A mi me toca decir que jamás la noche será distinta. Ni la memoria
Dejará de envejecer por más que la Esperanza se nos dé
En frasquitos de vitaminas. Jamás seremos inmunes al sicario,
Ni a la propaganda de las cataratas.
Jamás dejaremos de engañar los ojos con pruritos de nostalgia.
Jamás nos libraremos del murmullo mimético de las calles.
La sal en la entraña del hueco del cielo.
Dejará de envejecer por más que la Esperanza se nos dé
En frasquitos de vitaminas. Jamás seremos inmunes al sicario,
Ni a la propaganda de las cataratas.
Jamás dejaremos de engañar los ojos con pruritos de nostalgia.
Jamás nos libraremos del murmullo mimético de las calles.
La sal en la entraña del hueco del cielo.
Imagen tomada de la red
FUTURO
God save politicians god save our friends the pigs
god save all us sinners god save your blackest sheep
god save the good samaritan and god save the worthless creep…
SEX PISTOLS [NO ONE IS INNOCENT]
A mi me toca decir que jamás la noche será distinta. Ni la memoria
Dejará de envejecer por más que la Esperanza se nos dé
En frasquitos de vitaminas. Jamás seremos inmunes al sicario,
Ni a la propaganda de las cataratas.
Jamás dejaremos de engañar los ojos con pruritos de nostalgia.
Jamás nos libraremos del murmullo mimético de las calles.
La sal en la entraña del hueco del cielo.
La fábula de cemento en la anatomía del pecho.
No sé si bailaremos con pañuelos y sonrisas. Sólo pañuelos. Sonrisas.
En algún dique la tinta escribirá desesperadas cenizas.
Los años de la infancia son los únicos que no tenían mangos podridos.
No sé qué cartas astrales aniquilarán la zozobra de tener a la par,
Afilados cuchillos, arenas movedizas, crucecitas colgadas de las puertas.
Seguramente habrá tortillas subterráneas para todo el planeta:
Leche pasteurizada en las ventanas,
Canillitas de insomnio lamiendo la aurora.
Veo la memoria entre girasoles rotos y escupidas ahogadas en el fango
Del alfabeto, números cruzando la maleza del sueño.
Junto a todos los pretéritos se quiere disfrazar el futuro de hada madrina.
No creo en la escala de grises de los dientes, ni en las escaleras
Apoteósicas del cierzo, ni en la revelación del cielo sin muertos.
Habrá necesidad de hacer balsas para subir a la luna;
Habrá necesidad de nuevas carreteras para que tengan vida las campanas,
Y la madera de los féretros sea el ponedero de las gallinas
Y las demás aves de este tropel de musgos.
Quizá debamos darle vida a las piedras mientras dura la misa.
Entre cerillos desgastados por fumadores empedernidos, los merodeadores
De siempre usurpando la calle, las cabinas telefónicas,
Las bocinas del caos en la garganta.
El diluvio de espejos frenéticos hoy tiene más presencia: el futuro
Sólo es una moneda que rueda en medio del tumulto sin neumáticos
Para estacionarse. Veo salvaje este gemido de huracanes y tsunamis.
Sin pudor nos morderá la ceniza de los colmillos,
El nuevo orden de lombrices en los centros financieros.
Luego, no creo que hallemos pergaminos, aunque sean apócrifos.
Tampoco redoblantes con muelles de vómito alrededor del planeta.
Todo el trópico caerá en los desfiladeros de la vigilia:
No necesitaremos lupa para ver las ratas en el semen, si acaso
Un portaaviones para descargar todos los misiles de ratas
En la Aldea Mayor del fango.
El futuro nos muerde con su paisaje de cementerios: no estarán
Las lunas azules de Miró, ni los girasoles de Vincent van Gogh…
Barataria, 03.IX.2010
Nos queda la resignación y los sonidos del viento, los comensales lamiendo las cucharas entre el murmullo de insectos. Todo el futuro es una ganga, un tianguis de aislamiento. Pero vertemos por sus calles nuestros deseos -André- aquellos que desgarran sus trapos y nos dejan vulnerables y desnudos...completamente ebrios.
ResponderEliminarSalud, Poeta.
Marina Centeno.
Así quiero estar siempre, Marina, ebrio de luz, de trementina, de humedad en los ingles.
ResponderEliminarAndré Cruchaga
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSiempre es mucho tiempo -André- pero cuánto tiempo es para la poesía -pregunto- El siempre resulta ser insignificante entre el poema, entre la plenitud, entre esa humedad que te agita y te vuelve líquido...o agua...o trementina... Porque somos efímeros y extremadamente transparente.
ResponderEliminarMarina Centeno.
Es que nada es antes ni después. En la cábala de desnudez encontramos el rocío del huerto. El pájaro sin fatiga en pos del vuelo.
ResponderEliminarAndré Cruchaga
Me gusta ser pájaro -si tú eres viento- porque luego y me agitas el cabello -André- con esa manera frágil que tienes en los dedos y adivino tus ojos cargado de silencios puros...
ResponderEliminarA veces vuelo alto....según me lleve el "viento"
Salud, desde México.