Páginas

jueves, 5 de marzo de 2015

TURBIEDAD

Imagen cogida de la red




TURBIEDAD




Y mi silencio no ha sido una crueldad que se perdía oculta entre mis ropas
Yo no sé predecir
La luz únicamente más allá de mi mismo
Todo lo conocía
Conocía el mar y esos cuerpos desnudos
pero me devoraba la sangre entre las manos
Pedir perdón sería recordar un poema
y si yo escribo es únicamente porque no sé si he muerto
Emilio Prados




(“¿No sería mejor que nos arrojáramos del puente al rió, que abandonáramos el juego, que declaráramos que la vida humana, en su integridad, es un error, y en consecuencia nos la quitáramos?”)  después de todo me sumerjo en mi propia creación paraísos ensueños vírgenes dudas agonías siempre hay que dudar del evangelio de los números de las polémicas de la duda he olvidado la neutralidad de las abejas la carne prenatal del grito te invoco compasión frente a mis acrecentados forcejos (“Caminé por la calle, pero no estaban a la vista. Y ahí estaba yo, sin sombrero, como si también estuviera loco. Como uno pensaría naturalmente, uno de ellos está loco y el otro se ahogó y la otra fue echada a la calle por su propio esposo, por qué es que los demás no están locos también.”) vaya —me he dicho— en la unanimidad de mis ojos cuánta pobreza desfila como una amada aterida descalzo me gusta dejar las huellas del tedio sobre las aceras ¿quién me habla de conciencia? yo la tengo de mí ¿quién la engendra? detesto desacralizar aunque a veces es necesario ante la realidad objetiva que llamamos mundo claro cada quien es un mundo dentro y fuera de lo oscuro dentro de la vigilia la placenta soy indistintamente de mi individualidad ya he pensado por largo rato en los objetos aparentemente inanimados: el trencito el caballito de madera esta mi tos de perro jiotoso la carreta donde se desplaza el espíritu hay tanta turbiedad y no da tregua los baches el salto al vacío la mercadería de los partos los huérfanos el gorro frigio de nuestra nacionalidad espero al taxista en la otra esquina de la hostilidad luego camino susceptible tratando de justificar todas las caricaturas tempranito hago mis aritméticas abro el ojo y lo miro en el vaso de agua froto el dolor con altamisa en mis manos me ahogo con la leche de pecho intensa como la ruda a lo largo de filosas calles hago caso omiso de los semáforos nada me da la seguridad que necesito ni siquiera el absoluto ni los talleres con aroma a madera debo hacer memoria de repente me desahogo en la película encristalada en el sinfín de parabrisas polarizados es el tercer mes de mi eterna ingenuidad: busco un puerto del tamaño de mi almohada allí no puede ser inasible la luz ni la clandestinidad de los ahogos uno debe estar loco para leer todas las páginas del horizonte desamarrar el nudo ciego de la tinta lamer el cántaro de los pezones sin ningún pudor quiero abandonar este juego duro en el pecho: alargar mi risa en una cucharada de miel morder los jocotes corona ahuyentar al chucho con pulgas de mi albur la verdad es que tampoco recuerdo mucho ni un ápice de todos los momentos reflejados en mi conciencia es más a menudo ahuyento los recuerdos para que mi entrecejo no desvaríe bueno en realidad no importa nada ni siquiera un antro inevitable y momentáneo los días se forjan con golpes en los párpados sobre el adobe del lenguaje todo mi rostro es un instante (vos) que habitás mis escombros ah la carcajada de los lavatorios la hoja de la oscuridad con gusanos es un error la ropa el pájaro de mi pecho la comunión con los pilares que sostienen la casa es un error el espejo que se quiebra sordo en mi garganta es un error el encaje del aguacero en la ventana tremendo error para mi resuello doméstico…
Barataria, 19.II.2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario