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martes, 13 de julio de 2010

BARRO DE LA ESPUMA

Vamos camino de la espuma entre el barro anegado del alma.
Ojalá todo fuese el universo del poema: vivo, eterno, omnipresente,
Pero la miseria no hace milagros, —digo la carencia, en el alma,
Digo la carencia y los horrores,
Digo la malquerencia hirviendo en el peltre
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Ilustración: Imágenes gratuitas








BARRO DE LA ESPUMA







Foscos timbals apaguen la remor dels pins
i el riu arrossega enterc
uns cudols cap a l'absència…
MANEL RODRÍGUEZ CASTELLÓ








Vamos camino de la espuma entre el barro anegado del alma.
Ojalá todo fuese el universo del poema: vivo, eterno, omnipresente,
Pero la miseria no hace milagros, —digo la carencia, en el alma,
Digo la carencia y los horrores,
Digo la malquerencia hirviendo en el peltre,
Digo la intensidad del caos, el albedrío, no la belleza,
Digo el gusto por la sangre desde el suelo a la luna con todos los deseos
Flamígeros de la lengua, con toda la tristeza gris de un río.
Crece el horror hacia la transparencia de las ventanas. Nunca fueron
Tan fieras las ausencias, los cascos del bramido, la avidez calcinada
De la lengua, el sombrero gélido del cierzo, el cuervo pútrido de los muelles
En su doble ración de mundo impregnado de sal.
Siempre así, hundido hasta las sienes: ahogadas las pupilas y el ojo
Abierto del sueño, el brasero tosco de la angustia en la porcelana rota
De la herida. Siempre así, la costilla rota en el ataúd.
El pecho desnudo en la espina, desvelado paraguas de la hoguera.
—Sellamos toda posibilidad a las parábolas; nos sumergimos con apremios
En el estiércol delirante del hastío.
Nos quedamos en la espuma sumergida de los aleros, la viga del hollín
Revivida como recurrente río de ausencias.
Como desvelada cicatriz en las raíces, como afluente demencial
De la espuma: —fallida ave en el terraplén de la hojarasca. Muda clave
De la nostalgia dentro de la fosa del desvelo. —Nos toca caminar así,
Perdiendo algo de nosotros; después, sólo rastros y, si acaso, memoria.
La noche sube en la escalera del insomnio.
Ladra el susurro en la hoja viva del sollozo.
La sed rompe la porcelana de las parábolas, —la piedra del pecho trasiega
El sigilo, los días convalecientes del perfume, el puente de aquí, allá
De las estaciones: el Vía Crucis solemne de las palabras en el madero.
A fin de cuentas, el presente es un lienzo de pájaros moribundos,
Candil sumergido en la lengua de la espuma, astilla que perdura
En los zapatos. Jamás entendí de otra manera la fermentación del aliento,
El vídeo tres equis del jadeo en el cuchinillo de monte, el oleaje fiero
De la tortura en las uñas de los dedos. —Jamás he vivido el miedo, sino
En esta levitación del extravío de la espuma en medio del barro…
Barataria, 06.VII.2010

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