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lunes, 21 de noviembre de 2022

EXUDACIÓN DEL ESPEJISMO

Obra pictórica de Joan Mitchell

EXUDACIÓN DEL ESPEJISMO

 

Dentro de los espasmos del cuerpo de las roturas abruptas y falseadas,

el río de las venas con su hilo rojo de toxinas fulminantes;

en el resplandor de las revelaciones convocadas la marcha en la lengua

de fuego de la entraña, el bostezo retorcido en los dientes,

la luz apenas en la superficie del ojo de la sombra de la tierra.

«Me violento para conservar, a pesar de mi humor, la voz de tinta»,

aquella certidumbre atrapada por el verdugo.

Ante el tumulto de los absolutos, un puntapiés a la sombra de carbón

que se hace en el albañal de los eclipses del pájaro socavado

en el pecho, en el que flotan como barquitos de papel el bien y el mal.

Usted gira en medio de los sedimentos del arado y piensa, seguramente,

en los tanteos de lo real imaginario del ojo en el jardín del sahumerio.

Piensa en los estados oscuros de la ternura en los arcos del subsuelo,

piensa en el hormigueo que produce el firmamento cuando se abren

las bisagras de la exudación. La lengua sobre la página de huesos.

Cada cual está hecho de incoherencias y solo espera encallar si se puede

en la muerte total, premeditado el renacimiento en la ceniza.

Alrededor de nuestras propias agonías, gravitan las osamentas

de la miseria, el absurdo que nos desabriga en plena noche de piel

multiplicada, cuerpos vaciados alrededor de una pipa de espejismos.

Desde las formas discernidas, el pez coagulado en el vientre

de las aguas en círculos del sol naciente…

.

Del libro: «Mi memoria se ha cansado de llover y esperarte», 2022

©André Cruchaga


 

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