Imagen cogida de la red
VITRALES
Coagulados en el tiempo, llevan
el silencio de la noche. Y el muñón roto
del aliento. En la diversidad del color, las líneas
paralelas del párpado
del infinito que anuda los
absurdos.
En el sonambulismo de las
sandalias, desciende el cortejo de los vidrios,
y hasta el conjuro del brebaje y
el filo de la alabanza.
¿Florece acaso el naufragio en el
inverosímil? ¿Muerden los ojos
el caos del poniente, la
tempestad de las palabras abatidas en el cristal
transfigurado del grito lanzado a
las aguas tribales?
—Siempre intento, por lo demás, anclar en los pilares de sonrisa.
(De pronto palabras e imágenes suponen una trampa o emboscada.)
Cualquier noche es mejor que los
manuales de estos pedacitos: a la orilla
de la inmortalidad, el comienzo
de los tiempos.
(Cuesta abajo comienzo a reír de
la ternura hasta que agoto el galope.)
—Y vos, ¿qué hacés desnuda en
medio de la barbarie?...
Barataria, 18.VII.2013
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