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miércoles, 28 de julio de 2010

EN EL HORCÓN, LA MEMORIA

En el horcón, las palabras solares del orfebre, el tren en la circunvalación
De la luz, el viajero que deletrea la próxima estación.
Siempre voy deshaciendo los nudillos de las horas con reiterado
Silbo de portales. —Así de simple, solemne como el fuego.
Ilustración tomada de la red









EN EL HORCÓN, LA MEMORIA







En mi reloj las dos pasadas el meridiano.
En mi sangre un reloj de cuenta regresiva,…
ALEXIS GÓMEZ ROSA








En el horcón, las palabras solares del orfebre, el tren en la circunvalación
De la luz, el viajero que deletrea la próxima estación.
Siempre voy deshaciendo los nudillos de las horas con reiterado
Silbo de portales. —Así de simple, solemne como el fuego.
Asombro de la palabra que galopa en el rostro despojada de artificios.
De otra forma no podría palpar la inminencia,
La memoria que reclama viejas danzas, la profundidad de la sed
En la fragancia de la sangre.
Sé que en el lomo pesan los horcones de los días idos o fenecidos.
Sé que en la ruleta de los círculos, arde la abeja turbulenta de la redondez,
Y hasta lo que día fue la lengua asintiendo la espina.
Sé que celebro el musgo abierto del invierno sobre el tejado
Y el pie hundido en la ambigüedad de los cerrojos.
El oficio de la memoria es habituarse como lámpara: alumbrar
Los brazaletes del césped, acontecer en la hora del náufrago,
Sudar los lenguajes abisales del escarnio.
Sé que mis ojos caben en los maniquíes desenterrados: no hay tanto
Veneno que anochezca las sienes y la entraña de la hoja o el árbol.
Aquí, la lámpara sobre el páramo.
La boca sin miedo al sarcasmo, —la mirada son el sollozo que la niegue.
La mano empuñada del mimbre. El escombro bajo los zapatos
Y no sobre la roca de la mirada penitente.
Sé que busco, al término, el tránsito, el imán de la luz;
Y no el cónclave de los rasguños, ni el sedimento cojo de la salmuera.
Así, todo se forma sin cárcavas. Sin la febril deshora del escalpelo.
Así la hélice esencial del ojo interior de la conciencia.
Así, múltiple, sin la soga al cuello. Sin la tijera retrógrada del vencido.
Sé hacia donde la memoria me blanquea el camino:
—el afluente de la almohada es generoso. Siempre salva el lateral
De mis costillas, el tambor del pecho sin eructos ni agonías.
Y sólo entonces, me inclino descalzo, sobre el encaje del reloj a cuadros,
Sobre el eslabón transitado de las huellas.
Sobre el horcón vivido de las mamposterías.
Sé cómo el rayo del alfabeto me horada, —ciego de días lo innumerable,
El pan erigido en los acápites de la ternura y no en el degüello
De la inminencia. Y no en la balanza repulsiva de lo llovido.
En este mundo que grita, nos asombra el resorte de los harapos,
El esclavo dormido en su propio ceño. El chasquido del absurdo
Cuando el búho piensa que duerme en medio del relámpago.
Barataria, 25.VII.2010

lunes, 26 de julio de 2010

DAFNE I ELS CORBS

Els corbs tallen de manera inexplicable l’univers.
Fill jo, d’ aquest mar de penúries, hores fugaces la llengua en el vocable.
Corbs de veritat en res semblants a l’escuma. Habitants
D’un besllum fosc: —el nínxol despert als capells del vent,
La túnica de la sina, guitarra rutilant de la nit.
Daphne y Apolo









DAFNE I ELS CORBS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Els corbs tallen de manera inexplicable l’univers.
Fill jo, d’ aquest mar de penúries, hores fugaces la llengua en el vocable.
Corbs de veritat en res semblants a l’escuma. Habitants
D’un besllum fosc: —el nínxol despert als capells del vent,
La túnica de la sina, guitarra rutilant de la nit.
La gespa mossega la cendra celeste de la carn i les estrelles
I el auró vessat a les llambordes.
Sobtat l'averany on sestegen els litorals de les pestanyes.
Bull la fusta del vol en totes les aus que clamen l’horitzó.
Tant llauró al pit sense pàgines en blanc.
Tants cavalls enfilats en la pedra muda dels rellotges, en la veu
Del besllum, en el teulat del crepuscle, en el bigot fins al coll
Del cerç. —I tu, Dafne, onades il·limitades del llavi possés,
Tangible tinta del meu cansament, convocada, coagulada en l’ombra
De les meues sabates, herètica respiració en la boira.
En aquest hivern de nit ens corca tota l’aigua del planeta:
De penes un gripau amb la seua llet agra enmig de la negror. Apenas aquest
lligat als capulins del corral de la consciència.
El peu ens mossega en els seus esvanits caragols. El suc corb del bec
Ens acoquina el somni en la gola de la llunyania.
Hi ha carrers espargits com el líquid de la sotsobra. Com tot
Aquest alé fondo, que fineix, que destrueix la gola.
Hi ha dies que tot ho cobreix el sutze del celler. El tamborinet negre
De les arrels, l’urpa del teulat sense xemeneia.
La ferida enumera la idiosincràsia de les estaules, el coll llarg
De la lluerna, el fem voluble de la lluna damunt del carbó de la llàgrima.
—No hi ha dies sense corbs, Dafne. Et jure que no n’hi ha.
Tampoc no hi ha claus, portes ni vaixells. Com a molt esquerdes per on
L’ull besllumena, de penes, derrocats lavatoris.
Et jure que afora del somni, hi ha límits i cadàvers. Cortines de poca
Respiració, braçades de cadàvers colpint-nos, en filera índia,
Mocs d’aquest empori del sanglot quotidià.
Et jure que hi ha una insolació de tristesa en l’opac, —entre nus,
La nineta impenetrable, l’urpa en descens sobre el calendari.
Et jure que ací no ens serveix l’oxígen dels semàfors, ni el sabó
Lavanda, ni la pasta dental, ni l’esponja en les sabates de la utopia:
—Hem arribat subsistint als límits del coixí, estrets,
Despullats en l’eco, endevinant potser l’espessor del destí,
Els dies domèstics del fum junt a la boca oberta dels corbs.
Baratària, 23.VII.2010









DAPHNE Y LOS CUERVOS









Los cuervos cortan de manera inexplicable el universo.
Hijo yo, de este mar de penurias, horas fugaces la lengua en el vocablo.
Cuervos de verdad en nada parecidos a la espuma. Habitantes
De un destello oscuro: —el nicho despierto en los sombreros del viento,
La túnica del seno, guitarra rutilante de la noche.
El césped muerde la ceniza celeste de la carne y las estrellas
Y el maple derramado en los adoquines.
Súbito el agüero donde sestean los litorales de las pestañas.
Hierve la madera del vuelo en todas las aves que claman el horizonte.
Tanto arado en el pecho sin páginas en blanco.
Tantos caballos trepados en la piedra muda de los relojes, en la voz
Del destello, en el tejado del crepúsculo, en el bigote hasta el cuello
Del cierzo. —Y vos, Daphne, oleaje ilimitado del labio poseso,
Tangible tinta de mi cansancio, convocada, coagulada en la sombra
De mis zapatos, herética respiración en la niebla.
En este invierno de noche nos carcome toda el agua del planeta:
Apenas un sapo con su leche agria en medio de la negrura. Apenas este
Prendido en los capulines del traspatio de la conciencia.
El pie nos muerde en sus desvanecidos caracoles. El zumo corvo del pico
Nos amilana el sueño en la garganta de la lejanía.
Hay calles derramadas como el líquido de la zozobra. Como todo
Este aliento hondo, que fenece, que destruye la garganta.
Hay días que todo lo cubre el hollín del tabanco. El taburete negro
De las raíces, la garra del tejado sin chimenea.
La herida enumera la idiosincrasia de los establos, el cuello largo
Del tragaluz, el estiércol voluble de la luna sobre el carbón de la lágrima.
—No hay días sin cuervos, Daphne. Te juro que no los hay.
Tampoco hay llaves, puertas y barcos. A lo sumo rendijas por donde
El ojo vislumbra, apenas, derruidos lavatorios.
Te juro que afuera del sueño, hay límites y cadáveres. Cortinas de poca
Respiración, brazadas de cadáveres golpeándonos, en fila india,
Mocos de este emporio del sollozo cotidiano.
Te juro que hay una insolación de tristeza en lo opaco, —entre nudos,
La pupila impenetrable, la garra en descenso sobre el calendario.
Te juro que aquí no nos sirve el oxígeno de los semáforos, ni el jabón
Lavanda, ni la pasta dental, ni la esponja en los zapatos de la utopía:
—Hemos llegado subsistiendo a los límites de la almohada, estrechos,
Desnudos en el eco, adivinando quizá el espesor del destino,
Los días domésticos del humo junto a la boca abierta de los cuervos.
Barataria, 23.VII.2010

domingo, 25 de julio de 2010

PAÑUELO EN EL OJO

La niebla llenó el tren de los ojos, las esquinas del bolsillo, el farol
De la luna y cada parte del diente y la espina.
Ahora brilla menos el pez en el agua. Quisiera morder el dedo gordo
Del sol y verme en el puente de tu ombligo.
Siempre fue así el alquitrán de la noche hasta agotarnos.
Ilustración: Imágenes gratuitas








PAÑUELO EN EL OJO







He dicho que no soy fuego de pira,
y espero que las últimas escorias
se desparramen en el viento,…
AGUSTÍN ACOSTA









La niebla llenó el tren de los ojos, las esquinas del bolsillo, el farol
De la luna y cada parte del diente y la espina.
Ahora brilla menos el pez en el agua. Quisiera morder el dedo gordo
Del sol y verme en el puente de tu ombligo.
Siempre fue así el alquitrán de la noche hasta agotarnos.
El grito del relámpago en cada muñón del calendario, en la casa
Vacía que dejamos sin taburetes, sin mesa, sin manteles.
Nos dolemos en el collar planetario del aserrín, —hollín, acaso,
De la madera que nos sostiene en la confluencia del párpado nocturno.
La brevedad nos lame en medio de las estatuas, —deshace cada porción
De techo que nos queda, de cada hueso congelado en el cierzo.
Nos duerme el bostezo algebraico del minuto.
La nuez del insomnio no cabe en las ventanas. No cabe la uña
De los cementerios, ni el alfiler de las palmeras en cuenca de los ojos.
Ahora es negra la caligrafía como el carbón roto de la leña.
En cada libro que llega a mis manos se precipitan los ríos.
En la frente no cabe la cáscara del cielo, ni tus manos ligeramente
Oscuras, ni tus piernas ceñidas por los casquetes polares.
Las pinzas del apetito agarran caracoles. La barba ha crecido
Como los dedos de las enredaderas,
Como la saliva en las profundidades de la lengua.
Hay días en donde toda la sal del mundo cae en los hombros. Cae. Cae.
Y luego, hay que andarla como una eternidad de imanes.
El pañuelo en el ojo lava las imágenes que tengo: —el hacha del fuego
Clavada en las sienes, el cuerpo de la culpa sin ropa ni armarios.
Cada paso quedan los calcetines grabados en las aceras de ese espejo
De sombras que me come hasta el último pájaro innumerable.
Entre la piedra el zapato, hay tragaluces que muerden el sigilo.
Sangramos en la porcelana del insomnio sin olvido posible.
Bajo el hambre de las puertas, no se hallan los cerrojos, ni el trasluz
De la escritura. Caen las palabras escarbando en la hojarasca.
—Los días tienen insectos y contagios. Tienen habitantes extraños.
Debajo de la respiración, juegan errantes los fetiches del asedio.
Nos duele vivir en medio del espesor de los escombros y, sin embargo,
Nos inmolamos perversamente;
Nos comemos la espina, adentro, hasta empantanar el eco del ala.
No reposamos. Descendemos hasta el último líquido de la fosa,
Hasta la piedra simplemente sin reposo…
Barataria, 22.VII.2010

sábado, 24 de julio de 2010

AZUL EL CAFÉ QUE BEBO EN TUS MANOS

En la alambrada de mi nombre, el café azul que bebo en tus manos.
Los milenios de ojos sobre la escritura, el río en dibujos del horizonte.
El alfabeto mudo, febril, del deseo, —ese cuaderno de notas
Con caligrafía confusa, fragmentos de un tiempo ido.
Ilustración: imagen tomada de la red









AZUL EL CAFÉ QUE BEBO EN TUS MANOS








Ahora puedo hablar y puedo llorar
el libro de mi nombre está lleno de imágenes
del mundo tal como lo he visto…
VARUJAN BOSGANIAN








En la alambrada de mi nombre, el café azul que bebo en tus manos.
Los milenios de ojos sobre la escritura, el río en dibujos del horizonte.
El alfabeto mudo, febril, del deseo, —ese cuaderno de notas
Con caligrafía confusa, fragmentos de un tiempo ido.
Bebo en tus manos, pese a todo, la dulzaina del azúcar,
El pan corporal del vuelo, el cielo en las rodillas del ayuno, el despojo
En la jarcia de los ojos,
Quizá este levitar en el mapa de los encajes.
Entro, de pronto, al jardín doméstico del rito de los pétalos.
Entro al añil descifrado de la cosecha, al colibrí inédito del aliento.
— (siempre hay una rendija que fluye en lo sagrado):
La yema del dedo en el feliz atavío,
El viaje, claro, como el alambique del rocío en las ventanas.
—Ahora te puedo hablar del mundo y de todos los nombres:
De la querencia, de la bruma, de los pañuelos, de los trenes, del vado
Paralelo al infinito, de las ofertas que produce la demanda,
Del hambre en cada piedra repartida.
También puedo llorarte y hacer otro diccionario de sal y grises;
Salpicar el cántaro de la sed, morder cada recuerdo sin cobija.
Ya a estas alturas, es poco lo humano que me queda:
—A media asta el cenicero de los sentidos, el yute como fondo del alma,
La arenilla áspera en la garganta.
Nuestras vidas están llenas de tantos riesgos, de fines de año armados
Para el olvido, de viajes que sólo viven en la almohada.
Ahora el fantasma del zodíaco en el búho.
El café azul en los sueños, la cuajatinta en el barco de la neblina,
Todo el delantal tuyo en la alberca de la sed.
Nada me queda, después de todo, más que pernoctar en el calendario,
Con cierto vinagre en los manteles.
Nada es ahora, sino el barro sometido al fuego de la respiración.
No sé si podemos conciliar el olor de los crisantemos,
La colcha de la albahaca, la ruda visible de los zapatos.
Podemos contar todas las ovejas de la semana. Contar de uno a diez
Los girasoles, imaginar otro planeta en el oasis de la boca,
Jugar sin estereotipos y leer en el libro del más allá,
Cada vitral dulce que desprenden los nísperos y las cincuyas.
Barataria, 19.VII.2010

lunes, 19 de julio de 2010

VENA ABIERTA LA LLAVE DE LO RECÓNDITO

Vena abierta la llave de lo recóndito en la fragancia de la madera,
La respiración del buey lento del murmullo en el giro de los vahos.
Mutismo o abismo el azúcar desprendido
De los aleros del césped,
De cuanto el aguacero de la cruz anega la boca y las manos.
Ilustración: Imágenes gratuitas







VENA ABIERTA LA LLAVE DE LO RECÓNDITO







Vena abierta la llave de lo recóndito en la fragancia de la madera,
La respiración del buey lento del murmullo en el giro de los vahos.
Mutismo o abismo el azúcar desprendido
De los aleros del césped,
De cuanto el aguacero de la cruz anega la boca y las manos.
Soportamos el cianuro en el aliento, el aserrín de la saliva, los días
Perversos del desierto en el pellejo consumido de las afonías.
Vamos ahí, franqueando los símbolos de la fosa. —El doblez del dedo
Gordo de la ficción como haz o suma de veleros colgados en el vitral
De las pupilas, las uñas, las comisuras,
El destello indigente de la brisa.
—De pronto también uno se ríe los resortes de la aurora: sus plumas
Caóticas, el vuelo indigente del sesteo, la miel enhebrada de las abejas.
—¿Dónde está el arroyo que desafía la sed, el casco azul, entrañable
De los sueños, las semillas como lámparas del orgasmo?
—Mordemos el papel empaque de la desesperación,
La espuma como el abrigo que nos habita, la axila rota de la caricia.
La razón, ¿en qué breña nos asiste? El bosque, ¿en qué cuerpo crece?
El ombligo no soporta todas las aguas del océano,
Ni los paraguas cubren toda la intemperie de este caminar descalzo
En medio, también, de mejillas rotas,
De llaves a punto de convertirse en ceniza.
—Hablas y hablo de la permeabilidad de los poros: a veces,
De los intransitivo, de la chumpa circular del humo de la brisa, rondando
Cada centímetro de las sienes en ausencia de ventanas,
Como un túnel que nos ahoga en su claroscuro.
Junto al arrayán de las calles, la vena abierta de la trementina,
El alambique con su barco de almohadas,
El íngrimo perro que lame barcos, con apremio de aldabas, aullidos
De húmeda herida: ráfaga de lo recóndito haciéndose visible.
Somos, después de todo, tierra de espejismos.
Maniquí de esos sótanos donde no hay hostias, sino sillas desveladas
Suburbios de murciélagos que se enredan
En los cabellos del sigilo. —Vivimos y encarnamos, alguna vez
De nuestra vidas, —las vidas múltiples del teatro—, el gozne meridiano
Del fogón en la negrura, la sospecha del desvelo,
O el simple señuelo sin ubicación del nido.
Arde el ruido en la lección de la herida. Arde la parábola sin tregua.
Arden los días en el álbum familiar del granito.
Arde siempre el pasadizo del sueño que nos delata, ahí,
En su aviario de saleros comestibles.
Barataria, 17.VII.2010

domingo, 18 de julio de 2010

INTREPIDEZ DEL PROSCRITO

Me hallo en la misma tierra y sin embargo vivo desterrado:
Lamo, únicamente, el umbral de la puerta, que es decir, la herida.
Todo lo imaginado se ha vuelto mutismo, —la alucinación,
Rocío calcinado, sigilo sin tránsito, llaga expuesta.
Ilustración: Imágenes gratuitas









INTREPIDEZ DEL PROSCRITO







…hacer un pincel de las plumas de una nube,
pintar un mundo sin eje y con varios polos,
y jugar a los dados con las esquinas cardinales.
LUALI ABDALAHE






Me hallo en la misma tierra y sin embargo vivo desterrado:
Lamo, únicamente, el umbral de la puerta, que es decir, la herida.
Todo lo imaginado se ha vuelto mutismo, —la alucinación,
Rocío calcinado, sigilo sin tránsito, llaga expuesta.
Los terrones de la Patria no caben en el bolsillo, ni el pulso gregario
De los ojos, ni la balanza mantiene su equilibrio sobre las aguas.
Abunda quien diga que es el santo iluminado:
—Y se adueñe de las ventanas con su elocuencia, con sus fantasías
Y su garbo. Antes habría que hacer una limpia con luciérnagas.
En la bondad, a menudo, hay noches negras. No es con un pajarito
Que se restañan los días recluidos en sótano de cuervos.
En los aleros del cielo también gruñen los perros y devoran las palabras
Del eco y la memoria y cuanto vive en la luz.
No será con arengas que se hilvanan los botones, ni los ruedos
De los pantalones y las faldas.
No será sacrificando corderos que se cruzan las alambradas de este
Calendario sangriento, ni cobijando los santos con pétalos de hormigas.
No será ordeñando las estrellas, ni quitando los juguetes extremos
De la libido, ni ocultando orgasmos en los rincones de la retórica.
Este País nunca ha sido piedra frente a los slogans: muchos se convierten
En aserradores con triciclos para niños:
Es una especie de oficio caníbal contra la Patria; aderezo, acaso,
De ciertos elementos de la prehistoria. De ciertas bocas granizadas.
Al final, me da igual morirme aquí o en otro sitio.
Caminar descalzo sobre las calles del pan o, dormir en un taburete
De envases de Coco-cola, de la Pepsi o de una limonada.
Yo no puedo hablar cosas falsas de mi País, por más amor que sienta
A su forma convulsa. No puedo sonreir frente patéticos discursos,
Sino pensar en la doble cara de los espejos y los espejismos.
La noche arrecia en el hollín de los murciélagos. Y no es con eufemismos
Ni falsos optimismos que el cristal oscuro se aclara.
Me atrevo a decirlo cuando las espinas se multiplican,
Cuando la ceniza roe los costados de la carne, y las alambradas
Rompen el techo de la Esperanza.
—¿Qué será de este País con su encendido Viernes de Dolores,
Con la carreta delante de los bueyes, con el reparto desigual de la cobija?
Entre bombos y platillos, prefiero quedarme sobre la hojarasca.
Entre el gallardete y la música de circo y otros ornamentos,
Permanezco ciego y sordo: son mi única armadura, mi único petate.
Barataria, 15.VII.2010








INTREPIDESA DEL PROSCRIT
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








…hacer un pincel de las plumas de una nube,
pintar un mundo sin eje y con varios polos,
y jugar a los dados con las esquinas cardinales.
LUALI ABDALAHE








Em trobe en la mateixa terra i això no obstant visc bandejat:
Llepe només la llinda de la porta; és dir, la ferida.
Tot l’imaginat s’ha tornat mutisme, —l’al·lucinació,
Rosada calcinada, secret sense trànsit, plaga exposada.
Els terrossos de la Pàtria no caben en la butxaca, ni el pols gregari
Dels ulls, ni la balança manté el seu equilibri damunt de les aigües.
Abunda qui diu que es el sant il·luminat:
—I s’ensenyoreix de les finestres amb la seua eloquència, amb les seues fantasies
I la seua sal. Abans s’hauria de fer una neteja amb lluernes.
En la bondat, sovint, hi ha nits negres. No és amb un ocellet
Que s’estronquen els dies reclosos en soterrani de corbs.
En els ràfecs del cel també grunyen els gossos i devoren les paraules
De l’eco i la memòria i tot allò que viu en la llum.
No serà amb arengues que s’embasten els botons, ni els ròdols
Dels pantalons i les faldes.
No será sacrificant anyells que s’ultrapassen els reixats de filferro d’aquest
Calendari sagnant, ni aixoplugant els sants amb pètals de formigues.
No serà munyint les estrelles, ni llevant els joguets extrems
De la libido, ni amagant orgasmes als racons de la retòrica.
Aquest País mai no ha estat pedra davant dels slogans: molts es converteixen
En serradors amb tricicles per a xiquets:
Es una mena d’ofici caníbal contra la Pàtria; adreç, potser,
De certs elements de la prehistòria. De certes boques granissades.
Al capdavall, em fa igual morir-me ací o en un altre lloc.
Caminar descalç pels carrers del pa o, dormir en un tamboret
D’envasos de Coca-cola, de la Pepsi o d’una llimonada.
Jo no puc parlar coses falses del meu País, per molt amor que senta
A la seua forma convulsa. No puc somriure davant de patètics discursos,
Sinó pensar en la doble cara dels espills i els miratges.
La nit creix en el sutze dels rats penats. I no és amb eufemismes
Ni falsos optimismes que el cristall fosc s’aclara.
Gose dir-ho quan les espines es multipliquen,
Quan la cendra rosega els costats de la carn, i els reixats de filferro
Trenquen el sostre de l’Esperança.
—Què serà d’aquest País amb el seu encés Divendres de Dolors,
Amb la carreta davant dels bous, amb el repart desigual de la flaçada?
Entre bombos i platerets, preferesc restar damunt de la fullaraca.
Entre el gallardet i la música de circ i uns altres ornaments,
Reste cec i sord: són la meua única armadura, el meu únic bolic.
Baratària, 15.VII.2010

sábado, 17 de julio de 2010

CRÒNICA DOMÈSTICA-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Després de tot camí entre l’abella dels records. El dolç
De raspadura en la redonesa del palto; la canella, oberta, en la branca
Tremolosa del litoral, volença del nas al paladar del calendari.
Em sembla exquisit veure l’infant perdut en les cincuies.
Perseguir el barrilet del colibrí amb el violí de les ninetes.
Ilustración: Imágenes gratuitas




CRÒNICA DOMÈSTICA
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Blood sugar sucker fish
In my dish
How many pieces
Do you wish
Step into a heaven
RED HOT CHILI PEPPERS






Després de tot camí entre l’abella dels records. El dolç
De raspadura en la redonesa del palto; la canella, oberta, en la branca
Tremolosa del litoral, volença del nas al paladar del calendari.
Em sembla exquisit veure l’infant perdut en les cincuies.
Perseguir el barrilet del colibrí amb el violí de les ninetes.
De sobte pense com d’esquerp era a la foscor.
Mamà sempre endolcia el refresc de carao amb pa de sucre.
En els temps dolents sovint menjàvem llunes verdes.
Mamà sempre tingué tots els colors per a la meua infantesa. Les seues sinagues eren
La meua flaçada; els seus braços, el meu llit. El seu cor, l’anacard roget
Que dibujava en el quadern, a l’hora d’entrar al bosc de la classe.
Mai no em mancà l’aire a la butxaca, ni las caixes de cartró per a fer
Trens, ni fusta per a alçar ponts perquè hi passés
Galopant l’Esperança, els somnis, les prestatgeries de la flaire.
En ma primera casa, amb pis de terra, Zemir, el meu gos (flac com jo,
Desvivint-se junt a les meues sabates).
Més d’una volta em tocà anar a l’escola amb pantalons apedaçats.
Beure aigua en els dits dels xiulits, suar el futur imperfet
Dels somnis, caminar sense calcetins per gegantescs fangars.
Mai no tinguí perícia per a lliurar-me als crancs, però sí per a traure
De l’amagatall els peixos, mossegar els solcs del sèsam,
Caminar per les sines multiplicades de la calabruixa, que per aquells
Anys, caien com el poder del papaturro.
Després, abandoní aquella escola rústica sense llambordes. —Em doní
A la innocència inabastable de les paraules,
A través d’un caminoi d’aire, volent descobrir, el rònec desvetlament,
El xiprer del pit,
La paret sense harmonia del fullatge.
Un dia viu partir el meu gos entre les ombres. Un dia mamà i els avis
Partiren cap a la campana del subsòl,
Però ells, tots, estan ací, —vestíbuls solars de la meua respiració.
Però jo, [“seguesc i camine, o patesc i m’afanye,…
A voltes he sofrit i camine depressa, i he entropessat i rodat,
I alguna cosa em dol”]…
Baratària, 12.VII.2010




CRÓNICA DOMÉSTICA




Blood sugar sucker fish
In my dish
How many pieces
Do you wish
Step into a heaven
RED HOT CHILI PEPPERS





Después de todo camino entre la abeja de los recuerdos. El dulce
De panela en la redondez del palto; la canela, abierta, en la rama
Temblorosa del litoral, querencia de la nariz en el paladar del calendario.
Me parece exquisito ver al niño perdido en las cincuyas.
Perseguir el barrilete del colibrí con el violín de las pupilas.
De pronto pienso en lo huraño que fui a la oscuridad.
Mamá siempre azucaraba el refresco de carao con azúcar de pilón.
En los tiempos malos a menudo comíamos lunas verdes.
Mamá siempre tuvo todos los colores para mi infancia. Su enagua era
Mi cobija; sus brazos, mi cama. Su corazón, el marañón rojito
Que dibujada en el cuaderno, a la hora de entrar al bosque de la clase.
Nunca me faltó el aire en el bolsillo, ni las cajas de cartón para hacer
Trenes, ni madera para construir puentes para que, por ahí,
Pasara galopante la Esperanza, los sueños, las estanterías del aroma.
En mi primera casa, con piso de tierra, Zemir, mi perro (flaco como yo,
Desviviéndose junto a mis zapatos).
Más de una vez me tocó ir con pantalones remendados a la escuela.
Beber agua en los dedos de los chufles, sudar el futuro imperfecto
De los sueños, caminar sin calcetines sobre gigantescos lodazales.
Jamás tuve pericia para entregarme a los cangrejos, pero sí para sacar
Del escondite a los peces, morder los surcos del ajonjolí,
Caminar sobre los senos multiplicados del granizo, que por aquellos
Años, caían como el poderío del papaturro.
Después, abandoné aquella escuela rústica sin adoquines. —Me entregué
A la inocencia inabarcable de las palabras,
A través de un caminito de aire, queriendo descubrir, el apenas desvelo,
El ciprés del pecho,
La pared sin armonía del follaje.
Un día vi partir a mi perro entre las sombras. Un día mamá y los abuelos
Partieron hacia la campana del subsuelo,
Pero ellos, todos, están aquí, —zaguanes solares de mi respiración.
Pero yo, [“sigo y camino, y padezco y me afano,…
A veces he sufrido y camino de prisa, y he tropezado y rodado,
Y algo me duele”]…
Barataria, 12.VII.2010

jueves, 15 de julio de 2010

LATIDOS EN LA COLINA AZUL DE LA LUNA

Hay tantas palabras en la luna que me confundo. Hay tantos vahídos
En la calle como estrellas en el firmamento.
Me confunden Ícaro o Pegaso, o la Bella Durmiente, o el fantasma
De Pinocho sangrando con su nariz de alpinista.
Ilustración: Imágenes gratuitas








LATIDOS EN LA COLINA AZUL DE LA LUNA







Digs into my heart roots sprout thru my brain
Plants it's ugly thoughts growing wild again
Shuts all systems off, locks me in a haze
Traps in all the hate – depression…
SUICIDAL FOR LIFE [1994]








Hay tantas palabras en la luna que me confundo. Hay tantos vahídos
En la calle como estrellas en el firmamento.
Me confunden Ícaro o Pegaso, o la Bella Durmiente, o el fantasma
De Pinocho sangrando con su nariz de alpinista.
De pronto los ojos de las palabras se vuelven figuras maternas:
Hijo yo, del pan de cada día de la obediencia, —leche espesa el viento
Que pulula en mis sienes, el paraguas ancestral de las alas,
La mano arrimada como un polluelo a la pared.
Late en la colina de la luna la abeja derruida del jardín, el pájaro
De la inminencia, la lengua en el semicírculo de los astros celestes.
A veces abrazamos sin reparo los poyetones de la carne.
Mordemos hasta el suicidio la rama de esta peregrinación:
—El ropero de la tempestad sobre el follaje. El estrépito del guijarro
En la lágrima. Este oficio de amanecer en las baldosas domadas
Por cientos de transeúntes desaforados,
—Dilatados por el graznido de los náufragos; enrojecidos por el caballito
De mar de la flama…
La hipocresía lanza sus ojos de hojarasca. La maquinación está
A la orden del día, como las recetas de comida francesa:
(Hígados de ave a la sartén, aderezo francés a la cebolla,
Omelette de champiñones,
Bifes a la pimienta).
Todo un espectáculo sin plazos, ni primas.
Por cierto que el orgullo nacional se ha vuelto un espectro como todas
Las cosas de importancia menor.
Demasiadas lenguas difuntas en la imaginación.
En fin, la desnudez fermenta los recuerdos. Espesa el abrelatas
De las reverencias, soñolienta luna sobre la bestia de la tormenta, lecho
De cadáveres comiéndose el pulso en medio de la sábana donde duermen
Lagartijas, puertas con heroísmo de monólogo,
Lavatorios con minucias en ruinas.
Las figuras, ved, cruzan la vena aorta. El antaño sustento de los pájaros.
Ahí el desaguadero de las centurias. El sitio del sobresalto de la carroña.
A veces, alguno de salva de este firmamento: —y vuelve a tirar los dados,
La carta de oros del sofoco, la mueca reumática del cojo,
El número diez de las manos en la humareda.
Ya lejos mordemos el mar duradero de lo caduco. La brea sofocada
En las ventanas. El relincho sobre la mesa del rastrojo.
Cuando exhalamos las gavetas de las centellas, la luna salta de su cama.
Cuando la maleza crece en la lágrima,
La sal suena en el campanario de la niebla…
Barataria, 11.VII.2010

miércoles, 14 de julio de 2010

LOS PERROS A LA LUZ DE LA NOCHE

Cruzados por la noche, los perros se pliegan a las sombras.
A veces me pregunto si junto al tiempo muerden las sílabas
Desdibujadas de lo oscuro. Si rompen los ríos del ombligo,
Una cena de muérdagos y exordio.
Ilustración tomada de lared









LOS PERROS A LA LUZ DE LA NOCHE








Si algo os pido, es que amparen
del futuro al que ahora está
parado en la colina
blanco, lleno de almas.
ALPIDIO ALONSO









Cruzados por la noche, los perros se pliegan a las sombras.
A veces me pregunto si junto al tiempo muerden las sílabas
Desdibujadas de lo oscuro. Si rompen los ríos del ombligo,
Una cena de muérdagos y exordio.
Sueño deshaciendo la costumbre del invierno y las ventanas,
La estación oxidada de las pulgas, la memoria de la cal en las estanterías,
Esta suerte de perderme en los almácigos de la nostalgia,
Con el cuerpo a cuestas inventando una fábula.
La herida brilla, sorda, en los ojos de la noche, —el perro lame
El abismo del hambre, las simulaciones trasegadas de los fantasmas,
Esta piel de res marcada con los fierros del tiempo.
Aquí estoy, crecido el mapa de mis manos, junto a la polvazón
Del ladrido, la noche que habita el párpado del delirio.
En el instante del desvelo, el sueño consume los roperos; la saliva
Sorda recorre los colores del labio ciego que tienta el susurro.
Uno va y viene a través del imperio del eco:
—Se viene y se va con la mordida en las costillas como un golpe sordo.
Se viene y se va con todo el mapa de los muertos.
¿Quién nos sostiene, ahí, con el taburete roto del cielo, con la casa
Derruida del humo, con los alfiles sin cábalas?
—Ahora nos toca pestañear en los lavatorios de las sombras: sostener
La respiración en los agujeros del calendario.
Cada herrumbre ciñe las sombras, la lengua amarrada a la saliva.
Se quedan ahí, en la penumbra del horizonte: en la reuma del polvo,
Postrados al taburete de la escenografía.
Mientras, mastico la incandescencia de las luciérnagas, —ese otro
Tejado comestible del oleaje,
La respiración a manotazos del tabaco, los roedores desfondados
De las raíces, el hastío que no cambia de caracoles,
El gris interminable de los arquetipos,
La cantidad de lenguaje que se pierde en el naufragio de las sogas.
Adentro, entre los rastrojos del patio de la casa,
Espejean sus esferas, la gaveta de la noche en la harina del reloj…
Barataria, 09.VII.2010

martes, 13 de julio de 2010

BARRO DE LA ESPUMA

Vamos camino de la espuma entre el barro anegado del alma.
Ojalá todo fuese el universo del poema: vivo, eterno, omnipresente,
Pero la miseria no hace milagros, —digo la carencia, en el alma,
Digo la carencia y los horrores,
Digo la malquerencia hirviendo en el peltre
,...
Ilustración: Imágenes gratuitas








BARRO DE LA ESPUMA







Foscos timbals apaguen la remor dels pins
i el riu arrossega enterc
uns cudols cap a l'absència…
MANEL RODRÍGUEZ CASTELLÓ








Vamos camino de la espuma entre el barro anegado del alma.
Ojalá todo fuese el universo del poema: vivo, eterno, omnipresente,
Pero la miseria no hace milagros, —digo la carencia, en el alma,
Digo la carencia y los horrores,
Digo la malquerencia hirviendo en el peltre,
Digo la intensidad del caos, el albedrío, no la belleza,
Digo el gusto por la sangre desde el suelo a la luna con todos los deseos
Flamígeros de la lengua, con toda la tristeza gris de un río.
Crece el horror hacia la transparencia de las ventanas. Nunca fueron
Tan fieras las ausencias, los cascos del bramido, la avidez calcinada
De la lengua, el sombrero gélido del cierzo, el cuervo pútrido de los muelles
En su doble ración de mundo impregnado de sal.
Siempre así, hundido hasta las sienes: ahogadas las pupilas y el ojo
Abierto del sueño, el brasero tosco de la angustia en la porcelana rota
De la herida. Siempre así, la costilla rota en el ataúd.
El pecho desnudo en la espina, desvelado paraguas de la hoguera.
—Sellamos toda posibilidad a las parábolas; nos sumergimos con apremios
En el estiércol delirante del hastío.
Nos quedamos en la espuma sumergida de los aleros, la viga del hollín
Revivida como recurrente río de ausencias.
Como desvelada cicatriz en las raíces, como afluente demencial
De la espuma: —fallida ave en el terraplén de la hojarasca. Muda clave
De la nostalgia dentro de la fosa del desvelo. —Nos toca caminar así,
Perdiendo algo de nosotros; después, sólo rastros y, si acaso, memoria.
La noche sube en la escalera del insomnio.
Ladra el susurro en la hoja viva del sollozo.
La sed rompe la porcelana de las parábolas, —la piedra del pecho trasiega
El sigilo, los días convalecientes del perfume, el puente de aquí, allá
De las estaciones: el Vía Crucis solemne de las palabras en el madero.
A fin de cuentas, el presente es un lienzo de pájaros moribundos,
Candil sumergido en la lengua de la espuma, astilla que perdura
En los zapatos. Jamás entendí de otra manera la fermentación del aliento,
El vídeo tres equis del jadeo en el cuchinillo de monte, el oleaje fiero
De la tortura en las uñas de los dedos. —Jamás he vivido el miedo, sino
En esta levitación del extravío de la espuma en medio del barro…
Barataria, 06.VII.2010

domingo, 11 de julio de 2010

HEM OBLIDAT LES MANS-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Llevat del fem al voltant dels carrers, els rostres es buiden
De porta en porta. El crit es dispersa en els corbs.
Hem oblidat les mans del somni per la misèria, la fel incoherent
Del somni, —assumim la realitat abstracta de la rosada,
I mosseguem el doble ull de la ambigüitat i les conjectures.
En la intimitat, quantes portes alliberades!
Ilustración: Imágenes gratuitas









HEM OBLIDAT LES MANS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Quisiera guardar mi corazón como un enorme castillo,
sin ojo, sin temor; perfume, tacto, gusto,
inútil temporada de la vida. Nada. ¡Ni el mar!
RICARDO E. MOLINARI









Llevat del fem al voltant dels carrers, els rostres es buiden
De porta en porta. El crit es dispersa en els corbs.
Hem oblidat les mans del somni per la misèria, la fel incoherent
Del somni, —assumim la realitat abstracta de la rosada,
I mosseguem el doble ull de la ambigüitat i les conjectures.
En la intimitat, quantes portes alliberades!
Però declina el rellotge en els espills; mossega l’ombra dels periòdics:
—la llengua en la pols rància de la sal. El pedrís de l’indefinit
En l’ombra espargida dels cercles
O teories cartesianes.
Hi ha hagut fils tallats entre la malenconia i els arbres. Esbocinat
Es troba el ventre de la plenitud: —les aigües de l’almàixera, dolenta ara,
Entre empremtes i ossos ombrívols.
—Oblidem que l’alfabet cresqué entre les nostres mans, davall
De cada porus entusiasmat, assetjat per l’ocote esquinçat de la meravella.
Ara tenim el desvari com dispers vertigen de formigues,
Túnels repetits,
Estranyes multiplicacions de la sordidesa,
Violents forats de la despulla. Ciutats esgotades per l’esgarrifança,
Devots carrers per a la tristesa, l’assetjament i la nit.
—Hi haurà xiquets que estimen els ocells de matí, aquesta vila
Deliberadament de cendra, els jocs sàdics del vernís, l’ombra
Cega dels racons, —la sang esvanida en el sutze?
Esperarem que passen llargues tempestes per a la neteja, mentre
Aquesta deshumanització talla de colp els talons i les mans.
Un dia restaran els manuscrits de les portes en la memòria, penjats
Com els anuncis de l’old west, —fugitives are sougth, reward en el futur
No buit, supose, de les mans.
A l’uníson de l’arc del cel, arrosseguem cicatrius.
—Les mans teues, duals, en la pedra del meu pit: simples respostes
A les monedes del meu somriure,
Formes penjades del crepuscle oblidat, —la vesprada sense la flor
[del teu sexe,
Els cadàvers reclinats en les baldes,
Aquesta follia, sempre, de la gènesi vulnerada, boca tràgica de l’espill
Sobrevivent: Fers còdols del sospir, atzar del rellotge envellit.
Només em resta, al capdavall, la pedra acumulada del vent, les mans
Trencades de la sobretaula, el riure sobtat com un sol negre,
—aquestes mans, teues i meues, íntimes paraules encarnades en la fusta,
Despullades brases de l’ocell en la sang…
Baratària, 04.VII.2010









HEMOS OLVIDADO LAS MANOS








Quisiera guardar mi corazón como un enorme castillo,
sin ojo, sin temor; perfume, tacto, gusto,
inútil temporada de la vida. Nada. ¡Ni el mar!
RICARDO E. MOLINARI








Salvo la basura alrededor de las calles, los rostros se vacían
De puerta en puerta. El grito se dispersa en los cuervos.
Hemos olvidado las manos del sueño por la miseria, la hiel incoherente
Del sueño, —asumimos la realidad abstracta del rocío,
Y mordemos el doble ojo de la ambigüedad y las conjeturas.
En la intimidad, ¡cuántas puertas liberadas!
Pero declina el reloj en los espejos; muerde la sombra de los periódicos:
—la lengua en el polvo rancio de la sal. El poyetón de lo indefinido
En la sombra desparramada de los círculos
O teorías cartesianas.
Ha habido hilos cortados entre la melancolía y los árboles. Hecho trizas
Está el vientre de la plenitud: —las aguas del almácigo, doliente ahora,
Entre huellas y huesos sombríos.
—Olvidamos que el alfabeto creció entre nuestras manos, debajo
De cada poro entusiasmado, sitiado por el ocote rasgado del asombro.
Ahora tenemos el desvarío como disperso vértigo de hormigas,
Túneles repetidos,
Extrañas multiplicaciones de la sordidez,
Violentos agujeros del despojo. Ciudades agotadas por el desgarramiento,
Devotas calles para la tristeza, el asedio y la noche.
—¿Habrá niños que amen los pájaros de mañana, esta aldea
Deliberadamente de ceniza, los juegos sádicos del barniz, la sombra
Ciega de los rincones, —la sangre desvanecida en el hollín?
Esperaremos que sucedan largas tormentas para la limpia, mientras
Esta deshumanización corta de tajo los calcañales y las manos.
Un día quedarán los manuscritos de las puertas en la memoria, colgados
Como los anuncios del old west, —fugitives are sougth, reward en el futuro
No vacío, supongo, de las manos.
Al unísono del arcoíris, arrastramos cicatrices.
—Las manos tuyas, duales, en la piedra de mi pecho: simples respuestas
A las monedas de mi sonrisa,
Formas colgadas del crepúsculo olvidado, —la tarde sin la flor de tu sexo,
Los cadáveres reclinados en las aldabas,
Esta locura, siempre, del génesis vulnerado, boca trágica del espejo
Sobreviviente: Fieros guijarros del suspiro, azar del reloj envejecido.
Sólo me queda, al final, la piedra acumulada del viento, las manos
Rotas de la sobremesa, la risa de pronto como un sol negro,
—estas manos, tuyas y mías, íntimas palabras encarnadas en la madera,
Desnudas brasas del pájaro en la sangre…
Barataria, 04.VII.2010

jueves, 8 de julio de 2010

SÓC EL QUE SÓC DE DIA I NIT-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Les meues sabates tenen rostres interminables. Mai no dissimulen
La foscor o l’alegria: —des de sempre l’abrull o l’asfalt
Són part d’aquesta Esperança o el fàstic. La tendresa és una ombra
Que m’acosta als colors, encara que el crit siga inevitable
Als jardins del zodíac.
Ilustración: Imágenes gratuitas







SÓC EL QUE SÓC DE DIA I NIT
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







…ese retornar al río y sus afluentes es apenas una verdad
una fragancia como el prolongado cáliz en el escudo patrio…
REYNALDO GARCÍA BLANCO








Les meues sabates tenen rostres interminables. Mai no dissimulen
La foscor o l’alegria: —des de sempre l’abrull o l’asfalt
Són part d’aquesta Esperança o el fàstic. La tendresa és una ombra
Que m’acosta als colors, encara que el crit siga inevitable
Als jardins del zodíac.
Mai no sóc més que la pedra en la corrent del riu. Mai no sóc menys
Que totes les flames enceses dels cresols.
Ací la febre de cada dia consumeix els rostres.
Tinc la ferida amarga de les plaques tectòniques juntes. La sang
En els corbs del subsòl,
La llum oberta dels balancins en hivern,
El present perfet gastat en la gola, la llum estesa en la memòria.
Vaig darrere de l’arc del cel de ponent, —home viu en les ales de l’aurora,
Ocell crescut en la lluna infinitesimal de l’alé.
Conec els ganivets i les agulles de cap i ja no em fan por. —L’ardiment
Del llavi, la calavera de la soledat en les meues mans.
Només em fa falta besar la bandera dels vaixells, acomiadar-me dels mocadors
Dels trens, tallar la brida dels porus que em nuguen,
Mossegar un bocí de quallada com ho fa un infant amb les mans
Verdes del so. Llançar una milotxa a l’altra banda de les ombres.
La resta és ací, i d’afegitó: el rober amb fotografies,
Respirant les aigües del misteri,
—els dies amb orenga, el sedàs de les paraules en l’ala,
La fragància obedient dels afluents, potser la clau reviscuda diàriament
Del fervor cap a l’ofici de les cigonyes.
—Sóc el que sóc en cada raïm d’olleria: faig i desfaig
Les paraules als taüts, pensant en la vida eterna, —en aqueix altre
Claustre de tàcits orgasmes.
En aqueixa altra espiga que mai no serà lluerna: la llum en la perplexitat
De les claus, la muntanya intemporal del bàlsam,
La balança sense trafegar el migdia.
A voltes arriba l’hora de posar totes les paraules necessàries en la fulla
Del papir, damunt de l’espina o l’esponja, —damunt de la fusta de l’escaflit,
En la boca del sofre o, senzillament, en la nit impàvida de la pols.
La resta s’estronca en el reremón dels ebenistes,
En les espores de cada paraula, —potser en el bastó del somriure.
Al capdavall, és difícil caminar damunt de l’escuma: damunt de l’escuma en culleres
Cegues, dins del mateix predi sense paraigües…
Baratària, 03.VI.2010








SOY EL QUE SOY DE DÍA Y NOCHE








…ese retornar al río y sus afluentes es apenas una verdad
una fragancia como el prolongado cáliz en el escudo patrio…
REYNALDO GARCÍA BLANCO









Mis zapatos tienen rostros interminables. Jamás disimulan
La oscuridad o la alegría: —desde siempre el abrojo o el asfalto
Son parte de esta Esperanza o el hastío. La ternura es una sombra
Que me acerca a los colores, aunque el grito sea inevitable
En los jardines del zodíaco.
Nunca soy más que la piedra en la corriente del río. Nunca soy menos
Que todos las flamas encendidas de los candiles.
Aquí la fiebre de cada día consume los rostros.
Tengo la herida amarga de las placas tectónicas juntas. La sangre
En los cuervos del subsuelo,
La luz abierta de los columpios en invierno,
El presente perfecto gastado en la garganta, la luz tendida en la memoria.
Voy tras el arcoíris del poniente, —hombre vivo en las alas de la aurora,
Pájaro crecido en la luna infinitesimal del aliento.
Conozco los cuchillos y los alfileres y ya no me asustan. —El ardimiento
Del labio, la cárcava de la soledad en mis manos.
Sólo me falta besar la bandera de los barcos, despedirme de los pañuelos
De los trenes, cortar la brida de los poros que me atan,
Morder un pedazo de cuajada como lo hace un niño con las manos
Verdes del sonido. Lanzar una piscucha al otro lado de las sombras.
Lo demás está ahí, por añadidura: el ropero con fotografías,
Respirando las aguas del misterio,
—los días con orégano, el cedazo de las palabras en el ala,
La fragancia obediente de los afluentes, quizá la clave revivida diariamente
Del fervor hacia el oficio de las cigüeñas.
—Soy el que soy en cada racimo de alfarería: hago y deshago
Las palabras en los ataúdes, pensando en la vida eterna, —en ese otro
Claustro de tácitos orgasmos.
En esa otra espiga que jamás será tragaluz: la luz en la perplejidad
De las llaves, la montaña intemporal del bálsamo,
La balanza sin trasegar el mediodía.
A veces llega la hora de poner todas las palabras necesarias en la hoja
Del papiro, sobre la espina o la esponja, —sobre la madera del estallido,
En la boca del azufre o, sencillamente, en la noche impávida del polvo.
Lo demás se restaña en el trasmundo de los ebanistas,
En las esporas de cada palabra, —quizá en el bastón de la sonrisa.
Al final, es difícil caminar sobre la espuma: sobre la espuma en cucharas
Ciegas, dentro del mismo predio sin paraguas…
Barataria, 03.VI.2010



miércoles, 7 de julio de 2010

EL PAN DE CADA DÍA

Siempre que pienso en ella, los trenes salen del pecho como gaviotas.
Es casi un rito buscar los jardines donde a menudo sólo hay páramos.
Necesito panes de ternura y no ventiscas lacerantes.
Entre tanta luz desértica, azota el hambre con su lengua ávida.
Ilustración: Imágenes gratuitas








EL PAN DE CADA DÍA









Siempre que pienso en ella, los trenes salen del pecho como gaviotas.
Es casi un rito buscar los jardines donde a menudo sólo hay páramos.
Necesito panes de ternura y no ventiscas lacerantes.
Entre tanta luz desértica, azota el hambre con su lengua ávida.
¿Debemos esperar que Dios nos provea un reino invisible
U otro diluvio para barrer con toda la escoria?
—Cada quien se desahoga según su propia soledad. Según sus minutos
De mar, según el precio que deba pagar por la fantasía.
Me desnudo en la prudencia de los alelíes. Me contagio del girasol
Que cuelga de las ventanas, de la begonia doméstica que da aullidos.
Es remota la puerta para que entren las chicharras, —el tiempo hace
Lo suyo en los escarabajos de las pitahayas:
Son reales estos pies agrietados sin parquímetro.
El bastón del sueño es el único mendrugo posible para llegar al sombrero
De una hojuela que no sea tristeza ni laberinto.
Desde aquí la apoteosis de un blues cantado por Charlie Parker,
O Muddy Waters, o Johnny Shines, o Lousiana Red,
O el St. Louis Blues interpretado por Louis Armstrong,
Limpio, con la vitalidad del oxígeno.
Por lo demás, siempre estoy reconfortando mi destino con la utopía:
Como el pájaro que desea salir del sonambulismo de su jaula.
Siempre la recuerdo al atardecer halando su propia soledad:
No es en vano la memoria cuando se está al borde la muerte.
Pretendo comerme la nostalgia desde que tengo noción del tiempo.
Prolongar si me es posible la voluntad de caminar estos caminos ciegos,
Los días porfiados del alcanfor,
Los ríos del orégano en el espejo,
El tul de las noches de invierno al compás de manos invisibles.
O besar el pájaro oscuro de tu jardín,
Tocar la luz del orgasmo en medio de la sábana nocturna y ciega
Del instinto. Después de todo este es mi pan de cada día.
Aquí llueves sin cansancio aunque se desdibuje a ratos tu risa:
—De nuevo los trenes, los brazos, los pañuelos, los astilleros
Y sus voraces gaviotas,
El frío secular de la intemperie,
La ceniza de los muertos que nos acecha de manera obscena, el chispero
De los nudos de la sangre, el candil de las pupilas,
El mechero del pálpito en la caricatura fortuita.
Existimos en el pan de cada día: —un poco desquiciados y ciegos,
Como un puñal en el delirio de la herrumbre…
Barataria, 30.VI.2010

martes, 6 de julio de 2010

RESPIRACIÓN A FONDO

Las palabras mueren en las palabras. El ajo de la consonante.
La luz oscura de las aliteraciones. El sarcasmo con ciertos eufemismos.
Gradación de sinatroismos, como el yodo en la herida del reloj.
Es la imagen del cine negro el oxígeno de los zapatos.
Pintura: Georges Braque








RESPIRACIÓN A FONDO







À corps et à cris
Elle appelle son double
À feu et à sang
DANIÈLE TROTTIER







Las palabras mueren en las palabras. El ajo de la consonante.
La luz oscura de las aliteraciones. El sarcasmo con ciertos eufemismos.
Gradación de sinatroismos, como el yodo en la herida del reloj.
Es la imagen del cine negro el oxígeno de los zapatos.
La escalera obsesa de los panes rotos, sin misterio en esta perpetuidad
De la muerte, en esta abundancia de utopía sin memoria.
Los vitrales se pierden en la ceniza inhumana de las manos.
Es clara la apostasía que cuelga de la noche. —Es calara la bestia
Sobre el tejado: el sonambulismo hace del miedo, lluvia de candiles,
Aguas de abierto desdén, no de rompimiento al polvo.
Mueren las palabras junto a las palabras.
Muere el alfabeto en la piedra de la soledad. En la sangre gemela
De las sombras, armarios de dudosa confluencia. Ahogos de usadas
Piochas y azadones, —almohadas de inquietantes insectos donde
Trabaja el agua negra de las esponjas y los albañales.
Vivimos noches de asonancias por más hojas que brillen los pétalos,
Por más clara la elocuencia y oscura la mesa.
Aquí escribimos en el secreto de las vigas. En los aleros del cuartón.
En la flor negra de la oscurana,
Sin más sábanas que la inocencia de los chufles en medio del follaje
Incierto de las tautologías.
Vuelan como Ícaro las palabras de las ventanas, —las veo transformadas
En la rebelión de los sapos, en el ojo negro de los insectos,
En el charco recóndito del orégano.
Sólo queda ver los féretros en las alas de los murciélagos.
El globo terráqueo disfrazado de bola de cristal o, en todo caso,
De pañuelo desdoblado en el curul donde crecen las guayabas.
Las palabras mueren en las palabras. Están muriendo disecadas.
Las palabras mueren en las palabras. Las muelas cordales las consumen.
Las palabras mueren en las palabras. Del pecho a la piedra, ecos;
La caspa en el peine de las cejas, los viejos guacales desfondados,
El cloroformo en su patetismo de sueño.
La sangre duele aunque se proteja con paraguas: duele el cofre ciego
De la sal sobre los párpados, duele este mar en nosotros
Colgando del pecho como un semoviviente…
Barataria, 28.VI.2010

lunes, 5 de julio de 2010

SE MATAN. NOS MATAN

Total, tras el gris de todos los días, el calendario se ha vuelto,
Esa ruleta rusa de la vida, —alfombras de humo lamen las sienes.
Nos matan las semanas, el hastío sin mudanza,
Los domingos hambrientos, el mar negro de la ponzoña.
—Dudo que el día nos prodigue tanta acechanza.
Pintura: Paul Ackerman








SE MATAN. NOS MATAN








Total, tras el gris de todos los días, el calendario se ha vuelto,
Esa ruleta rusa de la vida, —alfombras de humo lamen las sienes.
Nos matan las semanas, el hastío sin mudanza,
Los domingos hambrientos, el mar negro de la ponzoña.
—Dudo que el día nos prodigue tanta acechanza.
—es la noche sin fondo la que nos traga.
La boca de las hormigas arde en el suspiro de las palabras.
Cada hojarasca es abismo. Cada escenario tiene ataúdes.
Alrededor de las cucharas, el hambre de la ciénaga sin zapatos.
No hay hospedajes carentes de gusanos, ni zancudos más fieros
Que la estridencia, el lujo de la barbarie,
El foco apagado de la risa, la tormenta de kerosene sobre el follaje.
Hoy, sobre nosotros, la espina en las manos, —los baldes de sangre
Oscurecida sin que los trapos espanten a los moscardones.
La cercanía a la luz es la ansiedad convertida en mantel.
De pronto las rodillas se han convertido en anémica soberanía.
El comedor es la suciedad en calles y paredes.
El baldío de la garganta no cabe en la verja vacía de los parques.
—Se matan. Nos matan sin el menor pudor.
—La voz cae como la lluvia sobre el polvo. Desvelo sin analgésicos.
Mordemos el trote de la claridad hasta oscurecerla.
[—Si te guardo es porque aún la memoria no ha fenecido en esta oquedad.
Pero hay días redondos como las monedas de la herrumbre,
Como el reflejo gastado de los peces,
Como el soldado sin batallas sobre la hojarasca tórrida e inmisericorde.]

Claro que entre la miel sorda de las imágenes, quedan pocas palabras
Pululando sobre los escarabajos,
No hay milagros que hoy por hoy restituyan la infancia:
Los mares, los puertos, los trenes. Los barcos, los astilleros, los milagros.
La ciudad en los cascos de las lágrimas.
El tránsito carraspea desde el pecho a las raíces.
Somos a ratos, ceniza del deleite, espuma del júbilo en el pecho
Del viento, invierno de párpados agolpados.
Nos muerde este féretro agónico de los pájaros. [Donde estés,
El musgo cae en gajos de oscuridad; donde estés, el silencio nos prolonga,
Nos cierne lento como una puerta de niebla.
Donde estés la lengua del fuego horada los pechos.]
Se matan. Nos matan. La voz muerde las trenzas del alma.
Se matan. Nos matan. Es prematuro pensar de nuevo en los jardines.
En el barrilete o la ventana.
Barataria, 27.VI.2010

domingo, 4 de julio de 2010

DISFRESSA EN EL BREU PARAIGÜES DEL SOMNI-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Que el temps, oceà als llavis, acabe amb la cicatriu de l’aleteig.
La parpella o la distància fingeixen; l’armari de paret dels malsons,
L’ombra, sovint suïcida, que un porta a les sabates,—El mateix
Poema, la fragilitat de la calma en la boirina.
Ilustración: Imágenes gratuitas










DISFRESSA EN EL BREU PARAIGÜES DEL SOMNI
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó









…nos volvemos ajenos
con nuevas lluvias y horizontes,
con la consciencia de lo efímero
y la dulzura del ensimismamiento.
ANA MERINO








Que el temps, oceà als llavis, acabe amb la cicatriu de l’aleteig.
La parpella o la distància fingeixen; l’armari de paret dels malsons,
L’ombra, sovint suïcida, que un porta a les sabates,—El mateix
Poema, la fragilitat de la calma en la boirina.
Cada volta el temps és més atroç davant de l’espill: ens mossega els joguets
Del palèbreig; corroeix aqueixa llarga tempesta de l’orenga;
Cauen les pors damunt de les teules de la memòria.
I és que davall del paraigües del somni, ara tot és breu: —fins i tot la disfressa
En la cendra del rellotge, fins i tot els epitafis als llombrius de terra.
A la fi el temps ens dóna la seua voraç memòria: el reflex del so com llandes
D’absurda ració. La inconsciència ens ha tornat atàvics,
—clou les paraules i les torna esquerpes: reixats i finestres.
De sobte fingim el foc en les entranyes, el matossar de l’escuma
Ens cobreix, la llinosa ens porga en la foscor.
—En quin paraigües es passa la pluja de l’absència,
O cau l’ull boca davall de les campanes, al museu de l’enruna?
La vida és el fantasma sagnant de l’horitzó, la piga de la foguera,
El carrer per on un camina gratuïtament damunt del fem.
Quan apareix la porta, les aigües l’enderroquen.
Totes les nits on vacil·len els camins. Totes les nits sense que
Desperten les paraules, tota la hipertensió creada per l’aire.
Tota l’hemorràgia de l’aridesa damunt del paraigües de la pàgina,
Totes les cortines estirades de la mel, —el cànter on continc
I furgue la flaçada dels estats pudorosos.
—Sempre són així les lluernes del sediment, allò no esborrat als gots
Del joc, allò que perviu en l’erosió de les abstraccions.
Al capdavall, sempre triomfa l’opacitat dels bitllets gastats,
La tova mossegant certes obsessions,
El llenguatge pres del fil de una veixiga, orfe de fusta.
Ni tan sols el llavatori o el rentamans per a llavar els peus, la llengua
Dels anys, el raig d’hivern de les lluernes.
Que tot siga ja, sabó en les ninetes, —i no aqueix bocí d’ombra
En la llinda; i no aqueix bocí de llima fent estridències en la boca.
Que tot siga ja, no hospital; sinó, senzillament,
Paisatge conclús en la memòria, — anell d’un altre temps.
Baratària, 24.VI.2010










DISFRAZ EN EL BREVE PARAGUAS DEL SUEÑO









…nos volvemos ajenos
con nuevas lluvias y horizontes,
con la consciencia de lo efímero
y la dulzura del ensimismamiento.
ANA MERINO










Que el tiempo, océano en los labios, acabe con la cicatriz del aleteo.
El párpado o la distancia fingen; la alacena de las pesadillas,
La sombra, a menudo suicida, que uno lleva en los zapatos.—El mismo
Poema, la fragilidad de la calma en la bruma.
Cada vez el tiempo es más atroz frente al espejo: nos muerde los juguetes
Del parpadeo; corroe esa larga tormenta del orégano;
Caen los miedos sobre las tejas de la memoria.
Y es que bajo el paraguas del sueño, ahora todo es breve: —aún el disfraz
En la ceniza del reloj, aún los epitafios en las lombrices de tierra.
Por fin el tiempo nos da su voraz memoria: el reflejo del sonido como latas
De absurda ración. La inconsciencia nos ha vuelto atávicos,
—cierra las palabras y vuelve hurañas: verjas y ventanas.
De pronto fingimos el fuego en las entrañas, el matorral de la espuma
Nos cubre, la linaza nos purga en la oscuridad.
—¿En qué paraguas se pasa la lluvia de la ausencia,
O cae el ojo boca debajo de las campanas, en el museo del escombro?
La vida es el fantasma sangrante del horizonte, el lunar de la hoguera,
La calle donde uno camina gratuitamente sobre la basura.
Cuando aparece la puerta, las aguas la derriban.
Todas las noches donde vacilan los caminos. Todas las noches sin que
Despierten las palabras, toda la hipertensión creada por el aire.
Toda la hemorragia de la aridez sobre el paraguas de la página,
Todas las cortinas estiradas de la miel, —el cántaro donde contengo
Y hurgo la cobija de los estados pudorosos.
—Siempre son así los tragaluces del sedimento, lo no borrado en los vasos
Del juego, lo que pervive en la erosión de los ensimismamientos.
Después de todo, siempre triunfa la opacidad de los billetes gastados,
El adobe mordiendo ciertas obsesiones,
El lenguaje prendido del hilo de una vejiga, huérfano de madera.
Ni siquiera el lavatorio o el aguamanil para lavar los pies, la lengua
De los años, el chorro de invierno de las luciérnagas.
Que todo sea ya, jabón en las pupilas, —y no ese pedazo de sombra
En el dintel; y no ese pedazo de limón haciendo estridencias en la boca.
Que todo sea ya, no hospital; sino, sencillamente,
Paisaje concluido en la memoria, —sortija de otro tiempo.
Barataria, 24.VI.2010

sábado, 3 de julio de 2010

DESVELO DE LA DUDA

De cierto, la desnudez de la duda, se me agolpa entre manos y pecho.
La voz cansada entre ojo y desvelo. Barrotes de oscuridad, lúgubres
Ventanas a merced de la sed.
De pronto uno no sabe qué paisaje habla o calla.
Ilustración: Imágenes gratuitas








DESVELO DE LA DUDA








…me pierdo entre abrojos y arideces,
Y de orgullo la sabia me enveneno.
MARÍA CARBAJO








De cierto, la desnudez de la duda, se me agolpa entre manos y pecho.
La voz cansada entre ojo y desvelo. Barrotes de oscuridad, lúgubres
Ventanas a merced de la sed.
De pronto uno no sabe qué paisaje habla o calla. Qué gris hay
En la pupila herida, qué azulejos hunden la risa en los dientes,
Qué viento regresa como espejo a mis sueños, —supongo que habito
El desorden de las enredaderas, el puzle mudable del crepúsculo.
El murmullo de los epitafios lame y hurga los féretros.
La lengua guarda moscardones de invierno.
Un solo día tañe con sus uñas las escaleras del aliento. La antesala
De las sombras, —esta fugacidad en pedazos de la alegría.
De pronto el grito arma sombrillas de palidez: mimbres de pesada boca.
Hocicos de desgreñados fonógrafos.
Apaciguadas vírgenes de la deshora en la ducha de los relámpagos.
El ojo abre su abismo entre la arena. Muertas las palabras en los anillos
De la garganta, en esa prolongación deformada del celofán.
La duda muerde el quizás, la negación, el modo y el tiempo: muerde
Los adverbios y las interjecciones,
El mapa dislocado del humo, los racimos quemados de las túnicas,
El ave vaga del graznido. El letargo del estiércol en la lengua.
Esperamos, así, que brote la Flor de las Once en el plus de los cerillos.
No obstante la mano ahoga las estatuas, la artimaña en cestas de tomates,
La ducha en una tina sombría.
Los pájaros son fugaces en la camisa del cierzo.
Las pupilas arden en el pedestal de la noche. En el encaje del despojo
De la piedra, funeral del azúcar en la madera.
Se muerde cada fantasma amontonado en el aire, —cada vértice de cruz
En la almohada. Cada amor perenne, dejado, inevitable, en la vigilia.
—¿Es la luz esta herida llegada a duda? —Ahí, la mirada fugitiva
De la paradoja, la oscuridad del despojo, el ojo mordido del braceo.
Siempre así en el traspatio de los naipes.
La lengua en la ingle. El desvarío apolillado de los roperos. La mortaja
Helada de las alacenas. El río de la sed conmigo.
Siempre así, la piel curtida de mi alfabeto: el ultraje del mugido,
La silueta lacerante de lo subterráneo. El vinagre multiplicado
Del escombro. La urgencia de sacudir la espuma, —morder el balcón
Del entusiasmo, seguro ya, de no tropezar con esa gramática del aullido.
Con esa noche de sábanas raídas…
Barataria, 22.VI.VI.2010

viernes, 2 de julio de 2010

LES HORES AL CENDRER-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Com si pertanguera a aqueixa tinta grisa, el fum consumeix els dits
Del tabac, la burilla apagada del puny, l’hora cremada en la nicotina.
Espere en la desesperació pansida del cendrer.
Dies d’extensos pergamins: títols valors de l’escòria
Ilustración: Imágenes gratuitas








LES HORES AL CENDRER
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Cuando la espera se transforme
en el último umbral de todos los viajes,…
ÁNGELA SERNA








Com si pertanguera a aqueixa tinta grisa, el fum consumeix els dits
Del tabac, la burilla apagada del puny, l’hora cremada en la nicotina.
Espere en la desesperació pansida del cendrer.
Dies d’extensos pergamins: títols valors de l’escòria.
Elss records són inevitables com una pesta de tempesta freda:
La raó no entén la multitud de la cendra en el rotgle de fum
Que crepiten les ninetes.
Em desvetle davant del món del dubte, encara que només siga mera curiositat:
—invenció de la ferida ofegada al coixí del vol.
Sovint em perd en el fum insà de la nicotina: però així
Es despulla el rellotge en els seus anhels de sobte desvetlats.
Un dia rere un altre, també, el cendrer del cel amb les seues recòndites burilles,
El glop amarg del café sense sucre,
La beneïda espera enmig de l’enruna. El foc assetjat per la pluja.
Els dies de militant somnambulisme. El llavi ressequit de la ràfega.
—Fins quan aquest desfer el tabac i en acabant tirar-lo com un acte
De suprem exorcisme a l’engolidor del vent,
A la faula de la set no assaciada. Al llavi premut de l’atzar.
Sempre es torna ansietat aquesta respiració circular de la creu.
Sempre Vallejo als vitralls negres del fum, —l’harmònica
De la penúria entre la pols, el carrer que només serveix de celler per a tirar
L’escopinada, porta de la demència.
La sintaxi de les mans fragmenta i interpel·la els anells dels ulls.
Cada fòsfor és fill de les persianes, del cavall de la nit,
Dels rats penats. I el cendrer, un gran dia on floreixen les ombres.
—Un gran dia de velams obscurs on cauen de cansament
De les finestres, les portes, els tobogans.
[A la fi, no discutiré l’onerós que s’esdevé cada dia, ni tan sols
Si muir o visc en l’espera: sortosament estic assegut en el tamborinet
Escarlata del meu mateix cos. Ningú no vindrà ací amb mi, això ho sé.
Només restarà, per si de cas, l’harmònica de les teranyines, no tu
Que m’ ajudares a ignorar l’ignorat: el mea culpa del calambur,
O el quiasme del peix en el seu espurneig.]

L’única realitat tangible és que es fa de nit: morim mereixent viure,
Com digué Tolkien. Vivim en aquesta olla de pressió de la nàusea.
Al capdavall, ni tan sols la sal és innocent per a preservar la puresa…
Baratària, 20.VI.2010








LAS HORAS EN EL CENICERO








Cuando la espera se transforme
en el último umbral de todos los viajes,…
ÁNGELA SERNA








Como si perteneciera a esa tinta gris, el humo consume los dedos
Del tabaco, la colilla apagada del puño, la hora quemada en la nicotina.
Espero en la desesperación trasnochada del cenicero.
Días de extensos pergaminos: títulos valores de la escoria.
Los recuerdos son inevitables como una peste de tormenta fría:
La razón no entiende la multitud de la ceniza en el coro de humo
Que crepitan las pupilas.
Me desvelo frente al mundo de la duda, aunque sólo sea mera curiosidad:
—invención de la herida ahogada en la almohada del vuelo.
A menudo me pierdo en el humo insano de la nicotina: pero así
Se desnuda el reloj en sus anhelos de pronto desvelados.
Un día tras otro, también, el cenicero del cielo con sus recónditas colillas,
El trago amargo del café sin azúcar,
La bendita espera en medio del escombro. El fuego sitiado por la lluvia.
Los días de militante sonambulismo. El labio reseco de la ráfaga.
—¿Hasta cuándo este deshacer el tabaco y luego tirarlo como un acto
De supremo exorcismo al tragante del viento,
A la fábula de la sed no saciada. Al apretado labio del azar.
Siempre se torna ansiedad esta respiración circular de la cruz.
Siempre Vallejo en los vitrales negros del humo, —la armónica
De la penuria entre el polvo, la calle que sólo sirve de bodega para tirar
El escupitajo, puerta de la demencia.
La sintaxis de las manos fragmenta e interpela los anillos de los ojos.
Cada fósforo es hijo de las persianas, del caballo de la noche,
De los murciélagos. Y el cenicero, un gran día donde florecen las sombras.
—Un gran día de velámenes oscuros donde caen de cansancio
De las ventanas, las puertas, los toboganes.
[Al final, no discutiré lo oneroso que resulta cada día, ni siquiera
Si muero o vivo en la espera: de suerte estoy sentado en el taburete
Escarlata de mi propio cuerpo. Nadie vendrá aquí conmigo, eso lo sé.
Sólo estará, por si acaso, la armónica de las telarañas, no vos
Que me ayudaste a ignorar lo ignorado: el mea culpa del calambur,
O el quiasmo del pez en su centelleo.]
La única realidad tangible es que anochece: morimos mereciendo vivir,
Como dijo Tolkien. Vivimos en esta olla de presión de la náusea.
Al final, ni siquiera la sal es inocente para preservar la pureza…
Barataria, 20.VI.2010