Bien sé, que debo lavarme los pies con aguas celestiales,
para borrar la huella de los criminales que fornican sin miramiento con los cadáveres.
Imagen tomada de Miswallpapers.net
TRATO DE NO PENSAR EN LAS SEMANAS
Trato de no pensar en las semanas. Borrar el tiempo. Vivir como un autómata, caminar sin memoria por las aceras, esconder el reloj bajo el puño de la manga de la camisa: quiero decir, con esto, que ando tras el sosiego, aunque una avalancha de cuervos caigan sobre mis sienes queriendo robarme las palabras, nutrirme del asco que producen los ojos vaciados que supuran incendiándose en la respiración. Bien sé, que debo lavarme los pies con aguas celestiales, para borrar la huella de los criminales que fornican sin miramiento con los cadáveres. La sed me hace transcurrir en alambiques amortajados: tras de mí el tren de la luciérnaga del calendario con agonizante juego de cenizas; pero la verdad es la ventana que me deja ver la tierra, esas semanas únicas sin temblor de jeroglíficos. Aunque digan que todo es imborrable, prefiero pensar que es mentira y que a la vista de la memoria, hay cosas que se vuelven imperceptibles alrededor de los propios magnetismos. Después de tantos lentes agonizantes y promesas incumplidas, trato sencillamente de no pensar en las semanas, o, al menos, no darle crédito a tanta conspiración, a ese paraguas de extraños episodios.
Barataria, 21.III.2012
¡¡¡La memoria!!!
ResponderEliminarMe gusta pasarme por tu espacio y leerte detenida.
Un abrazo.
Mercedes.
Gracias, mercedes, siempre es un honor recibirte en este Cielo. Un gran abrazo en este día Mundial de la poesía.
ResponderEliminarAndré Cruchaga