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jueves, 18 de abril de 2013

EXTASIS DEL FRÍO

Foto de UnMind The Gap, cogida del Fb de Hedes Andrea





EXTASIS DEL FRÍO




Llegado a este punto el deliro crece como un girasol antes de morir ¿saldré invicto de esta vastedad de sombras pañuelos y niebla? el puñal del frío rompe los caracoles amarillos de los blancos cada refugio tiene sus horas de frío imposible no ver la mensajería inalámbrica de la muchedumbre imposible el camino del pubis sin afeites: el cuerpo lo presiente todo allí la sombra cárdena de la prosodia los difuntos paisajes de las fotografías para seguir debo entender las tonalidades de la boca el sentido de la historia sin astrolabios los buscadores de bolsillos o simplemente morir en el lirismo de una noche maltrecha y amarga (aquí no vale el acertijo ni las convulsiones fatuas) en el balcón del desvarío el cuerpo de la ropa con fiebre henchida la fuga y abierta la puerta desencadenada la lengua sin la mesura de las buenas costumbres  ¿quién ha dicho que en una azotea no se pueden cultivar gladiolas? (la desnudez me hará libre de cualquier disfraz la trinchera de los verbos presentes el entusiasmo por encontrar un puerto así el prostíbulo más caótico así deba rezar el juego del tiempo iluso de los candelabros el noveno círculo de la mayéutica es justo el frío tras el cristal de nuestra propia sombra) algunas veces me sacuden mis propias ruinas —ciertas manías de locura imperdonable— la piedad ¿quién piensa en la piedad ciertamente hoy en día? trato de rehabilitarme en la fantasía de los ángeles trato de quitarle calorías a los fines de semana y eructar todas las astillas de la semana por supuesto me he aficionado a mis miserias qué mejor garantía de estar vivo qué inagotable el desvelo hermético de la hojarasca el poro que se atraganta en mi memoria el éxtasis de la raíz infinita del semen  (cada ahora tiene sus propias semillas alguien me lo dijo al respirar junto a la piladera insoslayable del tiempo) —yo por si acaso dejo que las aguas del invierno suban hasta las ingles —llueve claro espejos de luciérnagas— ¿alguien vendrá a lamer los ecos de mi materia  la húmeda brasa arrodillada en el cipresal del deseo?  me inclino en la arcilla de mi propia catacumba necesito infusión en mis costillas suelta sus imaginarios el cordel de la saliva hace frío cuesta abajo del burdel en la fábula del imaginario hace frío después de las Cruzadas con tanta sangre derramada: ciego ya de cabalgar en las inclemencias en la ventana que apunta hacia el misterio también llueve: todo es lingüísticamente extraño ¿tiene el arco iris sus propios orgasmos?  temo morir sin saber la respuesta sabiendo que el frío tiene algo de anarquista saber que el frío no padece de anacronías —solos vos y yo quizá conectados únicamente por los designios del grito por los apremios del doble sueño pero jamás el mismo arroyo  (cada quien sabe que la ternura se pierde en la monotonía de las grietas) cada quien lo sabe…

Barataria, 08.IV.2013 


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