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GEOMETRÍA DE LA ESPUMA
Sólo a veces se profetiza envejeciendo un poco las tintas másstenaces
y se juega a los naipes la bruma sobrante
y no siempre regresan a su cristal las palomas…
LUIS A. PIÑER
Al fondo, en la profundidad de las aguas, el tejado en las ancas
de la sal, las sombras torcidas de las huellas,
la retórica en los escarabajos
de los paralíticos, siempre la estética del extravío, a merced del reojo
en el plato del ombligo, del pan repartido y partido en los pezones
del reacomodo del hambre próximo al hospedaje feudal de la obscenidad.
Deliran las gaviotas en el suspenso de la espuma:
las blancas rodillas pobladas de azúcar,
el guante de las esferas en la marea
de ultramar, los firmes abanicos de la anatomía en la gramática honda
de la respiración: aquí en los peldaños líquidos de la escalera,
el sostén creciente de la sonrisa
con su sexo ligeramente sugestivo, al alcance del badajo excitado:
la vos sube como una trompeta al infinito
después de despertar en el túnel seducido,
después de abrazar los rincones cósmicos del paisaje dibujado
en el musgo, cielo de simetrías fijas, rotundas.
Así pasa veloz la brusquedad de las sombras,
el petate cuadriculado de la azotea de la cresta que se enreda
en las manos, el coral recurvado de la herida,
el piano quejumbroso de los caballos, ciegos
suspiros de las flechas en la playa donde las sirenas,
gritan como espejos sumergidos en la esperma del sonambulismo.
Me quedo aquí repasando el cuaderno de zinc de la espuma:
para eso, las pestañas, sirven de redes para raptar a las gaviotas,
el itinerario líquido de los labios, el cristal del acertijo en las manos,
todos los antecedentes invasivos de las aguas, a veces termales,
como el cántaro candente de los ijares
en pleno movimiento de aguas hirvientes.
(Vos, como un acordeón mordiendo mis costados:
hundida y despeinada
en mi cuaderno, poesía,
mesa del tren desenfundado de las estrellas.
Te veo venir goteando en el palillo del paraguas,
en la resina de las rajas de ocote, en el aliento gimiente de las bujías,
en este prensapapel del césped
indescifrable del aforismo.
Vos, pulsante en las interjecciones de mi barba,
en la hornilla resguardada en el tabanco de mi respiración.
Vos, digo, como un memorial de mi convento, pan y almohada,
Luminosa y profana y resurrecta, ay, “verbo revelado”.)
En la otra orilla, los amuletos del infierno: lista para la fuga.
Lista para descender a los manteles de la embriaguez,
al río subterráneo de los pinceles de Miró.
Barataria, 10.IX.2012
Hay un pincel en tus manos que delicadamente dibuja momentos envueltos en sentimientos, no es necesario esperar los días para llegar al recogimiento de tus palabras... abrazos...
ResponderEliminarLedeska
Gracias, LEDESKA, por tu generoso comentario. La poesía es así: líquida, centelleante, necesaria.
ResponderEliminarUn abrazo agradecido, poeta amiga,
André Cruchaga