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domingo, 4 de noviembre de 2012

MUELLE SOLAR

Imagen tomada de la red





MUELLE SOLAR




Al borde de la puerta los ojos del disimulo revolviendo las maletas del aliento las aguas solares de la duda humosas las vigas de donde cuelgan las lámparas ennegrecidos allí los rincones del umbral muchos días de cansancio y la inundación de pensamientos alguien se encargó de destartalar el cofre de los silencios y los recursos expresivos nada es diferente a otra confusión de aguas al aire viciado de lo rústico a la risa en actitud de infosforescencia creo que fue ayer cuando respiré  el absurdo de las palabras: realmente siempre me resulta difícil explicar la realidad y la luz los muelles siempre hay una sensación extraña desproporcionada vuelvo a mis ensimismamientos en el nombre del  aire que de alguna manera permea las sombras el sueño enclítico de los dedos devoramos a cada instante el minuto indefinible del sigilo lo irrefrenable del río que pasa mordiendo las baldosas y ese olor a embarcadero despintado al roce interminable con la madera nos envuelve esta certeza del pálpito los trapos mecánicos de la luz y la orilla del mimbre como una linterna en desbalance siempre odié las vaguedades emocionales y los golpes de pecho allá en la alta ventana del raciocinio y hoy quedo ahí calcinado en la vorágine ¿llueve? allá ¿han desaparecido las ventanas las horas de la blandura de nuestra propia destrucción? El desatino es algo que nadie entiende y que avanza hasta tocar los ataúdes de la tierra somos espectadores de decenas de luciérnagas descubrimos lo inexpresivo en la escarpada nube del horizonte mientras las paredes chorrean su propia tinta mientras cualquier forma nos libera del absurdo en la explanada de cada emoción estamos condenados a la seriedad de los muelles y a las brazadas de ideas que nos revela la garganta ¿volveré a envejecer con la prontitud con que llega la eutanasia o es sólo una forma de extraña vorágine la que se vuelve irremediable al abrir la puerta de la respiración?  empezamos a correr sobre la hamaca del tiempo pero la sed no se puede andar en los bolsillos ni hacerla objeto de la hipnosis: al fondo hay paisajes que nunca había visto la lencería del trapiche al gusto de la caña percudida de las primeras tormentas

Barataria, 27.X.2012


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