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miércoles, 11 de abril de 2012

ACÚSTICA DEL CHORRITO DE AGUA


Siempre confiamos del banquete fluvial que emerge del vado, amplia oquedad,
donde los anzuelos rescatan la opulencia, el caballo del aliento, definitivo en la marea.




ACÚSTICA DEL CHORRITO DE AGUA




Como la cascada de la lluvia en la hoja de bambú, el chorrito de cinc del gemido en los cuatro costados persistentes de la materia: con los ojos girando en la desembocadura, las lianas memorables de la nostalgia, los labios sobre los peces violentos del extremo desordenado de las semanas. Siempre confiamos del banquete fluvial que emerge del vado, amplia oquedad, donde los anzuelos rescatan la opulencia, el caballo del aliento, definitivo en la marea. Nosotros fermentamos la acústica en el vagón del chapoteo del alfabeto, sin miseria, sin mendicidad, confiados en el ascensor de nuestras aguas; y allí, en la lid del camino, el río saliente es el antídoto para la modorra, el pozo donde fecundamos con una manada de orgasmos, la salud de las nuevas palabras, empezando desde el balbuceo. No hay desvelo, ni vigilia, ni turbiedades, sino floridas ensoñaciones. Para qué queremos a Freud en esta hamaca aérea del tejado, si nosotros hacemos de las acequias, un tren cristalino de aguas y fecundamos la doctrina del calendario con los tambores verdes del azúcar.

Barataria, 11.V.2012

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