Cogida de klimtbalan.wordpress.com
PRESENTE ONÍRICO
Caminamos sobre un bosque
incendiado de paranoias: siempre supe que la luz
es cosa extraña, y que los
sentidos a menudo se pierden en su propia indigencia;
pronto lo despierta a
uno, —a cualquiera—, la varita mágica
del mercado, (bueno uno se sirve de la libertad, aunque no se crea en ella),
—esto me lo dice, claro, el dogma
que deviene del aliento de las sombras;
y que, carece de fantasías.
La alborada de los nuevos
vientos, quizá no tenga sabor de nada: para leer
los tiempos, hay necesidad de
deshacer los nudos de la salmuera,
y darle ciudadanía a las aves de
rapiña,
y deshacer los tragaluces de la
desesperación, y la monotonía a los cipreses.
Para sentirle el peso a los
calcañales, una taza de café sobre esa indefinible mesa
del infinito: la noche
es intensa recién salida de las axilas.
Todo el alfabeto se dispersa en
el presente, aquí uno bota el pelaje,
y muerde la piedra exhausta de
los días endurecidos.
¿Qué vientos soplan o caen en los
cristales quebrados de los sueños?
Hay un mundo de palabras rotas y
de zapatos envejecidos, escalofrío vacilante
de ratas y perros, y conciencias
licuadas y calles impalpables.
Siempre camino aquí, en medio de
ese olor inconfundible de los prostíbulos.
(Hay, en todo esto, formas ondulantes y putrefactas, corpóreas,
carcomidas,
como los incendios que descarnan la madera.)
A la altura de la medianoche, la
intemperie amarilla de las sombras quemadas.
Barataria, 26.XII.2015
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