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miércoles, 31 de diciembre de 2008

Mundo con juguetes mortales_André Cruchaga

Ruinas de El tazumal, El Salvador-Fotografía AC






____________Mundo con juguetes mortales




Si una parte del mundo se debate en la muerte,
¿Qué hace el resto para detener la sangre —esa
Precisamente que salta a borbollones tras las bombas,
Los misiles, los tanques, los fusiles?
No puede haber esperanza con disfraces, ni treguas
Cuando la tormenta dibuja codicias y la lágrima
Reluce en la niebla y el horizonte es pálida herida.
Entre noche y día, a diario hay muerte, hay terror,
La humanidad gira en un abismo de gargantas;
El viento se abre al gris del dolor y al ciprés del llanto.
El luto camina sin descanso, duros relámpagos
Cercenan los ojos de la brisa, lo inhumano
Se ha apropiado de la vida como un voraz felino.
Nuestro mundo juega con juguetes mortales:
De pronto el grito ladra en la boca de los cañones.
Ahora mismo hay ciudades que humean
Con nubarrones de ceniza. Ciudades enteras
Que tienen de trinchera la angustia o niños ahogados
En llanto y zanjas de sangre donde el cielo se apaga.
Ahora mismo este siglo canta a las cruces
Y glorifica los cañones y no los balcones cristalinos
De la paz. Ahora mismo CNN, BBC, TVE24 horas,
Nos salpican con ese desierto sin sombreros,
En cuyo aliento se anuncia la luz disfrazada de muerte
Y el espeso remedo de la flama oscura.
No es un juego ver cuando caen los edificios,
Ni gratificante el cielo de infrarrojos para asaltar
La pupila indefensa que busca abrir las aguas
Y así resguardar la vida. Es un caminar sin respiro
Este mundo de brasas: “las bombas agujerean
Los días” y también, el desvelo indefinible, —ramas
De saliva sin pañuelos audibles entre la ráfaga
Que rasga y soterra el buen presagio y la ola nítida.
Ninguna razón, —¿Ninguna razón, digo—?
Justifica la sal monocorde de la guerra, mucho
Menos hacer del aliento una gota quemada de trenes
U otro rehén de agónicas flautas. Nada puede
Justificar la oquedad de estos juegos mortales
En los que se desviste la vida para calmar la sed
Y ciertos determinismos tan falaces como el progreso
En cadenas, o una almohada de cascajos o el sueño
Entre harapos cuando este es carnada para
La combustión del fuego. Entre las sábanas mojadas
De una humanidad agónica, entre ese remedo
De la vida, la harina se disfraza de pólvora;
La incoherencia de los embudos desangra todos
Los caminos: —los últimos reductos crujen en los poros,
Ese Mar Muerto de hoguera, luciérnaga de ceniza,
Es la respiración envejecida del horizonte.
Esa franja de Gaza sin receso, es simplemente,
La lengua donde se enredan los cartílagos del ala,
O el surco donde el “Arcángel a caballo”, hará
Del llanto y la agonía, un trasiego de hostias
Sobre el nido verde de las luciérnagas…
Barataria, 31.12.2008

domingo, 28 de diciembre de 2008

La noche es una frontera_André Cruchaga

Fotografía: Donald Aguirre, USA





___________________La noche es una frontera



La noche siempre es un muro o una frontera.
Contra ella se vomita la sangre del tiempo
Y las angustias que salen negras del alma.
En la almohada el cuarto oscuro del sueño:
La respiración estremecida, el vagón de las
Sábanas Sin muslos, las palabras acumuladas
En el silencio. —Esta es la noche en mi herida,
Noche salpicada de tiempo, oscura corriente
De hojas sobre estatuas. En el campo de batalla
Nadie sabe por qué se mata finalmente al otro,
Cuando la voz propia no cuenta;
Dé qué sirven los espejos de la artillería
Y los fusiles de asalto, si no es para combatir
La truculencia y los falsos valores que crecen
En la madera de todos como espigas flamantes…
(Y aun así no hay arma que se justifique
Cuando su ausencia podría salvar vidas,
Millones de vida que a diario mueren…)
Hay niños ciegos rodeados de pólvora.
Hay niños En la orfandad de sus brazos,
Hay niños sin pensamientos Y sin alcancías,
Hay frío en las ramas de las calles
Junto a cientos de muertos, junto
A camisas rotas y agujeros en las paredes.

El manjar de la noche se hizo de pólvora y cuchillos.

La mentira ha sido elevada a verdad combatiente.
Toda sombra se tornó esqueleto de ternura.
Espectral resulta la niñez en las calles comiendo
Los escombros de la historia —mercado oscuro
De la alevosía, pan sin latido en su harina hirsuta.
La omnipotencia del caos nos consume —se volvió
Claridad e investidura y bodega doméstica.
Dicho esto: “No quiero proponer nada al mundo
Ya suficiente tiene con sus tristes historias
Que corren como infinitas gotas de mercurio.
Lo único que hago es decirme que tengo hambre
Hambre de gran ciudad civilizada y fina
Tanta hambre que me excito al ver pasar los gatos
Que me excito sexualmente digo al ver pasar los gatos
Cultor como soy de todas las delicias entrelazadas.”

La noche siempre es un muro o una frontera.
Su manjar cada día se hace de pólvora y cuchillos.
Mientras tanto, como miles de seres en todos
Los continentes “estoy con hambre
El hambre es una especie de cáscara de hierro
Que te mete los grandes colmillos en los hombros”…
La noche del hambre que los sueños gritan, bodegas
De esqueletos muriéndose sobre la tierra,
Así el Orden mundial, diestro, cruza la vida.
Barataria, 27.XII.2008

viernes, 26 de diciembre de 2008

Semillas de la noche_André Cruchaga

Fotografía: Donald Aguirre, USA





__________________Semillas de la noche



Semillas de la noche cubren los pabilos.
Aquí los gritos encendidos de pólvora:
Estelas de humo quemando el libro del pecho;
Los papeles rotos a la deriva del viento.
Cuando las sienes palpitan —digo: déjame
Caminar por estas calles parecidas al invierno
Y ver las luces que llagan mis pupilas.
No huyo y pareciera que así existiera:
Siempre yendo colgado de tantos recuerdos;
Siempre en el mismo sitio sin ganar ni perder,
Pues ya dejé mis zapatos en las esquinas,
Acaricié los sueños en los rincones de la brisa:
Anduve siempre alejándome del grito.
Una caricia fue lo único que tuve de camisa;
(Una sóla en miles de años).
Todavía el espejo no ha desgastado su nombre.
La noche plena me entrega el cuaderno
De la calle, —ese raro cuaderno donde se gastan
Mis ojos: este diciembre es terco y cruel:
Despierto me detengo a respirar en las vitrinas;
Pero ahí no hay analgésicos para dormir
A Santa Claus y quitarle la respiración
De un juguete aunque la cara se vuelva papel
Pintado por la sal que los ojos escriben en la cara.
Pronto pasará —digo este mirar con sigilo
E impaciencia las luces que penden de los árboles.
Mientras tanto la noche es larga, inmensa.
Alrededor hay niños felices y hay también
Niños tristes que anhelan en su llanto
Lo que la infancia les reclama…Todos esperan
El final de la noche. Todos en la monotonía
De la risa, olvidan la ilusión de los regalos.
¿Dónde está esa noche buena sin ilusiones?
¿Dónde los sueños dibujando nuevos rostros?
La miseria pasa la mano como un ventarrón:
—a menudo las navidades son más tristes
Que los ojos cerrados de los féretros y mausoleos.
La infancia se desvanece en esta noche
Donde no siempre la piedad se revela en un juguete.
Y así pasan las otras noches y las otras navidades:
Siempre habrá alguien que no reciba una sonrisa,
Ni un prójimo que se detenga a ver las horas
Que bostezan en la lengua de la noche y las luces.
Si esta noche es así de imposible, sólo me queda
—aunque lo deteste— la tristeza, y quedarme
Con la inocencia palpando al viento que pasa sin estribos
Por todos los terrones de mi carne.
Barataria, 24.XII.2008

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Esencia de Joan Miró-André Cruchaga

Composición de AC





__________Esencia de Joan Miró
(20.IV.1893-25.XII.1983)



Líneas verdes, azules, estrellas;
Marionetas vívidas, amarillas,
Verdes, azules, trazos negros
Como el umbral del claroscuro
De los aleros en tiempos grises.
Lamentos de la sangre abriéndose
A los relámpagos, ojos al filo
De puntos diversos: la noche
Desvelada mientras el futuro
Viene hondo, salpicado de paz
Y no de inciertos temporales.
Aquí está Miró en su taller
Infranqueable. Está entre pájaros;
Susurran en el verde las estrellas,
El amarillo cae de las hojas; el azul,
De los anhelos del viento, dolor
Adherido al negro de la República.
La luz de los colores, toda, vuelta
Palabra en el cielo de la noche.
Transparente el camino del sueño,
Los ojos traspasando el agua
De los días igual que la corriente
Del ansia, caudal insondable del alma.
El pincel desde dentro aferrado
A las ramas del espejo, al espejo
De los sueños en los ríos del agua.
El alba trotando desnuda en el sol:
Tras el color la figura amarilla
Del cuerpo —la carne ahora vuelta
Fantasía, gesta unívoca del alma.
Miró en los jinetes del rojo, aquel
Dibujo en el ámbito de lo audible:
Libertad deseada de transeúnte,
Encuadernada en el aliento de cada
Lienzo. Líneas, colores, piel
De litorales sobre hilera de puntos.
En cada oscuridad la lengua de la luz.
En cada pincelada los párpados,
El suelo, la pintura en las curvas
Del cielo. Anillos verdes mojados
De azul: huellas en el reloj de las nubes.
Así domina los círculos del aire.
O las campanas azules en el eco de
Los amarillos. Líneas negras, negras.
Círculos negros, profundamente negros.
Nada de escombros; el pincel juega
Y es niño jugando a la memoria,
Es decir a los colores: rojo, amarillo,
Azul, negro y a la luna de repente
Blanca a trasluz del paisaje.
Y a los pájaros, de repente arco iris,
En la espátula afiebrada del alfabeto.
Líneas negras, azules, puntos, ojos
Extendiendo sus brazos hacia el tiempo.
Barataria, 21.XII.2008
(Barcelona, 20 de abril de 1893 — Palma de Mallorca, 25 de diciembre de 1983)


domingo, 21 de diciembre de 2008

Breve fotografía del caos_André Cruchaga


Deslave: composición de AC





_____________________Breve fotografía del caos




En el orden mundial, todos los posibles
Extravíos: la lengua colgando de los labios,
Los semáforos con su remedo de arco iris,
Los ritmos desaforados de la música
Que nada tienen que ver con los Dreams
Of Freedom de Bob Marley. —Hay algo más
En la boca de este mundo truculento: la náusea
Como un peine desde más de dos mil años,
Las paredes de la cordura convertidas
En un atroz pesimismo, la lengua de la mentira
En sus frecuentes laberintos,
La lengua del dolor lamiendo el clímax
De los astros: —¿Es el símbolo de estos días,
—pregunto, digo— cuando quiero entender
La ley, ciega de ojos y mucha espuma.
La risa abdica en armarios abyectos. Pero ahí
Está todo el ser humano: las pupilas del sol,
Las fúnebres obsesiones de la congoja.
—Claro que en esta epidemia todos ardemos
De vértigo. Nadie se salva de su magnetismo
Sonámbulo, aunque algunos hagan ceremonias
Acuáticas dentro de vagones esterilizados.
Vivimos en el alma desfondada de la noche:
—Y quién sabe si saldremos ilesos a la hora
Que se rompan las ventanas o los ojos
Cambien de ver los pájaros suicidas que hay
En esta selva de instintos…
Los durmientes de las luciérnagas en la lengua
Perdieron su luz ínfima, su boca de centella;
Y en cambio ganamos, no para bien, precisamente,
Espacios parta la sombra, y palabras
Demasiado explosivas para hacer cráteres.
Soñar a menudo se torna un reino prohibido:
Soñar en la pesca, en los secretos delantales
Del destino, en los utensilios del canto,
En los nudos que desamarren la geografía.
Para unos sólo queda en córneas desfiguradas:
—en realidad el caos siempre ocupó una silla
Vitalicia del poder: con su piel de elefante
Mueve el ritmo de la vida. O tal vez todo
Lo que nos parece crueldad, sea sólo parte
De esa expedición del extravío, de ese itinerario
De las narices cuyos pétalos derivan
En pedales sin semillas…
Hoy se han petrificado las campanas de la alegría;
—El verdadero universo aún no ha brotado.
Quizá este madero impreciso,
Nos de un Norte de fósforos,
Donde la noche sea el día, y los pájaros
La lengua grácil que necesitamos
Para recoger la savia de la tierra.
—El verdadero universo aún no ha brotado.
Nos hace falta cambiar los cementerios
Por otros sueños más audibles…
Barataria, 20.XII.2008

viernes, 19 de diciembre de 2008

El tiempo cambia de palabras_André Cruchaga

André Cruchaga, El Salvador






________________El tiempo cambia de palabras




Las palabras miran…
Las palabras se hacen
OCTAVIO PAZ



El tiempo cambia las palabras por distintos
Artefactos; a menudo uno desconfía de ellas
Y opta por un lenguaje más contundente.
Las banderas en los cónclaves tienen sentido
Sólo para darle oficio al viento, no para
Levantar la voz de las naciones. Uno desconfía
De la saliva en los micrófonos,
De la distribución en el mundo de los pájaros,
De las distancias a la hora de posar
Para la fotografía oficial en un cielo donde
Hoy hay muchas revelaciones apocalípticas.
A la vuelta de la esquina la tempestad global
Nos enreda con su tifón de barbas blancas.
El tiempo cambia las palabras: hay una
Especie de hipnosis colectiva atravesando
El subconsciente, en la gruta del escalofrío,
Hay quien mastica la sangre de las puertas
Y deja cadáveres espantados en las aceras.
Pero también hay buenos signos
Para las palabras: ahora ya se habla, de quitar
Embargos y desbloquear la libertad
Que durante años estuvo sumida en la noche
De las falacias. Largos años de levantar,
En forma despiadada, los dedos de la mano,
Y erigir sanguinarios muros de granito.
Ahora los zapatos son un arma contundente
Y ponen en tela de juicio las palabras:
Ayer nomás era difícil desatar la ira de los ríos;
Hoy los ríos son una aventura en las palabras.
Ahora, de qué se duda: ¿del tiempo, del miedo?
Tanta agonía hizo visible al planeta,
Tanta fatiga en la respiración está cambiando
Los sueños que hemos tenido en pedazos.
Las palabras no son suficientes para quitarnos
La sombra del gigante, no lo son después
De tener una funeraria en el pecho y deambular
En los diversos nombres del miedo. Pero
Las palabras frente a cada espejo son semillas:
Aunque el aire las encabrite de otros artefactos
Y no las usemos para la defensa legítima
De la fosforescencias de las luciérnagas.
En los grandes foros y en los púlpitos sangran.
El poder las usa en sus estratagemas;
Nunca, o casi nunca, para darle fuerza a la luz
De la esperanza que tanta falta nos hace
Cuando los sistemas zozobran en la tormenta.
Las palabras son el signo de los tiempos:
Pueden ser estrellas en medio de la catástrofe
O barcos, o neblina o, relinchos para atravesar
La populosa ceniza del ruido.
Son ojos y éter y banderas. Son ese universo
De lámparas para iluminar los senderos
Sin necesidad de botellas y zapatos…
Pero están ahí rompiendo los calcetines
Y nombrando al asesino con la más enérgica
Pupila de sus sílabas…
Barataria, 18.XII.2008


jueves, 18 de diciembre de 2008

Siempre el silencio_André Cruchaga

Silencio en el bosque, composición de AC





_______________Siempre el silencio




Siempre el silencio y la luna de medianoche
Colgando de las vértebras de este fatídico
Calendario. Desde siempre el pecho combate
Contra la distancia, —esa que sólo se ve
A través de las ventanas y la joroba
De la estribaciones, esa que está ahí enredada
En mi propia tempestad humana.
Lejos hoy el lenguaje en su levedad de pluma;
Y en cambio una pesada puerta de hipnosis.
La vida nos aventó como una ola para
Reventar nuestros pechos en la sal del tiempo:
—ni uno ni el otro escapó del vértigo;
La sangre en su resignado espacio,
Perdió el prodigio de los arco iris. Sólo existe
En nuestra propia alacena de las manos:
Silencios prolongados, y lo peor, hicimos
De ese silencio adusto una férrea armadura
Como un artificio para ocultar la aventura del cierzo.
—pero el silencio se vuelve una agonía
En la propia respiración: la noche tendida
En los sueños torna oscura la raíz del día
Y los signos de la luz cambian a cirios funerarios.
Es esto lo que hicimos del aliento y el deseo.
El aire muerde los ojos mientras uno contempla
La voz ensimismada de los pasos que no fueron:
—Fue un poco caminar de espaldas;
Y en los zapatos la zozobra, el agua convirtiendo
El aliento en catástrofe, el mundo hablando
Por nosotros en medio de calles de populosa neblina.
Nunca el silencio se construyó a falta de palabras,
También la inmovilidad de las pupilas,
Pronunció al aire su discurso de murmullos
Encadenados. —También la sonrisa bajó su propia
Intensidad de marea y los senos dejaron
De alumbrar el camino hacia la boca del fuego.
De hoy a mañana el lenguaje es la herida.
Los recuerdos son hangares de galopes o,
Sencillamente, abejas masticando las pupilas.
Para mañana arrastraremos un día cansado:
Tendremos nubes y piedras en la lengua, y hasta
Unas manos demasiado frágiles para sostener
El mundo. Pero es lo que plantamos. Y nada
Es ya cierto cuando las campanas han perdido
El suspiro y el pabilo del alba cuelgan
Como un crucifijo en banderas de incierta
República. Es lo que tenemos: miseria en vez
De palabras; bolsillos sin monedas;
Vagones sin una gramática precisa; —lienzos, diría,
De una risa sin luciérnagas, de trenes sin rieles
Por donde el aliento sangra y nunca amanece.
Tu mirada también es silencio
En la yema de mis dedos, pero tu ombligo
Se ha quedado pegado a mis retinas…
Barataria, 16.XII.2008

martes, 16 de diciembre de 2008

Piedra de la noche_André Cruchaga

Luna poema:Composición de AC



______________________Piedra de la noche



Piedra de la noche en el jardín de los ruidos.
Las luciérnagas vuelan sobre su propia sombra;
Tiembla el reloj de puño sobre las calles,
Mientras un suspiro acerca su saliva
Al horizonte: los pájaros se anidan como sombreros.
Luego las nubes gotean lejanas lágrimas:
—como lengua de arco iris descienden
A las raíces y ahí cobra vida el imán de la tierra.
Los perros husmean en el ruedo de los pantalones;
Uno y otro reconstruye la geografía
Con su olfato de alfiler y oídos de bisturí.
La noche está abierta a la agonía —digo,
Y sin embargo en los parques no se nota
Su lengua de ajedrez cuando todo mundo,
Se mueve bajo el lienzo de las lámparas.
Nadie se percata que entre los tragaluces
De las hojas, hay fosforescencias ignoradas,
Y también, barcos que se hunden en las sienes.
A veces me siento en su dureza nocturna,
Pero la intemperie me acobarda:
Siempre los martillos de la orfandad
Fueron diluvios; nunca estuve ileso
De su polvo oxidado; —y ese polvo siempre
Cae donde bebo agua todos los días.
Por eso también el aire de la noche y el agua,
Se tornan piedra en mi boca: beber el vértigo
Que da el abismo ya es temeridad
Pues de repente hay cruces y no puertas
Que apunten a sonrisas…
De repente la noche se desplaza sin fatiga
Pese a la grieta que abre todos los días
En el calendario. —Pese a estar en la caverna
De mis huesos comiéndose los pies
Y cercenando las pupilas. Golpea como la luz
Que de pronto irrumpe en los ojos.
En el horizonte las imágenes se diluyen.
Sobre mis hombros sólo hay caminos imposibles:
—la incertidumbre fue emboscando el alba;
De otro modo los sueños todavía fueran
Posibles en un siglo que vivimos de crepúsculos.
Pensar ahora en el acaso, sería estupidez,
Cuando la mirada se perdió en la noche
De la espera, cuando el pecho durmió sobre
Las piedras y la noche cerró toda respuesta.
En tanta noche aullando en mi dolor,
La muerte diaria se ha vuelto piedra amarga;
En tanto gemido estropeado por la vida,
Sólo queda esta proclama de la conciencia.
Y acaso, sí, un deseo de olvidar en mi paladar,
La piedra del dolor con su dolor galopante
De orégano en la sopa…
Barataria, 14.XII.2008

jueves, 11 de diciembre de 2008

Monólogo en la nieve del Mount Hood_André Cruchaga

Jane Glazer, Oregon; André Cruchaga, El Salvador.





__________________Monólogo en la nieve del Mount Hood



A Jane Glazer, poeta oregoniense,
Por compartir su lectura poética conmigo.



Aquí como una réplica de la blancura, todos los pensamientos son blancos.
El aleteo de los pinos es fiel a este aroma del bosque, quizá por haberse
Convertido en un jardín esencial en las cornisas del aliento: aquí es palpable
Estar vivo pues el día camina sin fronteras, salvo la niebla espesa
Y la transparencia afable de la nieve que cubre las pupilas.
Desde Lake Oswego los jardines son cautivantes: Multnomah County,
El clásico Timberline Lodge, The Historic Columbia River Highway,
—Sujetos van mis pensamientos a este vivir entre las aguas
Del Willamette River: aquí la memoria la sostienen los caminos cristalinos.
Ahora juego a olvidar las palabras del olvido y lo sombrío.
En Beaverton o Hillsboro, o Wilsonville, o Tigard, o Sherwood : las calles
Me empapan la garganta y no le pido al tiempo más explicaciones.

De la Faculty house camino directo a Shoen library para platicar, en cierto,
Modo con las ardillas; en Clark Commons está la Bookstore. Buscando
Bosques me he encontrado con una antología poética de Rafael Alberti.
Es una rareza dentro de la Streff Gallery. —¿Qué hace un poeta español entre
Los maples y las esculturas que agitan el espacio duro de las nueces?
Pero me ha servido mucho su poesía en las horas que odian al mediodía.
De repente me duelen los huesos de tanta presencia suya: —no me acompaña
En mis caminatas sobre el césped, ni mucho menos a la hora
En que decido caminar entre los abetos para ver tiritar el césped.

Al final de cada jornada abro las ventanas para que entre el viento frío
De los cuervos —confieso que me encantan sus gotas de trino: despeñan
Las palabras con su plumaje nocturno —de otro modo, quizá no me gustaría
Escuchar su voz en la eternidad de estos grises.
Un día después de clases se nos ocurre leer poesía con Jane Glazer:
—Así la soledad que me das se me disipa; la baranda de la nieve nos deja
La piel de río. —¿Existes o no poesía —me digo— después de sacudir el libro que ando
entre mis manos que ya no es de Rafael Alberti, sino el de mis
Respiros —ese que la angustia arrebató al olvido borroso de tus brazos.

La llave de mi ansiedad cede a la libertad de Salem: imagen de mi sombra
En los cristales. Enfrente del Capitolio el fragor del agua; el cántaro
De tu alma cerrado a este caminar solo en los andenes. A ratos veo los ojos
En los cuadernos de mi esperanza, en esa herida que mana huracanes.
Después de un fin de semana de andar en las montañas y hacer nuestro campground
en pleno invierno he vuelto a Marylhurts, a la Faculty house:
Aquí me espera la inexplicable ternura del alfabeto y las puertas
Que al abrirse dan al incendio —con cierta terquedad— de la nieve.
En el aula de clases —Ann Chapel, se llama—me despierta el Portland Head Lighthouse:
en esta orilla del Pacífico se abren tus poros y los labios
Del viento que ríe frente a mis ojos. Absorto, sobre el cuaderno en blanco,
Veo gaviotas de luz y la arena verbal de tus poros y la inexpresable mariposa
De tu cabellera abierta a las riberas del océano.
Terminan las clases del día y sólo veo mis manos abarcándote en el claustro
De la página sin ninguna caligrafía…
Barataria, 11.XII. 2008

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Palabras en la ventana_André Cruchaga

Collage (AC)









____________Palabras en la ventana




El aire respira en los girasoles de los pájaros —ahí donde las hojas
No tienen límite en los relojes, ni la ardilla de las plumas muestra
Cansancio: el horizonte en las manos y en los párpados esta tierra
Hundida en el azogue de míseras bocas —las proclamas asustan
El vaivén de las sangre y desvelan el pecho y las parcelas de la carne.
No hay manos que desnuden catedrales verdes, ni aperos para mitigar
El frío que acampa en los poros—no hay manos cuya faena
Abra surcos y el grano inaugure trinos o simplemente acertijos
Donde el alba, —llegada— salte de alegría.

Mientras me arropa tu risa caliente en mis ojos, el ventanal me deja
Ver tu cabellera oscura en el silencio de mi sueño. —aro en mi nómada
Oficio de párpados, las palabras son esa ventana que abre tu cara;
Las ventanas, el cierzo de tu cuello fundando mi alimento.
En tu cuerpo vuelo guitarras de cielo —ese que en pie está herido
De guitarras: polen de un navío intenso, forma de la hoguera
En mi arquitectura, océano en mi pecho: —agua redonda en mis palabras.
Tus brazos en el litoral de la ventana, la boca donde se hace
El invierno y luego baja al arroyo de la espiga descalza del olfato.
Desde esa ventana que siempre nos ve o miramos el bosque,
Los párpados deletrean los zapatos, el olor de la piel trashumante
Sube a los pañuelos del cielo y gira como un trompo en la saliva.

Ahora las palabras se vuelven espejos plurales, espejos y agua, aquí
Donde de pronto nos volvemos figuras al óleo.
Sin ninguna duda la lluvia aviva nuestros recuerdos. La lluvia en los pinos,
El río en los cedros o los bancos en las raíces de los eucaliptos.
Aquí donde el ojo amanece en tu montaña y la sal no hiere
Nuestra madera ni violenta el hambre que entumece al mundo.
Nuestra sed no tiene duelos, ni es fauna para museos.
Nosotros hemos sido parte de esas sombras de las migraciones:
La guerra quemó el aire de nuestros ojos; después la paz que nunca
Vino, después los repetidos vaivenes del mercado global,
Después, aquí, —vos y yo— queriendo entender el júbilo entre ecos
Y lugares de desplazados —espigas ahogadas en sombras, atroz verdad
Que no derriba muros ni hace la palabra más clara de su torrente.

No sé si un día rompimos las cadenas de los himnos —¿Nacimos?
Llueve todavía en nuestros costados: esa lluvia con sol sobre las piedras.
El tiempo nos ha hecho vivir el olvido de las palabras
O la página en blanco en las calles. De tanto olvido, el olvido mismo
Se ha vuelto esa memoria habitada en mis sábanas. —Esa memoria
Que hoy me mira en la ventana como un cuaderno tembloroso de la infancia.
De tanto caminar y mirar caras en las calles y parques, sólo veo
Bullir tus ojos en la luz tibia de mis pupilas. —ojos y pupilas inexpugnables
En un tiempo donde prevalece el entertainment al estilo hollywoodense.
No somos digo —vos y yo— ese tiempo, ni los efectos de Kingdom of Heaven.
Somos en esta historia, más la sal de Job que cualquier día transitorio:
En la transparencia del sol habla tu cuerpo —luz sonora en el tacto
De mis palabras donde el fruto se hace visible en mis poros:
Luz en mi garganta como otro cielo en mi ventana… —Así, sencillamente,
Luz ascendiendo sin vestido a mi cuerpo.

Barataria, 10.XII.2008

jueves, 4 de diciembre de 2008

Conciencia del trabajo_André Cruchaga

Collage André Cruchaga






_________________Conciencia del trabajo




La poesía se convirtió en mi pasión de todos los días. Por eso respiro feliz.
Desde el fondo o lo alto, está aquí conmigo el fuego en mis sienes;
En el instante de abrir las ventanas —rito irrepetible cada vez que lo hago,
Se incorporan a mi hálito múltiples pálpitos; las llaves de la fantasía
Suenan con una luz de estaciones, con ese mismo eco alrededor
De los ríos, a la gente que pasa dejándome su sombra de tejado, asombro
Y hasta la solemnidad de los árboles húmedos del tiempo…
No sé si es oficio deslumbrarse ante las palabras y mirar la sangre
A través del alfabeto —palidecer o sonrojarse ante la noche; caminar sobre
La basura de la ciudad, escuchar la habitual jerigonza del vecindario,
Repetir la sonrisa cada vez que la gente la dibuja con las letras del trajín.

Desde la oscuridad le rindo tributo a las palabras. El día las llena
De multitud; los niños juegan con ellas a menudo sin ninguna urbanidad.
Las palabras son la raíz de mi trabajo,
La poesía y yo nos sentamos en las aceras,
Las palabras huelen después de abrirse al mediodía,
La poesía tiene tantas lámparas como la risa,
Las palabras en mis manos se vuelven barcos,
La poesía el mar donde sopla el viento,
Las palabras desvelan los contrastes de la lluvia,
La poesía destella los colores del horizonte,
Las palabras prolongan la luz,
La poesía crece desnuda por las calles:
Palabras y poesía constituyen esa fosforescencia de mi oficio. —llaves
De una herencia que ha acumulado miles de años. Llaves así como está
Escrito en las paredes de la memoria, en la sal del rayo, en los silenciosos
Párpados de las catacumbas, en las aguas donde levita la iluminación.

Mi trabajo son las palabras: —y ahí conmigo construyen otro espejo.
Mi conciencia se fundó entre herencia y sudor, no sólo fantasía.
Un día se hicieron presentes, palpables, deidades, dientes, almohadas,
Oscura época, pájaros cercanos a la madera de mis huesos, historia
Fraticida, asfalto y miseria en las calles del invierno… en mi sudor pusieron
La tinta de su sangre. Ellas rompen la oscuridad como un grifo de liturgia.

Mi trabajo como todos los trabajos es continuarles la vida, regarlas
Con el pulso de la caligrafía, alimentarlas con la ráfaga del azúcar,
Pulsarlas con la claridad de las luciérnagas y abrir armarios con cada gota
De su respiración. —En fin, hacerlas discernir en lo humano que son.
Mi trabajo es la poesía: lo sabe la luz de la aurora. Lo sabe también la vida.
Mi trabajo es el ferrocarril de la alianza, las tormentas del día,
O la lluvia que lame las piedras frente a mis ojos. —Lo sabe desde luego
La poesía y ese dedo del hambre que me señala como una tasa de sal.
Es imposible claudicar al pie de sus vitrales y en ese trance de sortija
En rascacielos, me quedo en el imposible
De renunciar a mi trabajo, porque sería como tirar mi sangre al mar.

De rodillas las alabo, contrito, como en una iglesia de pétalos
transfigurados…
Barataria, 19.XI.2008.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mar, dónde moras_André Cruchaga

Tomada de:
http://www.meanguera.com, Océano Pacífico, El Salvador.




________________Mar, dónde moras




Si ya no vienes, ¿ para qué te aguardo?
Y si te aguardo, di por qué no vienes
ANTONIO GALA



Mar, dónde moras —lejana luz que entra a las celdas de mi alma.
Hieres mis pensamientos y esta soledad impaciente de mis manos
Por asirte. Cuánta Nada en las calles sin responderme, cuánta
Calle destruyendo mis ojos —sorda la esperanza de dos en los andenes:
La niebla extiende sus huesos desvaídos; aquí las aguas desvelan
Los recuerdos, la respiración se vuelve una playa suspendida
Abajo donde las gaviotas pulsan el aire, abajo donde el pretérito,
Se vuelve un instante de sigilosa acechanza.
—Mar, ¿dónde moras, esquivo en dentelladas de espuma?
—Muerdes la carne. Muerdes el vuelo mientras atardecen los pinos.
La agonía es una piel de tropiezos, el aliento se frustra en los grises
Del hálito, la medianoche del mundo borra la desnudez rutilante
De tus muslos…—El mar con sus manteles de sal y este bosque amargo
De los colores donde la voz con tanta lejanía se pierde en las ramas
Del olvido. Sobre qué zapatos camina la alegría,
Sobre qué días el aire es rojo, en qué bosque están tus manos
Mojadas de cierzo y en qué lugar el pan es una llave en tu boca.

Mar, dónde moras —Hay una luz sangrienta en mi destino.
Hueles con tu quemada ceniza de musgo. La tarde desmorona los ojos
En su transitoria hojarasca; el tiempo rasga el vuelo y duele…
Hemos dormido temblando en el sueño,
Hemos caminado buscando las acequias del pálpito,
Hemos tendido el mediodía sobre la boca del calendario,
Hemos callado el jadeo al filo de las palabras:
—El alma ha repetido sus titubeos en las ventanas y callado el labio
Que la aprieta. ¡El aire comparte conmigo, sin duda, esta ausencia!
Abrázame mar con tus aguas espesas de alas.
Ahora la sed me amarra con sus lazos, aunque la tierra sea indecible.

Mar, dónde moras, —en qué ríos desemboca tu aliento de algas.
Bajo qué cielo habitas y le ganas al aire su verdad transparente.
—Día a día rompes mi alegría en desvelos: sólo puede ser brida tu arco iris
O tu pecho donde anidan pájaros…
Di que soñar es hacer posible los espejos. Di que nuestro reino es manantial
De palabras benévolas y no ajados instrumentos de las estaciones.
Mar, ¿dónde moras? —Di que al soñar escuchamos los acordes de la brisa,
Las calles donde caminas, la hoguera misma de las ventanas,
Hacia qué mar te llevan, hacia qué paredes la noche nos aquieta.
Todo gime en la anunciación de la neblina. Todas las mañanas este andar
Sin caminos: aunque el alba beba la transparencia;
De mi posta siempre brota un cuaderno de aguas oscuras.
Tanta oscuridad en mi que no se necesitan noches —tantos ecos muriendo
Que de pronto el ahogo se convirtió en invierno…
Barataria, 27.XI.2008

viernes, 28 de noviembre de 2008

Memoria de dos_André Cruchaga

Joan Miró, España







___________________Memoria de dos




Todo es sábanas en mi memoria: espacio del último insomnio en la noche.
La almohada reconstruye cada cabello del deseo. —Esta es sin duda
La historia más real de nuestros sueños, la boca de la ansiedad en medio
De la noche esparciendo el zumo en muelles clandestinos sobre dos cuerpos
Deshechos en la humedad de sus torrentes. —No hay azar en el sudor
Del propio ritual, sino poros estremecidos que encienden la sonrisa,
Jadeos de armoniosas guitarras en torno a los pétalos del respiro:
—La savia se hace luz en el dominio de la ternura, la avidez ciñe el pecho:
Nos acuna el césped memorable de lo inefable, los labios sonoros
De las palabras en los dominios del mar con sus lienzos perdurables.
Todo en la memoria se contagia, sin envejecer, de tu germinal ventana:
—Sólo si me faltas la noche es posible; pero si no, la cama, la habitación,
Las sábanas, se llenan de luz…
Y el mar se justifica
Y el silencio duerme
La desnudez abre la alfarería de la inminencia,
La sonaja del pubis dignifica mi boca,
El mundo del litoral inunda los vacíos.
La ternura abre sus ojos húmedos:
—Ahí la razón se pierde en el delirio.

Los dos hicimos casa con el aliento. Los dos respiramos hasta romper
Paredes. Los dos combatimos hasta derribar fronteras; en la desnudez
Abrimos la música de las estrellas: descendimos hasta los desvanes
Lacustres del cierzo y ahí, nos desvivimos en cada luciérnaga de los poros.
Claro que el tiempo ya no es el mismo;
Y sin embargo estás de regreso abriendo las ventanas…
Aquel cuerpo tuyo de tormenta me invade.
La espesura de tus ráfagas vuelve diáfanas mis sienes,
Mi esperanza la llenas con el pecho de tu espejo:
—La memoria íntima gotea en su propia fantasía. Esa que profunda
Se presenta en marejada de fósforos y vuelve inagotable el pulso
De la sangre. En el río de rememorarte, el umbral dibuja tus destellos.
El torrente parpadea, ese será siempre nuestro destino recurrente.

Nuestras sienes se reclinan en el aire. La luz se empina en las verjas.
Toda tú lluvia auroral en mis sentidos. Toda tú goteando en el escalofrío
Audaz del deseo; en la intemperie de la madera respiras con las banderas
Del paisaje y el vértigo de las nubes ardiendo en la conciencia.
Toda tú hecha evidencia en la música: —repetida música entre
“la desnudez del sueño” y la fosforescencia agónica de dos espectros.
Todo es en ambos una historia complementaria que el milagro
De la memoria hace posible: sin reservas antes, cándida como
La humedad de la ternura. Todo es en ambos una respiración irrepetible:
—Ahora desde luego, los espejos carecen de paisajes
Y el tiempo no unge de fragancias los párpados ni la transparencia;
Por eso estamos en permanente fuga y haciendo conjeturas
Que a la postre convierten en polilla los armarios…

Barataria, 25.XI.2008

viernes, 21 de noviembre de 2008

Nostalgia-André Cruchaga

Joan Miró, España




_____________________Nostalgia




Y allí quedé esperando. Me despertaba con la aurora, si es que había dormido. Y creía que ya había llegado, yo, ella, ... Salía el Sol y el día caía como una condena sobre mí.
MARÍA ZAMBRANO




Vives y mueres en mí en este trajinar de todos los días. Paciencia
Ha habido; no la paz necesaria para sobrellevar este calvario y leer
Durante las noches tu mirada transfigurada en los cristales.
—en el espejo levitan bocetos de tu cabellera negra y la ambigüedad
De los colores. La emoción salta como un mar sordo, las pipas del aliento
Invaden el abanico de las pupilas tras sus líquidas campanas.
Me urge la luz en esta cueva donde me has metido: no veo el planisferio
Ni gano tiempo, sino cada vez una lluvia glacial donde la ceniza
Se extiende como un cubrecama. Aquí, sólo el ruido roto de los pájaros.
—Balcones con rancias enredaderas, palabras cansadas en los ojos;
Oscuras bocas mordiendo calendarios de estiércol. Llueves en este morir
Día a día. Pero qué importa ya si la distancia y sus conciertos azarosos,
Nos envuelve sin reconocernos en ataúdes de fiel silencio.

Yo imaginé siempre una vida a tu lado: Fuego y agua cerrando los círculos
De la fosforescencia. Imaginé la vida con tu piel fresca sobre mis pupilas,
Imaginé la piedad de tus manos en el claustro de mi memoria,
Imaginé que existías como un beso sin paraguas,
Imaginé formas de andar los ojos en el arco iris,
Imaginé caminos para escribir un poema en tu piel,
Imaginé mañanas de guitarras en las ventanas,
Imaginé poros verdes en mi tacto,
Imaginé noches con frutas y puertos,
Imaginé persianas abriéndose con las palabras,
Imaginé caballos izando tropeles,
Imaginé fogatas elevando su vuelo,
Imaginé los jazmines de tu piel devolviéndome la vida,
Imaginé surcos para incendiar mi lengua de semillas,
Imaginé torres de dulzura en tu vértigo,
Imaginé brújulas sobre el río del fuego,
Imaginé tu amoroso aliento en mi carne fugitiva,
Imaginé desvelos que no se convirtieran en páramo,
Imaginé vientos que nos ayudaran en la travesía,
Imaginé un gran mundo para nuestra condición humana: y sin embargo,
Tenemos un final que rompe con toda armonía. —bajo la hojarasca de los pinos
Chirría la brisa de noviembre. Ladra la noche en su cueva ciega; no reconozco
La tormenta sepia que rasga mis sienes, ni las cortinas muertas de mi pecho.
Ya el día me aprieta con el azabache de sus horas: —Es día o noche el escalpelo
Que corta el horizonte con un filo de olvido.
Es día o noche el miedo a los fantasmas,
Es día o noche la dolencia de las tormentas,
Es día o noche el nudo del escombro,
Es día o noche la ceniza que dejó de ser esperanza en la madera,
Es día o noche la balanza sin nutrirse de equidad,
Es día o noche el eco viviente del dolor,
Es día o noche la unidad que jamás germinó en nuestras manos,
Es día o noche la anónima paz que no dormimos,
Es día o noche la verdad desangrada en nuestras bocas,
Es día o noche la angustia que siempre nos persiguió,
Es día o noche el jardín del que apenas hablamos,
Es día o noche la noche con murciélagos en las paredes,
Es día o noche la intemperie que siempre nos abrigó con jinetes desbocados.

Tal vez nunca lo sepa. Tal vez nunca lo sepamos, porque vivimos entre tantas
Grietas y alambradas que nos fue difícil todo sosiego. Y porque nos volvimos
Muertos vivientes frente al trajín del presente. Tal vez nunca lo sepa. Tal vez
Nunca lo sepamos: —uno y otro entre telarañas de alfileres.
Uno y otro ahogados en el vuelo,
Uno y otro meditando sin retorno atrás de las ventanas,
Uno y otro igual que el desvelo masticando recuerdos,
Uno y otro respirando en su fe última…
Barataria, 17.XI.2008
______________________

jueves, 20 de noviembre de 2008

Existencia de la luz

André Cruchaga, El Salvador





_________________Existencia de la luz




Existes luz y estás aquí mordiendo hasta el último centavo de mis huesos.
Cruje la lengua tibia de las mejillas; el vacío —mundo abriéndose al cuerpo.
Relámpagos de sal sobre las sienes; deliran los dientes en la humedad
Del frío; —queman los jardines con su grito de arco iris; —arde la lengua
En su delantal empapado de polen; —callan los pájaros cuando
Reinventan el vuelo y la cotidianeidad se vuelve un río sin valor absoluto.
Un día la flauta de los sueños se hizo luz: —y aunque ciego, la piedra
Tocó el suspiro y pasó la noche sobre mis zapatos,
Y me quedé en tierra sabiendo de los barcos y sabiendo de los muelles
Y sabiendo de los puertos. —Ahora al mirar dibujo la luz de las ventanas:
Dibujo mis trenes dispersos en el aliento; lamo esa palabra vivir
Como una rama de trementina respirando en mis cabellos. Toco la luz
De ayer y la de hoy: —la luz pende de mis ojos frente al bosque. Respiro.

La luz entre las piedras se hizo pedernal. La llama en los ojos, pájaro.
—la piel, ese abecedario del alma que refleja el tránsito de uno, de otros,
De todos los que prendieron el ocote para conocer los olores rojos
De las frondas. O el magma del índigo en el cielo. O el amarillo descolorido
De las breñas. O la verdad seducida de toda desnudez bajo sábanas oscuras.
—La luz está aquí con su delirio transparente. Crujen las cacerolas
Del que sueña. En el pensamiento la claridad ríe junto al aceite que derrite
Los demonios. Ríe mientras existe el parpadear de las cebollas.
Alumbra por los cuatro costados del silabario. Crece en la noche censurando
Tanta oscuridad. Lame las uñas de los búhos. Bebe la voz dura de los muros.

Frente al espejo arde con sus pies detenidos. La sombra la desvela
Para tornarla manantial: —así queda inscrita en el pecho y en los ojos
Que la devoran plenamente. Esta luz no cesa jugando con sus dientes,
Aún en aquellos sitios donde la lluvia entra por las ventanas y la herrumbre
Lame la cara con su lengua de bruma.
A menudo el semen ciega las pupilas cuando busca un cuerpo;
Entre las manos queda el labio que repta
Sobre el camino del filo —callan las dunas en su armario: aquí nací
Pasando por el ojo de la luna, torturando mis sienes con peces de lluvia.
Ahora mis ojos prefieren la risa de las ardillas
Y el molino que convierte el grano en espectro;
En los árboles amanece el poema, el artificio del destino y una que otra
Rata insomne. El cielo de la luz persigue lo humano:
No el de los albañales que deshacen las páginas del día,
Sino el cielo de las palabras en el conjuro de la boca. El cielo de todos los días
Cuyo bosque burbujea en el aliento.
La luz se hizo así como una cuchara para trasegar o hacer bebible el polvo
Del destino; —ella dibuja cuerpos y, en sus brazos,
Una inmensa ola de colibríes ascendiendo a la novena onda del viento.
Cerca de mí el ángel de la vida a mi costado: —hostia del principio
haciéndose figura y misterio…
Barataria, 20.XI.2008
___________________________
André Cruchaga: Nació en Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, ha desempeñado la función de docente en Educación Básica y Superior. Parte de su obra poética ha sido traducida al francés por Danièlle Trottier y Valèrie St-Germain. Estas últimas, los libros: “El fuego atrás de la ventana”/Le feu derrière la fenêtre (inédito) y “Viajar de la ceniza”. La poetisa Miren Eukene Lizeaga, por su parte, lo ha hecho con el libro “Oscuridad sin fecha” al Idioma vasco (Euskera); y poemas sueltos, al holandés por Michel Krott. Jurado de Poesía de la XVI Bienal Literaria "José Antonio Ramos Sucre", Venezuela, junio de 2007. Buena parte de su obra se encuentra publicada en diferentes revistas electrónicas y en papel de Argentina, Chile, España, Grecia, Estados Unidos, Canadá, Colombia, México, Perú, Italia, Holanda. Ha participado en diferentes eventos literarios en su país, así también ha recibido por su obra literaria varias distinciones. Entre sus libros editados podemos mencionar además: “Alegoría de la palabra” (1992), “Visión de la muerte” (1994), “Enigma del tiempo” (1996); “Roja vigilia” (1997) “Rumor de pájaros” (2002), “Oscuridad sin fecha” (2006); “Pie en tierra” (2007), “Caminos cerrados” (México, 2008), entre otros.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Afonía de la noche-André Cruchaga

Joan Miró






_______________________Afonía de la noche




El hombre usa sus antiguos desastres como espejo.
ROQUE DALTON



Antiguas noches se refractan en espejos de nublados ríos.
Antiguos días socavan la transparencia del azúcar, noches
Enteras en el emporio de las calles, atisbando relámpagos;
En el fondo, es la misma sal corroyendo las pupilas sobre
Viejos muelles donde graznan las pupilas inciertas gaviotas
Y albatros. La noche perdió sus vocales pausadas, sus élitros;
Nos queda la escarcha de los calendarios en la comisura
De los labios. Nos queda, en las sienes, el promontorio
De publicidad con sus depresivas vallas de consumo; nos queda
El chantaje y el soborno como esos tumores sin posible cirugía
Para sanar la vida pública y el alma del Estado que, en su agonía,
Se ha tornado un laberinto de gatos y una celda de heladas
Identidades, donde el amor apenas si se ve, apenas si se atisba
A través de puertas secretas y rumor de madera quebradiza.

Desfila por doquier un cementerio de periódicos al servicio
Del insomnio. Las ventanas reprimidas de la alegría; los peligros
De la trivialidad merodean como la tempestad agresiva
De la ceniza; el paisaje con su saña está hecho para el olvido…
En la noche caduca el paladar con ventiscas de amargor;
Nuestro diario vivir incesante en estas latitudes no deja de ser
Un fragmento de viajes, una constante avalancha de caras
Cercenadas sobre la misma lengua del ansia…

Nada nos da una contrafigura que abata la niebla;
En el fondo es la misma hendidura esparcida, la misma amenaza,
La borrosa boca del invierno respirando cosas al vacío.
Con el esqueleto extenuado de la aurora, haciendo estallar
La hojarasca, nos muerde a carcajadas la cartulina del horizonte,
Las bragas desgastadas del desatino, las verduras podridas
De los mercados, la porfiada bruma de un crepúsculo sin rostro,
La camisa de fuerza, agria, de las cloacas donde sepultan
El zorzal de una posible primavera, de un posible cambio de rieles.
Pero nada hace suponer que tengamos nuevos trenes en las manos,
Ni ventanas de sedientos aires, ni frazadas de armónicos patios,
Sino llovizna de arrugadas mejillas, docenas de tropezones
Galopantes, sorbiendo el dolor torrencial de los minutos.
La humanidad entera lleva cicatrices sudadas e indelebles,
Años de sudar el vaho de los semáforos con su stop desordenado.
La noche gotea su joroba lacerante, desgreñado paraguas,
Donde apenas se respira su propio espejo. Su propia luz menguante.
Nada hace suponer cambios en los horcones que sobreviven
A este tiempo de bullicioso paisaje, alrededor del cual se han
Acumulado desvaríos y erráticos pronósticos…
Nada parece tan cierto como la noche cuando se invoca el sueño.
Nada es más cierto, supongo, que la realidad desbocada
Para construir un nuevo alfabeto…
Barataria, 25.IV.2008.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Tiempo y ser [Otras Décimas]_André Cruchaga

Joan Miró








___________________________Otras Décimas
VII

Todo sabe a sombras y a ciprés.
Mi alma de tierra, en tierra vela
Su liviano polvo de canela.
Y es que las sombras otra vez
Se ciernen con lamento y preñez
En mi vida como acontecer
De un tiempo que no permite ver
En la inmensidad de la ventura
Al ser con su propia vestidura.
Por eso uno sueña el parecer…

VIII

Al tiempo que me entumece pido
Que me deje sólo la ventana:
Esa que siendo vitral emana
El sentir del verbo redimido
O el áureo karma restituido.
Nada más deseo de este gozo:
Ya no ese mísero y fiero pozo,
Que al espíritu lleva en ancas,
Quiero sin más, melodías blancas
Con sensorial trino de rebozo.



IX

El destino no es lo que parece.
Cada quien en su vivir lo afina
Para su gloria o para su ruina.
En el caminar se nos ofrece
Lo que vive y también perece.
Por eso, es vital crecer fuertes:
Fijar la mirada no en inertes
Sueños, sino en la ávida gracia
Para destituir toda falacia
Y así procurar mejores suertes.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tiempo y ser [VI Décima]-André Cruchaga

Joan Miró





___________________________VI Décima



VI

¿Qué vida tengo? En mi desvelo
Busco a ciegas la postrera hora;
No es que mi ser esté en la deshora
Sino que, siendo realista velo,
Esa demencia donde el anhelo
Me hace caminar en desatino
Hasta arder la vela de mi sino.
De pronto, ahí recobro el misterio:
En el calendario me relevo,
Aunque la noche sea mi desvelo.

domingo, 26 de octubre de 2008

Tiempo y ser [Décimas] de André Cruchaga

André Cruchaga, El Salvador.






_________________________TIEMPO Y SER
[Décimas]



Al poeta Pedro Péglez,
y a los extraordinariosrepentistas cubanos.


I
Este dolor de ser y su herida:
Ciega luz que en luz extremo vierte
Este andar solo, que no revierte
El ansia transida de la vida.
¿Qué fuego será que no olvida
El equívoco cuando él suena
En la lengua? Su labio enajena…
El tiempo sacia cuando deshila
El fervor de la sangre. Él destila
En marea su propia alacena…


II
El calendario no da caricia:
Ni en su tenaz porfía confiesa
El vano misterio que en aviesa
Llaga se transpira. Su codicia
Es desaliento cuando acaricia
El haz portentoso del arcano.
Nada es diferente cuando vano,
Lame entre los dedos lo que tengo:
Ceniza en mis sienes hoy sostengo
Como el ardor rojo del verano.

III

Solo esta mi voz sin desmesura
En el jardín natural del viento;
Sigiloso, la fragancia siento
De ese traspasar en su albura:
La madrugada funda y madura
La sutil campana del alero:
El corazón frente a su velero
Es otro destello que se posa
En el alacena memoriosa
Del arrobamiento del viajero.

IV

Sueña el calendario en su sagrada
Pira; en la brasa que lo respira
La cúpula del azul transpira
Como una memoriosa llamada
Donde sólo cabe ánimo y no espada.
A veces en la marea vacilo
Pero es que, en la espada, el filo
Comparte con ella cualquier suerte
De ser simple talismán o muerte
En el hilo frugal de un pabilo.



V

El tránsito del tiempo entumece.
Al día se le lleva en el hombro;
En su diario cristal cruzo y nombro
El rastro pensado del futuro.
Y así, en el fuego me aventuro:
Andar en el rastro imaginado,
No en el maleficio del pasado
Que nada tiene, sino ser pozo
De un vado dormido y silencioso:
Una luz de “fuego trasegado”.
____________________________
Textos publicados originalmente en el espacio virtual del poeta Pedro Péglez: Cuba Ala Décima. Leer más de André Cruchaga en: Arte Poética-Rostros y versos, Palabra Virtual, El Cielo a caballo, Poetas del mundo, Poetas Antiimperialastis de América, Red Mundial de Escritores en Español, Revista Baquiana, Revista Remolinos, etc.


martes, 21 de octubre de 2008

Pereza_André Cruchaga

Joan Miró




_______________________Pereza





El cansancio ronca sobre los guijarros;
en tanto que la pereza halla dura la almohada de pluma.
WILLIAM SHAKESPEARE




Ahogada en su propia almohada está ahí hundida en su sangre;
Entre las nubes acaricia su inercia —huye de la laboriosidad
De los caminos, a menudo su pecho de hielo, sueña formas inertes:
Nada hace que su noche pétrea, cambie a visibles ramas
Donde el viento desnuda los verdores y también esa caricia de la esperanza.
Desde siempre nunca saltó los muros, ni canta el tiempo a través
De sus ojos: es sólo la mueca de su adormecido badajo.
—o una campana que perdió su propia resonancia en el jardín de la sangre.
Siempre la he visto como un astro cansado; jamás ha caminado
A la luz del sol, —siempre es un abismo profundo donde no hay ilusiones,
Ni lugar para vaciar las velas de los fuegos auscultos…

En su soledad desértica nada cobra vida. La noche la define en su ceguera.
En el impulso de partir los ojos pierden su divisa. No hay puertas que
Abran el aire, ni otros deseos más que la inercia. No hay ventanas abiertas,
Ni mares donde la lluvia se haga cielo; no hay cielos donde el torrente
Es laboriosa piel; los sueños se deshacen en hilachas y el paisaje
Un féretro de alfileres y el paisaje un imposible retablo de la luz…

¿Qué caricias se perdieron en su noche? ¿Qué sueños quedaron sin risa?
Hasta la voz ha perdido su leve brisa de verdor; y en cambio priva
La hojarasca sobre losas de musgo. ¿Qué herida secó las calles
Y dejó un páramo de endurecida sonrisa y un corazón sin palabras?
—en su cuerpo de piedras no existen las auroras, sino un pecho
De lenta noche y escaleras sin alas donde el pecho golpee las paredes.
Ella sangra en sus pesados grises, —cielo sin ojos en el trajín verde
De los árboles; sola anda evitando las faenas: nada despierta
Su cuerpo habitado, ni los espejos de insistentes fantasmas,
Ni siquiera este dolido mundo de los sueños. La acidia está ahí,
Gozando su concavidad petrificada, inmutable sobre la superficie
Del calendario…

Nada hiere la tela de su desnudez profunda. Nada en ella tiene
La transparencia del aljibe: un lago de soledad envuelve al alma.
Un mundo de tumbas se abre en el pecho, un cierzo de estiércol
Lame el rostro, tapices de maleza cierran la boca, horas de sueño
Construyen el tiempo. —Nada crepita en sus sienes indecisas…
Todo en ella se reduce a una boca sin dientes, a un incendio de soledad
Sin paraguas, a una forma de caminar sin violines,
A una sonrisa ausente de jazmines, a una cocina sin trastos
Donde no caben los condimentos, sino la imagen quemada del mar
Y sus cortinas de espuma…
Barataria, 15.X.2008
__________________________



domingo, 19 de octubre de 2008

Lujuria_André Cruchaga

Joan Miró: Mujer sentada







______________________Lujuria




De súbito su cuerpo de amor vibra y se inflama
al ver, entre los juncos, temblar como una llama
la lengua roja y móvil de algún tigre…
FRANCISCO VILLAESPESA





En los poros la sal de los secretos se derrite —cuerpo rojo de pájaros;
Ardientes pétalos a la orilla de la selva, yerbas en esa respiración
A quemarropa que el viento hace florecer con su levadura.
Ríes cuando la boca se enreda en las lunas del pecho y baja al ombligo.
Ríes en el mar blanco que preside la saliva, en el alado rojo de los ojos.
Ahí vive el pino con su trementina blanca cruzando paredes
De guitarras y manos de verdosa ciudad y jadeos de abiertas alas.
Eres la amante que torna los labios en estrellas húmedas…
La voz se sale de los sostenes, faros desangrados en la raíz del sueño.
Eres la ardiente amante, —apetecida gruta mordiendo mis pupilas:
—ahí, entre las breñas la desnudez se hace honda y el jadeo profundo.
Ahí el río seminal abre las riberas del espejo de la aurora:
Ahí llego y me quedo, hundido, descendido, en tu estandarte de abierta
Enredadera —cabellos estriados por los luceros de la esperma.

Las palabras en la intemperie se hacen fogata, ciega rama de luz y porfía,
Pues entre más quema el fuego, la lengua se derrite en su agónica
Travesía —agónica travesía, digo, el fuego en su quemadura, en la flor
Que deshila hervores trocada por el rayo en el centro de la herida.
Nadie más me da consuelo que la gracia de tu piel fecunda; arde el lazo
Que por un momento se congela en la carne encandilada de los muslos.
Arde transido el manantial del gozo hasta que se cimbra el desvelo
Y abriga el alero con la miel que llega hasta el aliento…

En cada viaje son torrentes los que el viento derrama: el espejo se torna
En pequeños granizos de un estío alucinante. Y es que hundido en la colina
Donde cae la lluvia no hay otro desasosiego más fuerte que el ardimiento.
Eres una hoguera que no se agota aunque la vena vierta repetidas brasas.
Esa brasa que profunda aviva su letargo cada vez que calla, concluida
La batalla. Revive la piel a cada instante hasta hacer de ese nido
El sentido de los sueños, la hondura de la raíz en la entraña, el territorio
Donde la lengua lama el deseo con la brisa estremecida del vértigo.

Cada día agonizo en tu ciudad pura. Cada día tus pechos asidos a mis manos.
En las mañanas vigilan el cielo como dos ramas prendidas en el cuerpo.
Cada día tu nombre se hace lluvia: palabras perfumadas de sigilosa levadura.
Cada día la trementina de tu imán me destina a viajar por mares de vértigo:
La habitación se vuelve una feliz imantación, la cama o el piso, la mesa,
Un pétalo donde el cuerpo suspira guitarras, aguas que no son llanto,
Sino torrenciales líquidos de los poros como lengua salida de los océanos.

En cada amanecer tu cuerpo como una catedral gótica. Duraznos en el arroyo
Donde los peces bracean y muerden sandías de jugoso trino, libro
Entre mis manos con sus impresionantes aureolas, pezones donde los labios
Arropan el tiempo, vientre donde la luz abre las ventanas, lluvia donde sólo
Ondea deseo y ternura, pubis así, del tamaño del deseo
Reflejado como una constelación en mi rostro…

Cuando ella duerme, mi memoria viaja por su selva: mi lengua la saborea
Como un “fruto silvestre”, su humus es suave como las ramas del arco iris…

Barataria, 12.X.2008
_______________________________

sábado, 11 de octubre de 2008

El tiempo_André Cruchaga

André Cruchaga, (El Salvador,1957)


_______________________El tiempo




¡La hora, por favor, dígame, dígame el tiempo
para rodar cantando,!…
MIGUEL ARTECHE




Alguien inventó el tiempo en sobres de azúcar. Alguien lo cristalizó
En las estatuas. En la garganta de las ventanas aparece la ciudad:
El espejo que el reloj trata de lamer en distintos rostros.
Alguien se encarga de deshumanizar la conciencia arrinconándola
En las alcantarillas donde los roedores levantan paraguas
Con los residuos de las cunetas y las aguas lluvia de lo indefinible.
En las aguas de los sueños flota lo vivido, golpea su campana anclada
En los ojos: aquí la sangre moja los pasos, los pájaros
Que se apoyan en los balcones, los árboles oscuros del vino tinto
Disgregados en las venas…
El tiempo sin empleo para masticar el hambre está aquí. Alguien
Lo desenreda y lo hace errante; la aurora aparece en los límites del cardo;
El fuego con sandalias deshila los calcañales, convierte la tristeza
En ciego arado y no en delantales de ternura.

Los días son esos ojos espiando la noche donde los escudos del sueño
Pierden sus pies y las cejas se convierten en una rara palmera;
Cada minuto perpetúa su deshora, —rehenes de un cielo sin dinteles;
El cosmos arrastra los minutos en una agonía de alfileres.
Y por más que alguien niegue su leche de espejos y fructifiquen imágenes
Inútiles, el tiempo está ahí herido en la ceniza de su tumba.
Aunque su rostro nos parezca una silla con veraneras y no grito,
A cada quien lo desea para convertirlo en un suspiro del escombro.

En la lluvia los ojos clavan su epifanía. En la tierra se abre el asombro.
¿Quién recobra en él los litorales finales del pan repartiéndose
En pesebre de caminos? ¿Quién hace un puente de miel en las heridas?
¿Quién interpreta los faroles de la lluvia con su derroche de violines
En cada gota de incendio? El tiempo con sus alfileres punza en el corazón
Hasta nublar el ansia de pequeños agujeros —sangrante fuga de los sueños
Que la luz no detiene en su desvelo, sino en perpetuo duelo.

Alguien lo inventó desterrando los secretos de los labios. Alguien
Lo hizo crepitar y desató caminos de incierto trino; rompió la hierba
Y convirtió el júbilo en un poyetón de extraña locura.
“El tiempo de aprender a vivir ya ha pasado”… El dolor impregna
Los pies del viento, el hambre es como el amor que no encuentra sosiego
En este extraño siglo del suspiro global.
¿Quién puede pintar trenes que no sean grises, —tormenta avasalladora
De la deriva, si el planeta inicia la semana con escritura siniestra?
Alrededor de las sienes giran guantes de metálica garganta;
El olor de los crisantemos parece un sombrero solitario,
Las piedras florecen de espalda a los jardines, el vaho traspasa
Las sábanas de lo indecible con la impunidad que caracteriza a la basura.
¿En qué lugar los indefensos cultivaremos raíces
Para despertar intactos al día siguiente? Por suerte los ángeles
Carecen de manuales, cada quien elabora su propia profecía,
Cada quien palpita a su manera en ese viaje de la conciencia…
Barataria, 05.X.2008
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