010

viernes, 19 de marzo de 2010

MENTRE CAMINE CAP A LA FI- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Aquest erm de la vigília en ple domini dels daus.
Res no resta als hangars del vent, sinó l’ombra de robers
Tancats. Aquesta matèria entorn de les agulles.

Aquest esquelet tacat de resquills de vívid rovell
Autor de la fotografía: Juan Sánchez Vázquez








MENTRE CAMINE CAP A LA FI
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Not every man knows what he shall sing at the end,
Watching the pier as the ship sails away, or what it will seem like
When he’s held by the sea’s roar, motionless, there at the end,
MARK STRAND







Mentre camine les mosques a la via pública fent de tot.
La meua respiració trencant les barreres del so. Els teus engonals
Enlluernants com un cavallet de mar.
Aquesta sort de tindre tot el paisatge en les meues ninetes.
Les hores de porcellana gastades en el tacte.
El cel de la calamitat esbocinat en el fum del tabac.
No hi ha res millor que caminar per aquests carrers irreals: A cada
Pas l’esternut dels cabdells pudrits,
Els infants complint el seu univers sense fatigues,
La fragància humana en la sinuositat dels ocells.
—A voltes, tinc la absoluta certesa del vertigen: la levitació
Necessària a la cambra, el destí palés dels gats
Al teulat, la bandera nacional com una oroneta a la gespa.
Vivim entre la audàcia pudenta de l’animós.
Entre la riallada de sal de la pixada als cantons.
Mentre camine els cistells trencats
Gasten el seu darrer menjar.
Un sent costures infinites a la gola. Fils d’invisible tràngol.
Els records s’apilonen en la cadira de l’ànim.
Sempre els rellotges es tornen una paradoxa en la confidència.
Pertot hi ha un risc en menjar les ombres.
Sempre pense en l’eternitat com un feix d’estelles
Foradant els armaris de la consciència.
Mentre camine es tomben tots els fantasmes al carrer:
—Els espills sobtats del dolor, la convulsió de l’odi, la fatiga,
De la follia o de l’amor, l’essència coronada dels meus errors,
El moll inexorable que se’m perdé en la primera milotxa,
Els morts que sempre saltaren sobtosament del meu escapulari,
El turbant de salmorra en les retines…
Mentre camine els cucs infecten les meues sabates.
Somie teixint hores diferents. La romeguera al litoral de la infantesa.
Aqueix no-res sense indulgència a les meues butxaques.
Aquest erm de la vigília en ple domini dels daus.
Res no resta als hangars del vent, sinó l’ombra de robers
Tancats. Aquesta matèria entorn de les agulles.
Aquest esquelet tacat de resquills de vívid rovell.
Baratària, 13.III.2010







MIENTRAS CAMINO HACIA EL FINAL







Not every man knows what he shall sing at the end,
Watching the pier as the ship sails away, or what it will seem like
When he’s held by the sea’s roar, motionless, there at the end,
MARK STRAND







Mientras camino las moscas en la vía pública haciendo de todo.
Mi respiración rompiendo las barreras del sonido. Tus ingles
Deslumbrantes como un caballito de mar.
Esta suerte de tener todo el paisaje en mis pupilas.
Las horas de porcelana gastadas en el tacto.
El cielo de la calamidad despedazado en el humo del tabaco.
No hay nada mejor que caminar sobre estas calles irreales: A cada
Paso el estornudo de los repollos podridos,
Los niños cumpliendo su universo sin fatigas,
La fragancia humana en la sinuosidad de los pájaros.
—A veces, tengo la absoluta certeza del vértigo: la levitación
Necesaria en la habitación, el destino manifiesto de los gatos
En el tejado, la bandera nacional como una golondrina en el césped.
Vivimos entre la audacia maloliente del bizarro.
Entre la carcajada de sal de la orina en las esquinas.
Mientras camino los guacales rotos
Gastan su última comida.
Uno siente costuras infinitas en la garganta. Hilos de invisible trance.
Los recuerdos se agolpan en la silla del ánimo.
Siempre los relojes resultan en una paradoja en la confidencia.
El cualquier lado hay un riesgo al comer las sombras.
Siempre pienso en la eternidad como un haz de astillas
Horadando los armarios de la conciencia.
Mientras camino se vuelcan todos los fantasmas en la calle:
—Los espejos repentinos del dolor, la convulsión del odio, la fatiga,
De la locura o del amor, la esencia coronada de mis errores,
El muelle inexorable que se me perdió en la primera piscucha,
Los muertos que siempre saltaron súbitamente de mi escapulario,
El turbante de salmuera en las retinas…
Mientras camino los gusanos infectan mis zapatos.
Sueño tejiendo horas diferentes. La zarza en el litoral de la infancia.
Esa nada sin indulgencia en mis bolsillos.
Este páramo de la vigilia en pleno dominio de los dados.
Nada queda en los hangares del viento, sino la sombra de roperos
Cerrados. Esta materia en torno a las agujas.
Este esqueleto manchado con esquirlas de vívida herrumbre.
Barataria, 13.III.2010

lunes, 15 de marzo de 2010

A BOCA DE CANÓ- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Autor de la fotografía: Jorge Viñas








A BOCA DE CANÓ
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó









La muerte lo hace temblar, lívido,
le hincha las venas, le hincha el cuello,
le afloja la carne, le agranda
los tendones que unen los huesos...
FRANÇOIS VILLON








Els quaderns defalleixen en els disturbis de la memòria.
Creix davall del sol l’hàlit de la mort.
Ningú no és qui és entre els morts. La por es nodreix en aquesta ciutat
Sense portes, a boca de canó el desendreçament, les hosts de la fetor.
No som el miracle del pètal als jardins,
Sinó el brot soterrat de les llavors. El vestíbul a les fosques
De les estàtues, l’hivernacle atroç de l’anihilament.
Al cap i a la fi no es viu amb aforismes als atris de les esglésies,
Ni amb una metàfora de servidor públic.
La violència és més filosa que els raonaments de Sòcrates.
Els catecismes no ens salven de la violència,
Ni soterrant qualsevol penediment o descarregant culpes.
Vivim arrabassats per la intempèrie de l’efímer:
—Ací la mort amb tota la seua fantasia macabra. Ací el desvari
Dels mocadors. Ací la sal als dragants.
Escoltem la ràfega i no és un vals, ni un blues, ni una melodia
Pop, sinó el trac-a-trac del foc en l’ambient.
Hem arribat a un punt que la cendra ens és domèstica.
I no hi ha prou escrúpol, sinó oblit i dissimulació.
Malgrat tot, els meus somnis naveguen obedients en la vigília.
És quasi una eternitat anar descalç i sobreviure en el soterrani
De les claus. En l’estany de la tenebra.
Necessitem olis i trompetes per a enderrocar aquest udolament de Cíclop;
Necessitem ebenistes per a enlluentar la tristesa,
Necessitem matamosques per a foragitar el brunzir;
Necessitem espàtules i cremes i no títols, ni antibiòtics.
A l’espill del pit se’ns veuen els morts. —Finestra grisa
Del desencaminament, —lluerna d’Adam a Delfos, a les catacumbes
On el dolor manca de taxonomies i esdevé ombra unànime.
—I com els seus besllums tan macabres ens converteixen en anfiteatre,
On ens delita l’apozema de sang
Vessada a la vorera, després d’entrar la bala o el ganivet a la costella?
És la veritat. Dura veritat de la Sodoma.
No hi ha engrut que pegue els monyons, ni restaure l’ànima
Escabotada. No hi ha política perquè acabe aquesta pantalla de boira
Als ulls. No hi ha aigua que netege els alvèols.
No és part la sang estovada als llençols. És la paràlisi
Pudrida a tota lògica.
És dolorós veure’s en un País de Pilat. En un País de torts.
No és part la sang que assota les ninetes. És el fil de l’oix
Que penja de les temples. El xerrac, la destral, el reble.
No és part la sang indigent als panys,
És el fetge tallat a dentegades…
Baratària, 14.III.2010









A QUEMARROPA







La muerte lo hace temblar, lívido,
le hincha las venas, le hincha el cuello,
le afloja la carne, le agranda
los tendones que unen los huesos...
FRANÇOIS VILLON










Los cuadernos desfallecen en los disturbios de la memoria.
Crece bajo el sol el hálito de la muerte.
Nadie es quien es entre los muertos. El miedo se nutre en esta ciudad
Sin puertas, a quemarropa el desaliño, las huestes del hedor.
No somos el milagro del pétalo en los jardines,
Sino el brote soterrado de las semillas. El zaguán a oscuras
De las estatuas, el invernadero atroz del aniquilamiento.
Después de todo no se vive con aforismos en los atrios de las iglesias,
Ni con una metáfora de servidor público.
La violencia es más filosa que los razonamientos de Sócrates.
Los catecismos no nos salvan de la violencia,
Ni soterrando cualquier remordimiento o descargando culpas.
Vivimos arrebatados por la intemperie de lo efímero:
—Aquí la muerte con toda su fantasía macabra. Aquí el desvarío
De los pañuelos. Aquí la sal en los tragantes.
Escuchamos la ráfaga y no es un vals, ni un blues, ni una melodía
Pop, sino el tableteo del fuego en el ambiente.
Hemos llegado a un punto en donde la ceniza nos es doméstica.
Y no hay escrúpulo suficiente, sino olvido y disimulo.
Pese a todo, mis sueños navegan obedientes en la vigilia.
Es casi una eternidad andar descalzo y sobrevivir en el subterráneo
De las llaves. En el estanque de la tiniebla.
Necesitamos aceites y trompetas para derribar este aullido de Cíclope;
Necesitamos ebanistas para darle brillo a la tristeza,
Necesitamos matamoscas para ahuyentar el zumbido;
Necesitamos espátulas y cremas y no títulos, ni antibióticos.
En el espejo del pecho se nos ven los muertos. —Ventana gris
Del extravío, —trasluz de Adán en Delfos, en las catacumbas
Donde el dolor carece de taxonomías y se vuelve sombra unánime.
—¿Y cómo sus destellos tan macabros nos convierten en anfiteatro,
Donde nos deleita la pócima de sangre
Vertida en la acera, tras entrar la bala o el cuchillo en la costilla?
Es la verdad. Dura verdad de la Sodoma.
No hay engrudo que pegue los muñones, ni restaure el alma
Cercenada. No hay política para que acabe esta pantalla de niebla
En los ojos. No hay agua que limpie los alvéolos.
No es parto la sangre ahuecada en las sábanas. Es la parálisis
Podrida a toda lógica.
Es doloroso verse en un País de Pilatos. En un País de tuertos.
No es parto la sangre que azota las pupilas. Es el filo de la náusea
Que pende de las sienes. El serrucho, el hacha, el cascajo.
No es parto la sangre indigente en las cerraduras,
Es el hígado sajado a puro diente…
Barataria, 14.III.2010

domingo, 14 de marzo de 2010

LUZ DE LA BRASA

Uno macera los poros en los garabatos de la brasa. Ahí crepita
El libro del fuego. La claridad del vuelo y hasta la estatua
Destronada de su pedestal inerte.
A menudo me pierdo en los paraguas ambulantes de mis cigarrillos.
Gotea la santísima trinidad en el ropero de mi respiración...
Ilustración tomada de la red









LUZ DE LA BRASA








…cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte…
LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE

Olvida el mar, con muerte de bolsillo,
hasta que sean legibles tus entrañas.
BEATRIZ HERNANZ ANGULO








Donde hay paraguas y campanas, existe la posibilidad
De la caricia, el calendario grabado en el bautismo.
Uno macera los poros en los garabatos de la brasa. Ahí crepita
El libro del fuego. La claridad del vuelo y hasta la estatua
Destronada de su pedestal inerte.
A menudo me pierdo en los paraguas ambulantes de mis cigarrillos.
Gotea la santísima trinidad en el ropero de mi respiración:
—Se apaga, enciende como un toro de destellos; colina de rieles
En los escapularios; caballo planetario en la hojarasca del jade.
Al cabo la luz de la brasa tiene vocación de transeúnte.
De piedra en tránsito por más devastaciones de insepultos cedazos.
Hiere en la sombra el predio de la conciencia.
Desnuda como desnudar el aliento en las mejillas.
Provoca como la gravedad de la vigilia.
Desvela la amnesia en la sal de la conciencia.
Es el dolor apretado sin toallas en el respiro. Visceral lava. Intrepidez
Retorcida en el hocico de los perros. —Golpea sobre el polvo
De los zapatos. Deja ver la miseria de la lengua en los atrios,
En el nido parco del árbol, en la noche subterránea de la risa.
La colmena de la brasa tiene siglos de colmenas.
Escalara donde no caben los gemidos, ni los trenos. Salvo que la luz
Misma apriete los lápices de la deshora.
[La luz de la brasa es medialuz: hunde su propia espesura en el barro;
Supura en el ansia de las manos; come en los aleros de las manos
Que la crean; desvela el agravio de las esquirlas del tiempo.
—Siempre está ahí en la entrecejo del vilano, en la mariposa dormida
Del mimbre, en el ala azul de las luciérnagas,
En la modorra tetelque del césped].

—Nosotros, aquí, sentados en el pecho de la piedra.
Jugando a las horquetas torcidas del destino. A la mata de maíz
Del aire, a los centavos de los recuerdos en los piojos,
A la oscuridad que siempre nos sueña y ahoga sin promesa de ocote.
Hemos perdido el chupamiel de los zanates.
El polvo para la horchata de la culebra de cascabel,
La ardilla en el breñal de las hormigas. —Has perdido cuanto ganaste
De luz: ahora es la oquedad en una puerta ciega.
Los párpados al filo del desvarío. Las sirenas en la almohada,
O aquellas aguas de sonrisa parecidas al cierzo.
Nunca la luz de la brasa es plena: hay que soplarla con el badajo
De la lengua hasta la orgía de los meteoros.
Nunca se muerden de un tajo los pantanos o la felicidad cierta.
Hay que trasegar la escoria en aire respirable.
Hay que amanecer cazando los pájaros esquivos del reloj.
Hay que morir y nacer como los pies en el lavatorio o las aguas
Partidas de la sal en el cristal del libro Eterno.
Nunca la luz de la brasa lo fue todo. Hay que golpear hasta amanecer
En el búho insepulto de la audacia.
Hay que hacer del pétalo trizado, un corpiño de coros gongorinos.
Barataria, 06.III.2010

sábado, 13 de marzo de 2010

ERM A LA TAULA-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó


Ilustración tomada de la red








ERM A LA TAULA
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó









…ese salto del héroe al antihéroe,
Ese trapecio roto de los angustiadores:
Muelle donde los ángeles
Se pudren en tus ojos,…
YVÁN SILÉN










Mai el paper higiènic no serví per a limpiar la geniva dels armaris de paret,
Ni tu estigueres amb mi nits senceres per a envellir junts
En aquesta batalla de llindes de ferro.
Terra adins la llunyania és atzarosa. Elss colors desllavassen l’últim
Sopar, la boca nàufraga en l’escuma que la sosté.
Un día som, ací, hoste de la mendicitat de la civada quaker
Sense musli granola, sense passes, sense absurdes sopetes en pols.
La vehemència mai no és bona consellera dels números cardinals.
La pressa tampoc no construeix bastides en la taula.
El vertader blau només el trobem al melic del mar.
Ja m’he acostumat a tindre grams de suor en la taula
I no les pàgines senceres de les empremtes digitals.
[Onsevulla que estigues, sigues la força motriu del sement, la finestra
Dels clarions, el diafragma d’orgasmes múltiples, l’ull exacte
De les vocals a les drassanes, l’ imant compacte de la llum.
Onsevulla que estigues, dóna’m la paella dels navilis.
El forn de la teua diadema
I la dalla de les culleres per al tràfec].
De sobte un no sap què fer amb aquest País de malifetes:
Riure o plorar o fer casetes de paper
Flotar en els llibres de Kafka,
Llepar la sal de l’artifici,
Engrossar les vaques flaques del mugit.
De sobte el poder polític bull com el graffiti en les parets.
De sobte una pel·lícula tres ics és més eloqüent que un curs
D’oratòria o gramàtica. Que els peixos dibuixats en la infantesa.
De sobte, també, el crepuscle commou amb un refrany,
En una caixeta de mixtos, en una nina amb milotxes de rerafons.
Qui pot seure a la cadira de la calitja a ple migdia,
Junt a la nit amb telèfons ofegats,
Amb escalpels de cendra,
Amb colpets de pit a les llambordes?
Potser tu que no creus en els ocells ni en els crisantems,
Ni en el Sant Andreu de la porta de colp del Paradís.
—Un dia te’aboques a la taula del paradís sense estovalles.
Al regne del veí sense llençols, a les grafies de l’orina damunt del
Farcell, a la pedra que ens serveix de soterrani.
La llengua és breu per a les forquilles de les fotografies.
Sobra el foc de les falgueres, les enfiladisses agredolces
De les almoines, —aquesta fam sinistra de la diàspora.
—On és la proclama dels condiments, la paella subliminal
De les teues costelles, l’himne de la progènie,
El motelet on caçàvem gavines?
Unes finestres de sucre ens fan falta per a endolcir els túmuls
De l’Univers. Eixir il·lesos de l’estrèpit dels paral·lels.
Una botella de mar ens fa falta per a sobreviure les setmanes.
L’erm és una agulla enfilada a les temples. —Tu i jo—,
Cimbells de certs carrers amb passamuntanyes…
Baratària, 06.III.2010










PÁRAMO EN LA MESA








…ese salto del héroe al antihéroe,
Ese trapecio roto de los angustiadores:
Muelle donde los ángeles
Se pudren en tus ojos,…
YVÁN SILÉN










Jamás el papel higiénico sirvió para limpiar la encía de las alacenas,
Ni vos estuviste conmigo noches enteras para envejecer juntos
En esta batalla de umbrales de hierro.
Tierra adentro la lejanía es azarosa. Los colores deslavan la última
Cena, la boca náufraga en la espuma que la sostiene.
Un día somos, aquí, huésped de la mendicidad del quaker
Sin granola, sin pasas, sin absurdas sopitas en polvo.
La vehemencia nunca es buena consejera de los números cardinales.
La prisa tampoco construye andamiajes en la mesa.
El verdadero azul lo encontramos sólo en el ombligo del mar.
Ya me he acostumbrado a tener gramos de sudor en la mesa
Y no las páginas enteras de las huellas digitales.
[Donde estés, sé la fuerza motriz de la semilla, la ventana
De las crayolas, el diafragma de orgasmos múltiples, el ojo exacto
De las vocales en los astilleros, el imán compacto de la luz.
Donde estés dame la sartén de los navíos. El horno de tu diadema
Y la guadaña de las cucharas para el trasiego].
De pronto uno no sabe qué hacer con este País de entuertos:
Reír o llorar o hacer casitas de papel
Flotar en los libros de Kafka,
Lamer la sal del artificio,
Engordar las vacas flacas del mugido.
De pronto el poder político hierve como el graffiti en las paredes.
De pronto una película tres equis es más elocuente que un curso
De oratoria o gramática. Que los peces dibujados en la infancia.
De pronto, también, el crepúsculo conmueve con un refrán,
En una cajita de cerillos, en una niña con piscuchas de trasfondo.
¿Quién puede sentarse en la silla de la neblina a pleno mediodía,
Junto a la noche con teléfonos ahogados,
Con escalpelos de ceniza,
Con golpecitos de pecho en los adoquines?
Seguramente vos que no crees en los pájaros ni en los crisantemos,
Ni en el San Andrés de la puerta de golpe del Paraíso.
—Un día te asomas a la mesa del paraíso sin manteles.
Al reino del vecino sin sábanas, a las grafías de la orina sobre
El petate, a la piedra que nos sirve de sótano.
La lengua es breve para los tenedores de las fotografías.
Sobra el fuego de los helechos, las enredaderas agridulces
De las limosnas, —esta hambre siniestra de la diáspora.
—¿Dónde está la proclama de los condimentos, la sartén subliminal
De tus costillas, el himno de la progenie,
El motelito donde cazábamos gaviotas?
Unas ventanas de azúcar nos hacen falta para endulzar los túmulos
Del Universo. Salir ilesos del estruendo de los paralelos.
Una botella de mar nos hace falta para sobrevivir las semanas.
El páramo es una aguja enhebrada en las sienes. —Vos y yo—,
Señuelos de ciertas calles con pasamontañas…
Barataria, 06.III.2010

martes, 9 de marzo de 2010

NADA JUSTIFICA NADA

Al final, cada quien anda el camino que le toca.
Los cuerpos perseguidos en la espuma.
Las sillas distintas cada día. El reloj hondo de los laberintos.
Nada es uno cuando las losas lo laceran los calcañales.

Autor de la fotografía: Alonso Muñoz








NADA JUSTIFICA NADA








Nada justifica la sombra en nuestros pasos. Ni la angustia
De los opuestos en nuestros pies cansados de deambular
A través de calles inciertas.
Los ciempiés en los hilos de los calcetines, el escarabajo del aliento,
La modorra de las pupilas en la uña de gato del ciprés,
El cincho de las enredaderas en la garganta del suplicio,
Los días feriados en canastos, la semana en el pantano de las cobijas.
—¿Dónde está la claridad de la oscuro, las eternas raíces del agua?
Los tejados verdes de la Esperanza cada día se vuelven
Ramas de suspiros tendidos en la hojarasca.
¿Dónde está el camino en este desierto de pájaros? —Aguas interiores
Sosteniendo el aliento,
El aire humedecido del badajo sobre los poros,
Los almendros de río tendidos en las pestañas.
En la ausencia de la patria hay lágrimas como hangares,
Cielos falsos que penetran en el ansia. Huesos de un jardín siniestro.
¿Qué haces caminando sin brújula por Sunnyvale, en el Fair Oaks
Avenue, con cansancio de sol? Las noches como una cárcel en la luz.
Días de palmeras entumecidas. Vacíos, ahora, de almas llenas.
Al final, cada quien anda el camino que le toca.
Los cuerpos perseguidos en la espuma.
Las sillas distintas cada día. El reloj hondo de los laberintos.
Nada es uno cuando las losas lo laceran los calcañales.
Cuando los imposibles aplastan de un tajo todo el paisaje.
Cuando la distancia del tacto se vuelve profundo arrecife de escorias.
—Debo pensar que vivir es ir perdiendo los caminos y quedarse uno,
Sobre los rastrojos de las tumbas.
Sobre la herida endurecida,
Sobre el río impasible de las piedras.
De rodillas la luna temprana del sueño. Manos atadas sobre la escalera
De de la garganta. Manos inútiles sobre el germen de las ventanas.
—Distante de cualquier olvido,
El recuerdo hunde sus cuchillos grises en el ojo del cielo.
Así vamos entreabriendo cada imposible del calendario. Sin tregua
El golpe de las esquinas en las sienes. Los fantasmas cóncavos
De siempre, el reloj inmutable, líquido, de las islas.
Pienso en el momento de cuando defendíamos la transparencia.
En el lago de ramas de tus senos azules. En la mesa suave del ombligo,
En el acordeón de pájaros de la alegría, en el suelo espeso
De las abejas. En el día diurno del júbilo.
Hoy los dedos se agolpan a la deriva sobre el estado de sitio
Del calambre. La pequeñez de la voz en el petate del alfabeto.
Nos toca, después de todo, vivir el verano del polvo con su lengua seca.
Nos toca ver la noche en el alba de la espuma, en la grieta de la sal,
En la carne próxima a podrir sus pupilas,
En el fuego que se consume a riesgo de quemar todos los atrios
De las lámparas y la miel…
Barataria, 09.III.2010

lunes, 8 de marzo de 2010

DESNUDEZ ANTICIPADA

Desnudo el futuro sin héroes… ni puertas, ni pedestales:
—Lo devoro la paradoja y la Babel de la hoguera.
Ilustración tomadada de Ojo digital








DESNUDEZ ANTICIPADA









Desnudez anticipada el País en la medianoche de su imaginario.
Desnudo el musgo en el alma.
La brevedad y la canela intacta del arco iris.
Desnudo el acantilado de las rodillas en la espuma,
Desnudo el credo y la costilla en la intemperie,
Los cascos hundidos en la arena celeste de los litorales,
El cofre de plastilina en el cuaderno de las mariposas.
Desnudo el futuro sin héroes… ni puertas, ni pedestales:
—Lo devoro la paradoja y la Babel de la hoguera.
Arde cada lección del resuello en las lápidas. El rumor agorero
De los espectros, el difuso calendario de los jardines, el desierto
De orfebres sin promesas. La historia cubierta de bisutería.
Antes sangré en el ventarrón de las catacumbas.
El incienso anticipó la trastienda de los tapices. Los pájaros
Ciegos de los estanques. Las banderas movedizas del agua,
El hollín de la vigilia en la habitación del aire.
—Hay desnudez total en este vivir de las esquirlas del País.
Desnudez a un tiempo de mendicidad. Nube sobre nube de sombras
Obedientes. Latidos de nómadas oídos. Dioses sin enigmas.
Fuimos tirados a la espina del polvo.
¿Dónde encontramos cofres de sueño, ramas de luna infinitas?
¿Dónde la certeza con alambiques de ternura, —cucharas de áureo
Tiempo? ¿Dónde encontrarnos el principio del aliento
Asumiendo el cristal de las ventanas?
La calma quema en cada sombra de espectros. Estremece
La aceptación del olvido, la justicia estéril de las funerarias.
Siempre ver a través del grifo de las poluciones, los zapatos ciegos
De la esperma, el viejo ombligo de la intimidad,
La lengua de los rieles atravesando el pecho, el ojo inexorable
De los cabellos en plena caída libre de los espejos.
Es el calendario quien extiende hojarascas en el pecho. Prolonga
La brasa de los párpados. Muerde los linderos de los pasos.
Es el tronco del desvelo quien se encarga del desorden de la noche.
Es esta hambre de ventanas quien se agolpa para ladrarle
Al filo de las mochetas, a los tapiales de las enredaderas.
Es esta caleta del azar la que también trasiega las sombras:
—Vos y yo en las palabras. Vos y yo de la ceniza al pensamiento.
De la desnudez al pájaro del País. De la piedra al aire.
De la breña —que aún existe— en los epígrafes del polen.
Traemos —vos y yo—, esa herencia de las dunas en obleas,
El antaño fuego de los pergaminos, la lejanía del sol sobreviviente,
Aquel latido de almohadas, el candil del susurro,
Y sin embargo, debemos transpirar luciérnagas, óleos de trasegados
Alambiques, espejos de profunda transfusión.
—Vos y yo, desnudos en el guacal de las revelaciones:
Estancia para este respiro de sed y sábanas…
Barataria, 05.III.2010

domingo, 7 de marzo de 2010

CRESOL DE LA PLAGA-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Llepa l’hivernacle de la letàrgia.
Llepa les set estacions intemporals.
Llepa el formigueig de la matinada sense llençols.
Llepa el fil l’aureola dels soterranis, el cadàver de la veu, el cec
Foc calcinat, el tonell de la brida, el nové manament
Dels llavis, el porus emboçat dels robers, el cap del clau
De l’ansietat sobre les puntes del respir.

Autor de la fotografía: José Fernández García








CRESOL DE LA PLAGA
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







…la noche entera sin descanso alguno
JUAN BOSCÁN

Al cabo de los años, he olvidado los ojos,
los senos, los tobillos, aquel cuerpo
ENRIC SÒRIA









Crema la plaga al cresol de la fe, en l’espesor feridor
Dels escapularis. Goteja el lliri del Gòlgota,
La flassada gemegant de les esquerdes i les lluernes.
Som el cadamunt del sutze en la fusta. El desvetlament dessagnat
De la veu, el mateix somni d’un cisell a l’eixam.
Veig pujar l’angoixa a la marea de la sang. Hora del pols
A la toga del basalt. Infinita flama de l’alberg. Circell encendrat
Del baf —Ací reste al túnel esfondat del respir.
Ací restes en la perplexitat dels canelobres,
Bevent les aigües de la nit, lliurada al nus de la saliva.
Cada dolmen del fum trenca l’arc iris. La vena obsessa de l’hora,
Llepa l’hivernacle de la letàrgia.
Llepa les set estacions intemporals.
Llepa el formigueig de la matinada sense llençols.
Llepa el fil l’aureola dels soterranis, el cadàver de la veu, el cec
Foc calcinat, el tonell de la brida, el nové manament
Dels llavis, el porus emboçat dels robers, el cap del clau
De l’ansietat sobre les puntes del respir.
Als cementeris l’eternitat sempre s’esdevé un vitrall de bullents
Semprevives. Fidel a aqueixa plaga, parle amb les criptes, i m’assec
A dissoldre el vestit del cement.
Quan entre als gestos de la flama, la flama en la seua ficció,
Descendeix a l’estupor. Cau en el graffiti de les parets; inclina els braços
De la seua creu, en la creu agònica dels porus.
—Cada dia som, —tu i jo—, aqueixa gebrada del miratge.
Transeünts de la lava. Rumbs distints del refilet. Només rostres
Semblants a uns altres rostres que suen l’eternitat als pals
Descalços del somni. Som, ací, en l’hora nona dels muts,
El vent orejat de les aigües, qualsevol aigua sense pica baptismal.
Assentem l’Esperança en cadires d’arna. En l’abisme mut
De la veu, als tamborets de les relíquies, en l’endevinalla insospitada.
De penes mirem, des de sempre, la riba del foc,
El pou del pa en la diafanitat de la memòria. —De penes —dic—,
La fogassa de la gaubança, la casa concebuda de les aliances.
És un peregrinar badat de les dents. No hi ha fil concebut,
Ni llengua que humitege l’enderroc en la boirina de les mans.
Sempre l’instant prim, falaç, —teu i meu—: crema suprema
De la brasa. Flema a prova de cercles i sutze i escòria.
Al fossat de la brida, cec l’ocell de l’ànima. Fosc el forceig.
El querosé descarna les certeses. Els guants dels núvols trenquen
Les temples, —Aqueix minut que resumeix allò viscut.
Al sucre esquívol de les abelles, els genolls de l’ansietat,
El credo de la calitja, la por a la sal trafegada dels dits,
La llengua continguda en la plaga, el cel de siamesos sinistres.
En l’arcà de les becades, la llum verda soterrada, i el gemec,
Crucifix, potser, d’aquesta captivitat sense eixida…
Baratària, 05.III.2010









CANDIL DE LA LLAGA








…la noche entera sin descanso alguno
JUAN BOSCÁN

Al cabo de los años, he olvidado los ojos,
los senos, los tobillos, aquel cuerpo
ENRIC SÒRIA









Arde la llaga en el candil de la fe, en la espesura hiriente
De los escapularios. Gotea el lirio del Gólgota,
La cobija gimiente de las rendijas y los tragaluces.
Somos el desván del hollín en la madera. El desvelo desangrado
De la voz, el mismo sueño de un cincel en el enjambre.
Veo subir la angustia a la marea de la sangre. Hora del pulso
En la toga del basalto. Infinita llama del albergue. Rizo encenizado
Del soplo. —Aquí estoy en el túnel desfondado del respiro.
Aquí estás en la perplejidad de los candelabros,
Bebiendo las aguas de la noche, entregada al nudo de la saliva.
Cada dolmen del humo quiebra el arco iris. La vena obsesa de la hora,
Lame el invernadero del letargo.
Lame las siete estaciones intemporales.
Lame el hormigueo de la madrugada sin sábanas.
Lame el filo la aureola de los sótanos, el cadáver de la voz, el ciego
Fuego calcinado, el témpano de la brida, el noveno mandamiento
De los labios, el poro embozado de los roperos, la cabeza del clavo
De la ansiedad sobre las puntas del respiro.
En los cementerios la eternidad siempre resulta un vitral de bullentes
Siemprevivas. Fiel a esa llaga, hablo con las criptas, y me siento
A disolver el traje del cemento.
Cuando entro a los gestos de la llama, la llama en su ficción,
Desciende al estupor. Cae en el graffiti de las paredes; inclina los brazos
De su cruz, en la cruz agónica de los poros.
—Cada día somos, —vos y yo—, esa escarcha del espejismo.
Transeúntes de la lava. Rumbos distintos del trino. Sólo rostros
Semejantes a otros rostros que sudan la eternidad en los mástiles
Descalzos del sueño. Somos, aquí, en la hora nona de los mudos,
El viento oreado de las aguas, cualquier agua sin pila bautismal.
Sentamos la Esperanza en sillas de polilla. En el abismo mudo
De la voz, en los taburetes de las reliquias, en el acertijo insospechado.
Apenas miramos, desde siempre, la orilla del fuego,
El pozo del pan en la diafanidad de la memoria. —Apenas —digo—,
La hogaza del regocijo, la casa concebida de las alianzas.
Es un peregrinar quebrado de los dientes. No hay hilo concebido,
Ni lengua que humedezca el escombro en la neblina de las manos.
Siempre el instante delgado, falaz, —tuyo y mío—: quema suprema
De la brasa. Flema a prueba de círculos y hollín y escoria.
En el foso de la brida, ciego el pájaro del alma. Oscuro el forcejeo.
El kerosene descarna las certezas. Los guantes de las nubes rompen
Las sienes, —Ese minuto que resume lo vivido.
En el azúcar esquivo de las abejas, las rodillas de la ansiedad,
El credo de la bruma, el miedo a la sal trasegada de los dedos,
La lengua contenida en la llaga, el cielo de siameses siniestros.
En el arcano de los entresueños, la luz verde soterrada, y el gemido,
Crucifijo, acaso, de este cautiverio sin salida…
Barataria, 05.III.2010

viernes, 5 de marzo de 2010

HORA PROFUNDA-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Per a tornar a la Gràcia és necessari netejar la foscor: Els anys caven
El treball del somni, el tragí de la llum entre nosaltres.
Fill del pa, la joia de les ales, l’arc iris dels galls en l’aigua;
El diàleg insondable dels pètals al seu lloc.

Autor de la fotografía: Alfredo Penella Delgado









HORA PROFUNDA
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Yo sé que hay quienes dicen: ¿Por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Esos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
RUBÉN DARÍO







Llegesc en cada vèrtebra del rellotge, l’huracà del pànic: —Les hores
De cada dia, que maceren els teulats.
Per a tornar a la Gràcia és necessari netejar la foscor: Els anys caven
El treball del somni, el tragí de la llum entre nosaltres.
Fill del pa, la joia de les ales, l’arc iris dels galls en l’aigua;
El diàleg insondable dels pètals al seu lloc.
A voltes el crit de la saliva se’ns mostra com sendera fidel,
L’horror que furga invisible en el Nou Ordre,
La sal redona de les artèries, els caragols endredats en les ombres,
—Ningú no veu la soledat en les monedes del sol.
Ningú no guareix les flaires de l’alé al trencat jardí del vent.
La sopa de la turbulència porta segles de cendra.
Els martells aposten als usos horaris dels habitants.
El pòl·len és pòstum en el engrut sargit de les gàbies.
Al desert del brufol riu la nit.
—Hi ha meteors d’ocells entre les síl·labes dels porus, al sòl
Ras dels morts sense canícula?
—De cas l’insomni ens dóna cap treva per a no veure esquelets?
—Pregunte sense tindre cap resposta clara, ni hores profundes en aqueixa
Aigua ploguda de les lluernes—
Amb una alenada de campanes estroncables, esquince el tauler
De les paraules, el rat de les reverberacions, la salamandra
De la sort, el teuladí verbal de l’èxtasi.
Hi ha hores atapides en el tragí del País. Hores per al show
Del moment. Hores amb borrissol púbic i piercing. Però també
Hi ha hores descarnades, —hores de fang bracejant l’asfixia.
Hi ha hores profundes, és clar, on els vaticinis contraataquen,
On es pot incendiar la demència pel refilet,
On la potestat dels psalms enllumena com el cristall de l’alba.
A voltes necessite la carpa per a saber que existeixes:
[Necessite el carné d’identitat de les llànties, les aixelles del gemec,
El melic d’un pur havà, el gall que picoteja el cerç,
El cadàver que jau al túnel dels il·lustrats i eminents,
La gota polvoritzada del bateig en la meua front,
Tu boca alliberada capaç de reconéixer-me enmig de cortines de Babel.
Necessite la costella del teu etern deliri. La bassa on naden
Els meus llavis, aqueixa brasa perpètua del teu entrecuix].
A sobre la llum, tremola la llum les seues raneres. Cristall del profund.
Al coixí, la proclamació del dia: —El jardí nu
Del foc, l’ala que crida en abocar-se a la branca de les paraules.
A les teues sines la respiració, el hàlit dels meus punys i l’aigua estesa
Del teu vestit als meus braços.
A sobre la llum, tremola la llum les seues raneres: llum besada en la cavitat
De la nit, en la despertada dels sentits…
Baratària, 27.II.2010








HORA PROFUNDA







Yo sé que hay quienes dicen: ¿Por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Esos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año.
RUBÉN DARÍO








Leo en cada vértebra del reloj, el huracán del pánico: —Las horas
De cada día, que maceran los tejados.
Para volver a la Gracia hay que limpiar lo oscuro: Los años cavan
El trabajo del sueño, el trajín de la luz entre nosotros.
Hijo del pan, la joya de las alas, el arco iris de los gallos en el agua;
El diálogo insondable de los pétalos en su sitio.
A veces el grito de la saliva se nos muestra como sendero fiel,
El horror que hurga invisible en el Nuevo Orden,
La sal redonda de las arterias, los caracoles enredados en las sombras,
—Nadie ve la soledad en las monedas del sol.
Nadie sana los aromas del aliento en el quebrado jardín del viento.
La sopa de la turbulencia lleva siglos de ceniza.
Los martillos apuestan a los usos horarios de los habitantes.
El polen es póstumo en el engrudo zurcido de las jaulas.
En el desierto del búho ríe la noche.
—¿Hay meteoros de pájaros entre las sílabas de los poros, al suelo
Raso de los muertos sin canícula?
—¿Acaso el insomnio nos da alguna tregua para no ver esqueletos?
—Pregunto sin tener respuestas claras, ni horas profundas en esa
Agua llovida de las luciérnagas—
Con una bocanada de campanas restañables, rasgo el tablero
De las palabras, el ratón de las reverberaciones, la salamandra
De la suerte, el gorrión verbal del éxtasis.
Hay horas de relleno en el trajín del País. Horas para el show
Del momento. Horas con bello púbico y piercing. Pero también,
Hay horas descarnadas, —horas de fango braceando la asfixia.
Hay horas profundas, desde luego, donde los vaticinios contraatacan,
Donde se puede incendiar la demencia por el trino,
Donde la potestad de los salmos alumbra como el cristal del alba.
A veces necesito la carpa para saber que existes:
[Necesito el carné de identidad de las lámparas, las axilas del quejido,
El ombligo de un puro habano, el gallo que picotea el cierzo,
El cadáver que yace en el túnel de los ilustrados y eminentes,
La gota pulverizada del bautizo en mi frente,
Tu boca liberada capaz de reconocerme en medio de cortinas de Babel.
Necesito la costilla de tu eterno delirio. La poza donde nadan
Mis labios, esa brasa perpetua de tus entrepiernas].

Sobre la luz, tiembla la luz sus estertores. Cristal de lo profundo.
En la almohada, la proclamación del día: —El jardín desnudo
Del fuego, el ala que grita al asomarse a la rama de las palabras.
En tus senos la respiración, el hálito de mis puños y el agua extendida
De tu vestido en mis brazos.
Sobre la luz, tiembla la luz sus estertores: luz besada en la cavidad
De la noche, en el despertar de los sentidos…
Barataria, 27.II.2010




jueves, 4 de marzo de 2010

NO ES NADA EL OLVIDO, LA LUZ…


Autor de la fotografía: Julio Cobos Merino









NO ES NADA EL OLVIDO, LA LUZ…







Ahora el silencioun silencio
duro, sin manantiales,
sin retamas, sin frescura,
un silencio que persiste y se ahonda
aun detrás del estrépito…
AURELIO ARTURO






No es nada el olvido si el olvido mismo es la memoria. Si la palabra
Alienta ese juego de sábanas. El café en la colilla efímera
De la tarde, la esquina de aniversarios en sombras de cruz.
En los dedos sucesivos de la esperma, el siempre orgasmo disimulado,
La trenza de la semana con la baba sucia,
Las píldoras de luz como hormigas en los brazos.
No son nada los anillos del polen, si las mañanas oscurecen de frío.
No es nada el olvido si en las mochetas están grabadas las huellas
Del viento y la tormenta, si a cada paso los relojes del eco,
Las ramas de la ciudad sobre el anhelo.
Los helechos de la saliva en los labios. El íntimo nido colgando
De los lóbulos del planeta.
—A cada día las raciones compartidas de los labios. Las sienes a punto
De ser cometas, la sal apretada del rumor.
Afuera la realidad siembra escaleras. La luz apretada del destino.
Los comejenes en las sombrillas del alma. Los imposibles haciéndose
Odio innecesario, la muerte en ciernes junto a la tristeza.
—[“El país que en tus ojos vive entre parpadeos,
canta en mí con su largo sollozar innegable,
rumora en mí, y el ansia de tu boca madura,
y rumoran sin fin los valles de tu carne.
Oscura tú, y entre tu luz sin tregua,
eres un son tan hondo, tan hondo y dolorido.”]
Dueles en la carme, ciegamente. Duele el aire deshilachado de migajas.
La hierbabuena de las ventanas con desgano, indiferentes.
Las manos que no disuelven el zumo de los grises en las sienes.
—No es nada el olvido, la luz para sonreírle al color de las banderas,
A las torres gemelas de los pájaros, a la espuma que destiñe el papel.
Siempre aquí el zopilote del escombro. El zorrillo de la melancolía.
La ardilla de las campanas meneando el badajo de las horas
Que puntuales, mastican los dientes.
Todo es distinto a ese otro día de los ceniceros en los antros.
Al cancel con pasados de fuego, a este abandono de urna ancestral.
Callo en el hangar de tus muslos remotos. Encallo de rodillas
En el crepúsculo, deshojo el libro de la memoria, el limonero
De los poros, la abeja del jadeo en descomposición. La sombra dura
De los gestos, las manos incesantes en el absurdo del destello.
—No es nada el olvido, la luz —digo ahora— cuando el huracán
De la Esperanza fenece, y la rapidez se ha vuelto milímetro en los ojos.
Cuando el principio es el fin, Patria del presidio.
Un día no seremos ni olvido. Hay tantos imposibles, tanto rimel
En los ojos, que no podrás ver, sólo a tientas la sombra de la caricia.
Ahora es el silencio “detrás del estrépito”…
Barataria, 24.II.2010

miércoles, 3 de marzo de 2010

JUGÀVEM, LLAVORS…- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Hem perdut els espills redons de les bolles. El pètal
Llepat de les paparines, el lladre deslliurat de les faldes de mamà,
Els vaixellets de paper creuant les aigües del diumenge,
La solemnitat circular del trompitxol, pel joc atziac
Dels coltells, l’assalt a mà armada, la baralla carrerera.

Ilustración: Marcel Duchamp










JUGÀVEM, LLAVORS…
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Las pequeñas aves convergen, convergen
con sus dones hacia difíciles lindes.
SYLVIA PLATH

Aquí a todos los hombres
esclaviza la muerte,
todos lloran amores o amistades.
Yo sueño con lazos que perduran
eternamente...
SULLY PRUDHOME







Hem perdut els espills redons de les bolles. El pètal
Llepat de les paparines, el lladre deslliurat de les faldes de mamà,
Els vaixellets de paper creuant les aigües del diumenge,
La solemnitat circular del trompitxol, pel joc atziac
Dels coltells, l’assalt a mà armada, la baralla carrerera.
Oblidem la infantesa del Gat amb botes i la Bella dorment.
La nit al seu búnker ens ha trencat els tímpans. —La fogonada,
L’esclafit, la penúria. Juguem a l’ombra de la fullaraca,
A la pedra del pit de la mort.
Tenim un cel amb ropers de música trencada. La intempèrie
En l’esclafit de la mort, la pudor galopant als ulls
Dels infants com cavalls sinistres.
Els resquills ens depreden la respiració. Bassals de bresques
Amb pólvora, el País en la foscor de l’espetec. A cegues, desfet
En els seus guants el sucre. —jugàvem, llavors, seguint
Els carrers de l’aigua, l’ascensió de les ninetes als balancins.
—Jugàvem, llavors. Jugàvem. Baudelaire, ara, entre
La meua geografia. The Doors a la foguera de les meues ninetes,
The Rollings Stones amb el seu Brown sugar, wild hourses o Undercover
Of the night. De sobte saltem a la Torre de Babel dels somnis,
A aqueixa batalla de les portes a gotasses,
Als dilluns impossibles de sobreviure enmig de formigues.
—Jugàvem, llavors. Jugàvem.
Sobrevivim al gas pebre de les tapisseries i els desencerts.
A la ràfega del torrent al capciró dels dits,
A la llu recorrent del vertigen, a l’abisme del dol de les òlibes.
[D’on arribes tu, il·lusió d’un dia
pervindre, tu, esperança d’un passat
Mai no acomplit, però que jo ara
evoque entre marcides profecies
o bestreta en nostàlgia?] Al cordell dels atifells, l’ofici de somiar.
Perquè, de quina altra manera, allò real o imaginari guareix a les botigues.
—Arribes en l’agrunsadora dels llampecs. Damunt del vertigen
Dels llits, violins de morfina.
—Jugàvem, llavors.
[“I encara ens és possible certa aspiració a l’equilibri,
la puresa de línees, el traçat d’un disseny,
l’oblit de la retòrica de l’explícit per la retòrica de les al·lusions”]
Ací es nodreixen de morts les paraules. On les balances?
On els utensilis de llauror, la transfusió dels jardins?
Estàs ací jugant amb la meua nostàlgia, llençol d’orenetes en la meua set,
Aigua sense fons al pou de l’arc iris. Ulls del so.
Ets ací, en la fixació encesa dels dilemes: buidar-te tota, fins a
La darrera gota d’argent viu, fins a tornar immòbil l’enruna.
—Érem jóvens, llavors, i jugàvem sense mocadors als balcons.
Ara toca vestir-nos amb doblecs.
I caminar, página darrere pàgina, la nit…
Baratària, 24.II.2010








JUGÁBAMOS, ENTONCES…








Las pequeñas aves convergen, convergen
con sus dones hacia difíciles lindes.
SYLVIA PLATH

Aquí a todos los hombres
esclaviza la muerte,
todos lloran amores o amistades.
Yo sueño con lazos que perduran
eternamente...
SULLY PRUDHOME







Hemos perdido los espejos redondos de las canicas. El pétalo
Lamido de las piscuchas, el ladrón librado de las faldas de mamá,
Los barquitos de papel cruzando las aguas del domingo,
La solemnidad circular del trompo, por el juego aciago
De los cuchillos, el asalto a mano armada, la riña callejera.
Olvidamos la infancia del Gato con botas y la Bella durmiente.
La noche en su búnker nos ha roto los tímpanos. —El fogonazo,
El estallido, la penuria. Jugamos a la sombra de la hojarasca,
A la piedra del pecho de la muerte.
Tenemos un cielo con roperos de música quebrada. La intemperie
En el estallido de la muerte, la hedentina galopando en los ojos
De los niños como caballos siniestros.
Las esquirlas nos depredan la respiración. Charcos de panales
Con pólvora, el País en la oscuridad del estampido. A ciegas, deshecha
En sus guantes el azúcar. —jugábamos, entonces, siguiendo
Las calles del agua, la ascensión de las pupilas en los columpios.
—Jugábamos, entonces. Jugábamos. Baudelaire, ahora, entre
Mi geografía. The Doors en la hoguera de mis pupilas,
The Rollings Stone con su Brown sugar, wild hourses o, Undercover
Of the night. De pronto saltamos a la Torre de Babel de los sueños,
A esa batalla de las puertas a goterones,
A los lunes imposibles de sobrevivir en medio de hormigas.
—Jugábamos, entonces. Jugábamos.
Sobrevivimos al gas pimienta de las tapicerías y los desatinos.
A la ráfaga del torrente en la yema de los dedos,
A la luz recurrente del vértigo, al abismo del duelo de las lechuzas.
[¿De dónde llegas tú, ilusión de un día
porvenir, tú, esperanza de un pasado
nunca cumplido, pero que yo ahora
evoco entre marchitas profecías
o anticipo en nostalgia?] En el mecate de los aparejos, el oficio de soñar.
Porque, de qué otra manera, lo real o imaginario se cura en las boticas.
—Llegas en la mecedora de los relámpagos. Sobre el vértigo
De las camas, violines de morfina.
—Jugábamos, entonces.
[“Y aún nos es posible cierta aspiración al equilibrio,
la pureza de líneas, el trazado de un diseño,
el olvido de la retórica de lo explícito por la retórica de las alusiones”]
Aquí se nutren de muertos las palabras. ¿Dónde las balanzas?
¿Dónde los aperos de labranza, la transfusión de los jardines?
Estás aquí jugando con mi nostalgia, sábana de golondrinas en mi sed,
Agua sin fondo en el pozo del arco iris. Ojos del sonido.
Estás aquí, en la fijeza encendida de los dilemas: vaciarte toda, hasta
La última gota de azogue, hasta volver inmóvil el escombro.
—Éramos jóvenes, entonces, y jugábamos sin pañuelos a los balcones.
Ahora hay que vestirnos con dobleces.
Y caminar, página tras página, la noche…
Barataria, 24.II.2010

martes, 2 de marzo de 2010

DÓNA’M L’OBLIT-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Dóna’m l’oblit o la mort primerenca. Tota la terra
Entre les meues mans. La fúria fosca dels morts, aqueix altre cos
Junt als xiprers, aqueixa pluja del vent als rellotges.

Ilustración: Gustave Courbet








DÓNA’M L’OBLIT
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







La conquista es mentira. Envejezco
tolerando tu orilla semi-independiente
dentro de cuyos límites ahora mi legado
culmina inexorable.
SEAMUS HEANEY

Mientras el polvo en que se duele el mundo
curva su flor, su lágrima troquela,…
SARA DE IBÁÑEZ








Dóna’m l’oblit o la mort primerenca. Tota la terra
Entre les meues mans. La fúria fosca dels morts, aqueix altre cos
Junt als xiprers, aqueixa pluja del vent als rellotges.
Plou prompte als cascos ferits de les temples,
Als cabells el País del fangar, al País de la set,
El País d’aquest dolor interminable. —Plou-me ací, al llac
Del teu melic, el sexe del teu bressol a la meua gola, el calze negre
De la nit en la tempesta, el gemec de la salmorra a la porta.
Plou-me ací, amb els fantasmes tristos del llit.
Els ulls balbs de la vexació, el fil d’aigua travessant la boca.
Tremolem al mapa dels llavis,
Al farcell dels porus,
Als joncs de les pestanyes, al xuclamel dels anhels.
Tremolem al pati de les murtres.
Al refugi del guarum. En la ràfega de l’ixcanal.
En els trossets callats del bambú. En la ració amarga de l’impetigen.
—Estarà un dia el sucre a la porta, a les nostres mans?
Vetllarem sempre el xiprés a ras de terra, sense catifes d’hotel
De set estrelles? Plou-me en aquest pèl de la cal·ligrafia.
En aquesta Sodoma i Gomorra de l’stablishment de la Pàtria.
Ara o mai, si és posible mossegant l’odi. Els moments ardus,
La posta de la volença, el mos premut dels porus.
[“deixeu-me descansar en aquest silenciós rostre que res no exigeix
deixeu-me esperar l’iceberg que creua callat el mar sense lluna
deixeu que el meu bes llisque damunt del seu cos gelat
quan abastarà la riba en què només l’espera és possible”]
—Dóna’m l’oblit.
Dóna’m l’oblit. El fil de les dents de lleopard. De caçador furtiu.
Dóna’m l’oblit en aquesta hora que parten els jardins cap a la nit.
Dóna’m l’oblit dels ulls per a no veure’t en parracs ni en tuguris.
Plou-me nua per darrera vegada als taulers de la tendresa.
A l’almanac de l’escuma, a la duna dels forrellats: Obri
Les aigües interminables cap a la platja,
Cap a l’escarlata dels paraigües,
Cap a la llinda dels llençols, cap a la taula enfonsada al ventre,
Cap a les mans llunyanes del País que tenim.
—Plou-me com si mai no m’havies plogut.
Dibuixa’m el sucre tremolós de l’ànsia enmig de la malesa.
Ara el vent s’enfila a través dels nostres braços. S’enfila el dubte
I la reserva; la desconfiança i la mitjanit, l’esperança sense coixí.
Plou-me, País, en la conca morta de la molsa.
El dia és fràgil per a viure’l. Ocell nu al cerç. Al tafetà
Gris de la boirina. En el terror dels carrers que diuen adéu
A cada pas. Plou-me ací, en l’expiració dels balancins
I les diademes, en el nosaltres pudent de la impunitat.
Plou-me i dóna’m l’oblit.
“Al lluny se senten colps secs,
un darrere d’un altre els arbres s’enrunen.” Un darrere un altre els colps,
Un darrere un altre els cossos en la nit de la història.
Baratària, 23.II.2010








DAME EL OLVIDO








La conquista es mentira. Envejezco
tolerando tu orilla semi-independiente
dentro de cuyos límites ahora mi legado
culmina inexorable.
SEAMUS HEANEY

Mientras el polvo en que se duele el mundo
curva su flor, su lágrima troquela,…
SARA DE IBÁÑEZ







Dame el olvido o la muerte temprana. Toda la tierra
Entre mis manos. La furia oscura de los muertos, ese otro cuerpo
Junto a los cipreses, esa lluvia del viento en los relojes.
Llueve pronto en los cascos heridos de las sienes,
En los cabellos el País de la ciénaga, en el País de la sed,
El País de este dolor interminable. —Lluéveme aquí, en el lago
De tu ombligo, el sexo de tu cuna en mi garganta, el cáliz negro
De la noche en la tormenta, el gemido de la salmuera en la puerta.
Lluéveme aquí, con los fantasmas tristes de la cama.
Los ojos ateridos del vejamen, el hilo de agua atravesando la boca.
Temblamos en el mapa de los labios,
En el petate de los poros,
En los juncos de las pestañas, en el chupamiel de los anhelos.
Temblamos en el patio de los arrayanes.
En el refugio del guarumo. En la ráfaga del ixcanal.
En los trocitos callados del bambú. En la ración amarga del jiote.
—¿Estará un día el azúcar en la puerta, a nuestras manos?
¿Velaremos siempre el ciprés a ras de suelo, sin alfombras de hotel
De siete estrellas? Lluéveme en este pelo de la caligrafía.
En esta Sodoma y Gomorra del establishment de la Patria.
Ahora o nunca, si es posible mordiendo el odio. Los momentos arduos,
La posta de la querencia, la mordida apretada de los poros.
[“dejadme descansar en este silencioso rostro que nada exige
dejadme esperar el iceberg que cruza callado el mar sin luna
dejad que mi beso resbale sobre su cuerpo helado
cuando alcance la orilla en que sólo la espera es posible”]
—Dame el olvido.
Dame el olvido. El filo de los dientes de leopardo. De cazador furtivo.
Dame el olvido en esta hora que parten los jardines hacia la noche.
Dame el olvido de los ojos para no verte en andrajos ni en tugurios.
Lluéveme desnuda por última vez en los tableros de la ternura.
En el almanaque de la espuma, en la duna de los candados: Abre
Las aguas interminables hacia la playa,
Hacia el escarlata de los paraguas,
Hacia el dintel de las sábanas, hacia la mesa hundida en el vientre,
Hacia las manos lejanas del País que tenemos.
—Lluéveme como si nunca me hubieras llovido.
Dibújame el azúcar tembloroso del ansia en medio de la maleza.
Ahora el viento trepa a través de nuestros brazos. Trepa la duda
Y el sigilo; la desconfianza y la medianoche, la esperanza sin almohada.
Lluéveme, País, en la cuenca muerta del musgo.
El día es frágil para vivirlo. Pájaro desnudo en el cierzo. En el tafetán
Gris de la neblina. En el terror de las calles que dicen adiós
A cada paso. Lluéveme aquí, en la expiración de los columpios
Y las diademas, en el nosotros maloliente de la impunidad.
Lluéveme y dame el olvido.
“A lo lejos se oyen golpes secos,
uno tras otro los árboles se derrumban.” Uno tras otro los golpes,
Uno tras otro los cuerpos en la noche de la historia.
Barataria, 23.II.2010