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lunes, 8 de marzo de 2010

DESNUDEZ ANTICIPADA

Desnudo el futuro sin héroes… ni puertas, ni pedestales:
—Lo devoro la paradoja y la Babel de la hoguera.
Ilustración tomadada de Ojo digital








DESNUDEZ ANTICIPADA









Desnudez anticipada el País en la medianoche de su imaginario.
Desnudo el musgo en el alma.
La brevedad y la canela intacta del arco iris.
Desnudo el acantilado de las rodillas en la espuma,
Desnudo el credo y la costilla en la intemperie,
Los cascos hundidos en la arena celeste de los litorales,
El cofre de plastilina en el cuaderno de las mariposas.
Desnudo el futuro sin héroes… ni puertas, ni pedestales:
—Lo devoro la paradoja y la Babel de la hoguera.
Arde cada lección del resuello en las lápidas. El rumor agorero
De los espectros, el difuso calendario de los jardines, el desierto
De orfebres sin promesas. La historia cubierta de bisutería.
Antes sangré en el ventarrón de las catacumbas.
El incienso anticipó la trastienda de los tapices. Los pájaros
Ciegos de los estanques. Las banderas movedizas del agua,
El hollín de la vigilia en la habitación del aire.
—Hay desnudez total en este vivir de las esquirlas del País.
Desnudez a un tiempo de mendicidad. Nube sobre nube de sombras
Obedientes. Latidos de nómadas oídos. Dioses sin enigmas.
Fuimos tirados a la espina del polvo.
¿Dónde encontramos cofres de sueño, ramas de luna infinitas?
¿Dónde la certeza con alambiques de ternura, —cucharas de áureo
Tiempo? ¿Dónde encontrarnos el principio del aliento
Asumiendo el cristal de las ventanas?
La calma quema en cada sombra de espectros. Estremece
La aceptación del olvido, la justicia estéril de las funerarias.
Siempre ver a través del grifo de las poluciones, los zapatos ciegos
De la esperma, el viejo ombligo de la intimidad,
La lengua de los rieles atravesando el pecho, el ojo inexorable
De los cabellos en plena caída libre de los espejos.
Es el calendario quien extiende hojarascas en el pecho. Prolonga
La brasa de los párpados. Muerde los linderos de los pasos.
Es el tronco del desvelo quien se encarga del desorden de la noche.
Es esta hambre de ventanas quien se agolpa para ladrarle
Al filo de las mochetas, a los tapiales de las enredaderas.
Es esta caleta del azar la que también trasiega las sombras:
—Vos y yo en las palabras. Vos y yo de la ceniza al pensamiento.
De la desnudez al pájaro del País. De la piedra al aire.
De la breña —que aún existe— en los epígrafes del polen.
Traemos —vos y yo—, esa herencia de las dunas en obleas,
El antaño fuego de los pergaminos, la lejanía del sol sobreviviente,
Aquel latido de almohadas, el candil del susurro,
Y sin embargo, debemos transpirar luciérnagas, óleos de trasegados
Alambiques, espejos de profunda transfusión.
—Vos y yo, desnudos en el guacal de las revelaciones:
Estancia para este respiro de sed y sábanas…
Barataria, 05.III.2010

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