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jueves, 21 de febrero de 2013

INSTANTE

Foto de ART Pixx Elle, imagen cogida del FB Claudia Moscovici 





INSTANTE




(Abres la ceniza del pájaro sediento, girasoles en la soledad del poeta, la luna ancla en tu sombra de barco, allí, con viento y libre de cansancios. Suena el metal en el viejo poema de mástiles, el portón que va conmigo como en una especie del ritual de la muerte. Dejadme transpirar este instante, los dedos porfiados puliendo el ombligo de la aldaba. Sé que en mi garganta, enterrados, los nudos de la muerte, el eco que la llave arranca a la madera, el ave de tus manos que seduce mi sepultura. Entra ya a las viriles palabras del espejo, a esa vida entera de las furias, a la vida que jamás reposa en la espiga del filo de la carne. En la densidad del surco ávido, la ola sigilosa del rumor del encaje, el sabor rojo de un epitalamio.)

Toda la madera tiembla en los silencios del hambre. Toda la madera.
—¿Cómo entender el misterio de una puerta que se abre al infinito,
al hoy que muerde clavado en el ala?
Entre las enredaderas de las aguas del ansia, —el doble acento del monólogo,
la noche prendida de mis ojos,
la taumaturgia de tu cintura en la fronda del azúcar.
—Detenme, allí, en la eucaristía del nido, claro aroma de café desprendido
del penúltimo reino del poema;
en el mapa de la llave, la gaviota del sexo en la litografía del aire,
acaso, también, el contraluz de las diademas nacientes del pálpito.
Cada instante, es sin embargo, como el último puerto en un naufragio:
—jugamos siempre, a la summa poética de los barquitos insomnes
de las pupilas, al libro propio de los metales…

Barataria, 12.II.2013



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