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viernes, 1 de mayo de 2015

BRUMA EN EL ALBA

Imagen cogida de la red




BRUMA EN EL ALBA




Uno va en el día a día mordiendo los calcañales de la historia como un amor insomne que vacía los sueños y hace amargos los ojos del presagio.
En los retretes enloquecidos del oasis de la neblina, la circuncisión sutil
de la noche; duelen estos abismos heridos de las compuertas.
Pescamos bacinicas en la confitura de la bruma.
El tiempo es así: ruge en su locuacidad perversa, estrangula con avidez de perro
callejero, hasta coagular los estertores de la garganta.
Hay un espesor de toros desclavados, un arpa de sal en las uñas desgastadas,
una navaja húmeda en los interruptores del aliento, un reloj de ardores.
Los callejones quebrados parecen cielos absolutos, caídos de la opacidad
de la noche y sus consortes.
Entre la desnudez y la luz, los estiajes dejados por las hojas que caen.
Me extrañan todos los demonios de la tinta, el delantal de la nubosidad,
la albarda enmohecida que rumia sobre los cascos de la extravagancia interior.
Uno nunca puede asirse de los miles de hilos que tiene la espuma,
ni salvar el ataúd de las distancias, ni reescribir sobre la reja de la oscuridad.
Ante la perturbación de las reminiscencias la historia salta del destiempo
como otro instante disuelto en la bruma.
Ciego el árbol de la madera, huyo de los ademanes de la ceniza: crepitan
las pupilas hasta su primitivo ocote. Cruje la jaula de vocales negras.
Barataria, 24.IV.2015

2 comentarios:

  1. "duelen estos abismos heridos de las compuertas"

    Qué bello y profundo escribes, André.

    He estado alejada un tiempo de la literatura por enfermedad grave de mi madre. Ahora está mejor y he vuelto a escribir y a editar, así como a leer...

    Me ha gustado mucho este poema soberano que nos deja pensando en la grieta por la cual entran la luz y la sombra, elementos indispensables para despertar de la muerte en vida, salir de la línea gris y de la mediocridad...

    Enhorabuena
    Un fuerte abrazo
    Ana

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  2. Me alegra, querida amiga Ana Muela, que te haya gustado el poema; pero aobre todo, que progenitora esté mejor. Un abrazo, querida poeta.
    André

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