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viernes, 25 de marzo de 2016

CON CIERTA DEMENCIA

Imagen cogida de la red




CON CIERTA DEMENCIA




Ahora mientras camino, arrastro cierta demencia, los grandes filos insaciables 
del andrajo alrededor de las lámparas sexuales y fúnebres de las aceras.
El desconcierto es mayor cuando el conjuro se disfraza de fraternidad,
y los sofocos castran el reino de paraguas en disputas.
Uno vive a merced de tantas muertes e idiotas. (Desde los que se visten de blanco 
hasta los que equivocan el crepúsculo. Desde aquella sed de alcoba,
hasta las extrañas ganancias que provocan ciertos laberintos. Desde los relojes omnímodos del poder, hasta los pacificadores de la fosforescencia.
Uno entiende eso del teatro y el caballo de Troya, de ciertos peinados y perfumes,
del modo en que se absuelven los tropezones en ayunas,
las demasiadas colillas póstumas del viento, esa extraña coincidencia del absurdo
y las oscuridades sucesivas del canibalismo.
Yo no sé si el pedazo de diente de la mañana, sirva para entender el dolor,
los pálidos peces que se enredan en las sombras, el pájaro de piedra en puntillas 
sobre las sienes, el mea culpa que atiza al nosotros en el momento no esperado.
Afuera la noche es igual pese a los cientos de padrenuestros, excepto una gotita 
de semen prolongada en algún espejo.)
Ahora resulta que se quiere dar vigencia a las esquinas salientes de los cuentos
de hadas. Alguien ha abolido la alegría para que prevalezca el grito.
Ya no sé qué hacer con tantos recuerdos: el suplicio es otra calle con igual número 
de muertos. Es noche, la alcancía del sol en nuestras manos…
Al otro lado de ella de seguro hay juguetes y no tantas tumbas y olvidos…
Barataria, 02.III.2016

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