Uno lleva tantas cicatrices en el espinazo que pronto es complicado caminar
sin quitarse los zapatos: duele toda la farsa que pulula en el aire como verdad absoluta.
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CICATRICES
Por generaciones el ojo ciego del exterminio, el horror del sonambulismo en los hisopos dejados en la respiración, juegos que la sed o el olfato han ido realizando cada vez que el día limpia la ceniza de los ojos; en los sistemas caducos de la respiración, las vitrinas del vaho cortan las vísceras, el zumbido del alfabeto en su oficio público, cárdeno el contrapunto de las líneas que este infierno ha puesto en su doblez de harapo. Uno ha acumulado tantas cicatrices a lo largo de la vida que es increíble: bien se puede hacer una jacket de acequias; bien se pueden hacer invernaderos, regadíos de oreja a oreja, páginas hirviendo a la velocidad del sonido. —o bien, artesas de recuerdos, talas para multiplicar los espejos, cielos falsos con páginas de agua. Uno lleva tantas cicatrices en el espinazo que pronto es complicado caminar sin quitarse los zapatos: duele toda la farsa que pulula en el aire como verdad absoluta. En las grandes urbes, hay más obsesión por los cadáveres, por los féretros; siempre es una locura el humo del jazz a media cuesta de las costillas, en la escritura lenta de caballos moribundos donde silban las trompetas del tedio. Un día necesitaremos transfusión de sangre para la realidad. Léase transfusión. Quizá también de cara y argumentos. Lo caduco ha llegado a tiniebla; no podemos ante el zarpazo, hacer un velorio de relámpagos: al parecer nuestros días de asombro están contados. Derribemos ya los maniquíes con rayos amnióticos, sin llorar como un suicida a solas…
Barataria, 20. V.2012
André,
ResponderEliminarMe ha conmovido, como todo lo que sale de ti.
Aunque desde mi humilde opinión, no es un suicidio a solas: es un suicidio colectivo en el que estamos inmersos…
La sociedad se amontona en la pilastra de su propia basura. El quejido de la gente se difumina por el firmamento; opaco y tétrico que se acerca a pasos agigantados.
No hay posible escapatoria porque todos somos artífices de nuestro destino. Saludos maestro.
Ann@ Genovés
PD Por si quieres echarle un vistazo a mi BLOG, os paso el enlace
http://annagenoves2012.blogspot.com.es/2012/05/nada.html
Querida Anna, gracias, por tu comentario; vivimos tiempos, --en realidad, toda época tiene sus particularidades--; los siglos pasados, la Época del Oscurantismo fue atroz, en fin, a nosotros nos toca vivir ésta, con sus propios artificios. Pasaré por tu blog, claro.
ResponderEliminarUn abrazo,
André Cruchaga
. Um deles tem muitas cicatrizes em suas costas que logo é complicado andar sem tirar os sapatos: dói a farsa toda que enxames no ar como verdade absoluta.
ResponderEliminarRealidade...Gosto muito da forma
que escreves, tu és um poeta cônscio
e isso dignifica-o. Parabéns!
Gracias, querida poeta tania, por tu recorrido por este cielo a caballo.
ResponderEliminarAbrazos,
André Cruchaga