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martes, 16 de diciembre de 2008

Piedra de la noche_André Cruchaga

Luna poema:Composición de AC



______________________Piedra de la noche



Piedra de la noche en el jardín de los ruidos.
Las luciérnagas vuelan sobre su propia sombra;
Tiembla el reloj de puño sobre las calles,
Mientras un suspiro acerca su saliva
Al horizonte: los pájaros se anidan como sombreros.
Luego las nubes gotean lejanas lágrimas:
—como lengua de arco iris descienden
A las raíces y ahí cobra vida el imán de la tierra.
Los perros husmean en el ruedo de los pantalones;
Uno y otro reconstruye la geografía
Con su olfato de alfiler y oídos de bisturí.
La noche está abierta a la agonía —digo,
Y sin embargo en los parques no se nota
Su lengua de ajedrez cuando todo mundo,
Se mueve bajo el lienzo de las lámparas.
Nadie se percata que entre los tragaluces
De las hojas, hay fosforescencias ignoradas,
Y también, barcos que se hunden en las sienes.
A veces me siento en su dureza nocturna,
Pero la intemperie me acobarda:
Siempre los martillos de la orfandad
Fueron diluvios; nunca estuve ileso
De su polvo oxidado; —y ese polvo siempre
Cae donde bebo agua todos los días.
Por eso también el aire de la noche y el agua,
Se tornan piedra en mi boca: beber el vértigo
Que da el abismo ya es temeridad
Pues de repente hay cruces y no puertas
Que apunten a sonrisas…
De repente la noche se desplaza sin fatiga
Pese a la grieta que abre todos los días
En el calendario. —Pese a estar en la caverna
De mis huesos comiéndose los pies
Y cercenando las pupilas. Golpea como la luz
Que de pronto irrumpe en los ojos.
En el horizonte las imágenes se diluyen.
Sobre mis hombros sólo hay caminos imposibles:
—la incertidumbre fue emboscando el alba;
De otro modo los sueños todavía fueran
Posibles en un siglo que vivimos de crepúsculos.
Pensar ahora en el acaso, sería estupidez,
Cuando la mirada se perdió en la noche
De la espera, cuando el pecho durmió sobre
Las piedras y la noche cerró toda respuesta.
En tanta noche aullando en mi dolor,
La muerte diaria se ha vuelto piedra amarga;
En tanto gemido estropeado por la vida,
Sólo queda esta proclama de la conciencia.
Y acaso, sí, un deseo de olvidar en mi paladar,
La piedra del dolor con su dolor galopante
De orégano en la sopa…
Barataria, 14.XII.2008

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