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martes, 11 de junio de 2019

PERSECUCIÓN DE CENIZA

©Pintura de Nancy Knight






PERSECUCIÓN DE CENIZA




Desgarrada en las playas
                                 Mi bandera natural está agujereada de naufragios
Vicente Huidobro




Mis ojos siempre van perseguidos de ceniza y escobas.
El naufragio de las semanas muerde con saña el territorio
de los augurios. Y las fachadas de las habitaciones acicaladas.
En una gota de placer las poluciones quemadas de la lluvia,
la tos confesa a punto de incinerarse en el armario del tórax.
Siempre duelen las cobijas apagadas de la cama,
un sonrojo de alfileres, el cinismo de la súplica de los cuchillos,
el incansable golpe de los naufragios a la hora del júbilo.
A veces requiero de anestesia para alcanzar un centímetro
de felicidad y así reinventar mi cuerpo atribulado.
A ratos, también, me atrevo a penetrar mis dedos hasta llegar
a la incertidumbre de la brasa. O la grieta náufraga.
Bien o mal, me apura la ceniza con su terrible sed de hediondez.
Claro, me aburren los litorales destrozados del ansia,
aquel gemido de mujer atada a mis manos.
Supongo que todo el sinsentido cabe en el absoluto de la desnudez.
Quizás en la diversidad del fulgor. En el vacío que se desmorona.
En los vientos de barro destruido, en los lugares públicos
donde juegan las cucharas vacías. En las boutiques del chantaje.
Juro que necesito una antorcha para poner en al cielorraso
                                                                      de los cementerios.

Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga
©Pintura de Nancy Knight

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