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viernes, 19 de abril de 2013

EXTRAÑA SED

Foto de Open Art, 
cogida del FB de Libraria Humanitas Valcea




EXTRAÑA SED




No termina la sed en las bisagras del silencio entre música y orgasmos los tiliches o la caja de Pandora del pudor las trivialidades y sus antónimos las estatuas en disputa con una sed incoherente (al otro lado del vértigo un callejón oscuro: escasean los recuerdos y la visibilidad) sin duda vivimos en un cataclismo de imágenes disueltas (un bosque de pasiones agónicas)  inofensivos los pañuelos de la ingenuidad y las pupilas ¿entenderé alguna vez la unilateralidad de los suspiros? ¿hasta cuándo las sombrillas ebrias en medio de los dedos del calendario? apremia la doble imagen del aullido el río del salpullido en el sueño y esos inefables inventarios de la claridad y esos bejucos de sal vistos a través de tragaluces (toda la calle es ya un acto de comunión con la neblina) ¿Quién recoge las semillas del alma? El tiempo resulta ser siempre sed de ausencias: hoja del espejo desbordado en el acantilado  monótono destino del diluvio posmoderno acaso nostalgia saltando sobre la breña del asfalto entre hojarasca y neumáticos  entre telares de saliva derramada pálidas incandescencias de la arcilla (por cierto no me acostumbro a esta ardua faena de someterme tranquilamente a las lecciones que me da la memoria cuando todo afuera es llovizna a secas genitales sin nodriza y somníferos de telarañas) en realidad las sombras entreabren la herida en vez de ocultarla baila la serpiente del desánimo el pluscuamperfecto de la noche detrás de la alegría y la ternura las cloacas en la sumisión de las palabras ¿existo?  solo estoy en tránsito a la espera de la osa mayor del orgasmo: consagro mis sentidos a la bodega de la noche sé que hay  fragmentos de guarumo  y chichicaste y cuajatinta y pintura desecha de las paredes  (sé cuándo los niños descubren el arcoíris y atesoran las piscuchas y los trompos) hoy es un día como todos los días: no perdono mis tobillos de tanto andar ni los ciegos brazos de la aurora ni la sombra alada de las pupilas en el sofoco ¿derrama el cuerpo su propia luz? llevo días averiguándolo en el espejo de la transparencia ¿existe, acaso?  después de abrirse a lo líquido el cuerpo y los cabellos hacia dónde van el suelo perdido suelta sus pálpitos de nostalgia: el fuego del poema en todo caso purifica el río que crece en las ingles siempre quedará gravitando en las aceras el eco de la almohada las estrofas ahogadas del infinito mi propia muerte alucinada entre los árboles lo demás es cuestión de tiempo: aun los bajorrelieves desfallecen en la soledad la vastedad de la noche muerde mis sentidos: en realidad ya estoy acostumbrado a la eternidad por supuesto no es invención de mi espejo sino producto de hurgar en el paisaje…

Barataria, 10.IV.2013



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