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domingo, 27 de junio de 2010

UNA MICA, ELS CAMINS-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Una mica els camins, mesclen llum, pols i escales. Porten o duen
Evidències, ocells amb finestres a l’aire lliure.
Ací damunt de les pedres es gasten les sabates del cel.
També de tant caminar-los es gasten els somnis i els oblits.
Ilustración: Imágenes gratuitas








UNA MICA, ELS CAMINS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







Alguien irá inútilmente a su destino
sin saber de agonías ni de bálsamos,
sin saber lo inalterable de las horas
que acompañan el viaje.
MARÍA CINTA MONTAGUT






Una mica els camins, mesclen llum, pols i escales. Porten o duen
Evidències, ocells amb finestres a l’aire lliure.
Ací damunt de les pedres es gasten les sabates del cel.
També de tant caminar-los es gasten els somnis i els oblits.
—quines il·lusions porten els camins? O quins espills devora l’esbarzer?
Que trenca les paraules disseminades en el cos.
És una follia qualsevol viatge a través de túnels ombrívols.
Inventar veredes perquè s’escole el rellotge,
Travessar els llençols interminables dels espills. Oblidar-se que s’és
Ull en el cos, sang redona disseminada en la gespa del ponent.
Goses obrir la porta amb llapisseres de color, i véncer el pessebre en cada pluja.
Descalç, mossegue la gespa dels somnis.
Els altres cossos com el meu que alcen banderes.
Aparadors foradats per l’asfalt, —ombra en el manubri
De l’avantbraç. O escuma sobrevivent de paraigües.
Què puc dir, de tanta espina acumulada en l’ull del brufol,
En el crit de l’escala, frontera de la llengua en l’alé.
De bell nou l’arc del cami d’allò viscut: les cuixes absents de la meua avidesa,
La mà enlaire pel gall del cerç. La matèria floral d’aquesta recerca
Damunt de la cal·ligrafia fera del mur.
És un anar i vindre, quasi boca llum avall, l’ombra del zum-zum,
L’abella de l’aire saltant en les ninetes.
Un dia només serem llinda en la infinita dansa de les llànties:
—Aqueix camí a peu acumulat en les rajoles.
Aqueix nom dibuixat en el cactus o la pedra que mai no oblidem.
El pètal rauc de les mans es perd en el cel sense llavis del camí.
Una branca d’aire embasta la cendra, —xafegada de records
Com ràfega, mobles d’un altre món sobre la nuesa dels porus,
Passatger de llapisseres de colors, en el gris de la gespa.
L’aigua puja fins el foc de l’alquímia. Puja a la cambra de la gola,
Al tamborinet de terra crescut en el cos.
Els camins són més: una processó, també, de taüts buits.
El rostre immutable del rellotge pregon, el dia enfebrit de les ales,
Potser la mateixa branca del crit. El límit d’aquesta paraula transhumant,
El meu mateix hort d’ombres caminant en silenci.
Baratària, 17.VI.2010








UN POCO, LOS CAMINOS








Alguien irá inútilmente a su destino
sin saber de agonías ni de bálsamos,
sin saber lo inalterable de las horas
que acompañan el viaje.
MARÍA CINTA MONTAGUT







Un poco, los caminos, mezclan luz, polvo y escaleras. Llevan o traen
Evidencias, pájaros con ventanas al aire libre.
Ahí sobre las piedras se gastan los zapatos del cielo.
También de tanto caminarlos se gastan los sueños y los olvidos.
—¿Qué ilusiones llevan los caminos? O, ¿Qué espejos devora la zarza?
Que rompe las palabras diseminadas en el cuerpo.
Es una locura cualquier viaje a través de túneles sombríos.
Inventar veredas para que fluya el reloj,
Atravesar las sábanas interminables de los espejos. Olvidarse que uno es
Ojo en el cuerpo, sangre redonda diseminada en el césped del poniente.
Oso abrir la puerta con crayolas, y vencer al pesebre en cada lluvia.
Descalzo, muerdo el césped de los sueños.
Los otros cuerpos como el mío que levantan banderas.
Escaparates horadados por el asfalto, —sombra en el manubrio
Del antebrazo. O espuma sobreviviente de paraguas.
Qué puedo decir, de tanta espina acumulada en el ojo del búho,
En el grito de la escalera, frontera de la lengua en el aliento.
De nuevo el arco del camino de lo vivido: los muslos ausentes de mi avidez,
La mano erguida por el gallo del cierzo. La materia floral de esta búsqueda
Sobre la caligrafía fiera del muro.
Es un ir y venir, casi boca abajo la luz, la sombra del zumbido,
La abeja del aire saltando en las pupilas.
Un día sólo seremos umbral en la infinita danza de las lámparas:
—Ese camino a pie acumulado en las baldosas.
Ese nombre dibujado en el cactus o la piedra que nunca olvidamos.
El pétalo ronco de las manos se pierde en el cielo sin labios del camino.
Una rama de aire enhebra la ceniza, —chubasco de recuerdos
Como ráfaga, muebles de otro mundo sobre la desnudez de los poros,
Pasajero de crayolas, en el gris del césped.
El agua sube hasta el fuego de la alquimia. Sube al cuarto de la garganta,
Al taburete de tierra crecido en el cuerpo.
Los caminos son más: una procesión, también, de ataúdes vacíos.
El rostro inmutable del reloj profundo, el día enfebrecido de las alas,
Quizá la propia rama del grito. El límite de esta palabra trashumante,
Mi propio huerto de sombras caminando en silencio.
Barataria, 17.VI.2010

sábado, 26 de junio de 2010

AGUAS ABAJO, LAS CORTINAS DE LA LLAMA

Veo el pañuelo de las aguas y la llama flotando en mis pupilas.
Adentro se desplazan los nombres de las sábanas.
El ataúd que parte como una escama de mis ojos. El brazo que nunca
Tuve en mi cama, el sueño mojado de la luz en mis manos.
Ilustración: Imágenes gratuitas






AGUAS ABAJO, LAS CORTINAS DE LA LLAMA





…un mundo de sombras desvaídas me llama
y un sueño interminable… me convoca.
MARÍA VICTORIA ATENCIA






Veo el pañuelo de las aguas y la llama flotando en mis pupilas.
Adentro se desplazan los nombres de las sábanas.
El ataúd que parte como una escama de mis ojos. El brazo que nunca
Tuve en mi cama, el sueño mojado de la luz en mis manos.
Abajo no quedan pies ilesos, tras la flama que los quema. Abajo —digo—
Aunque en realidad es todo el cuerpo quemándose fortuitamente.
Los folios de la noche agolpan la sombra de este mundo incierto:
Apenas queda la memoria agolada en la respiración.
El mal quema la mano abierta de la mañana. El destello derramado
De la ventisca. El semáforo redondo de los búhos.
Descubro el hilo tenue del dintel, sombrero del fuego sobre la sonrisa.
Descubro los meses en la hondonada del fuego. En esa prehistoria
Que repta en las pupilas.
—El minuto seduce las ascuas del sueño. La lluvia soleada en la fronda
Del tacto, la espuma líquida del ascua. Es mejor el olvido sin mares.
Las islas dibujadas en las sombras del papel rayado. Las cortinas
Del costado a la tormenta, el candil blanco en el atrio de los ojos.
Existe esa sensación de sangrar en el incendio. Morder todos los sentidos
Y el ángulo de las ventas, las cornisas, los aleros, el tragaluz que nos bebe
Con incierto itinerario.
De pronto, vivir es ir abriendo, sin más, las fechas del calendario:
Masticar la ceniza de un cigarro, lamer la parafina de las sombras, morder
El hilo débil del aire, desahuciar el óxido de las córneas, revelar el otro
Espejo de la cara, viajar en el tren del silabario,
Morder el túnel de los proscritos por el sueño, bajar o subir hasta último
Vagón del ala. De pronto la redondez de los anillos es inverosímil.
Y probable la penumbra de la habitación, el vaho a prueba de paredes
De la memoria, —así nos movemos de cara a las ramas de la ciudad,
De frente al panal que descubrimos con signos de oculta dolama.
Aguas abajo, las viejas cortinas de la llama: el cuaderno gastado: espejo
De la sombra, vitrina del desalojo, —la saliva calcinada en las uñas,
El sofá acechado por el despojo, el labio clavado con el puñal de la escoria.
Mordemos, sin pensarlo, aguas abajo, la página quemada del tránsito:
Esos días de doble punzón. La noche descubierta en el vacío, —la brisa
Del falso fuego de la memoria, o el acuario fangoso del murmullo,
Donde los zapatos acuden al insomnio…
Barataria, 15.VI.2010

sábado, 19 de junio de 2010

CON LOS OJOS CERRADOS

Para encontrarme he caminado largos años con los ojos cerrados.
Atada la mirada a lo que el ojo quiere ver atrás del umbral del calendario:
El pequeño Universo de la claridad, la intuición convocada
Que anuncia las semillas, de pronto el latido del pétalo en el corpiño,
La poca claridad recuperada que nos queda.
Ilustración: Imágenes gratuitas








CON LOS OJOS CERRADOS







La mirada es una danza con los pies atados.
Sólo se avanza en la inmovilidad.
MARÍA ANTONIA ORTEGA







Para encontrarme he caminado largos años con los ojos cerrados.
Atada la mirada a lo que el ojo quiere ver atrás del umbral del calendario:
El pequeño Universo de la claridad, la intuición convocada
Que anuncia las semillas, de pronto el latido del pétalo en el corpiño,
La poca claridad recuperada que nos queda.
—Cuesta entender el cierzo, aunque esté cercano: el transeúnte toca
El mundo al ras del suelo, desgarra sus entrañas; pero nunca ve
El pájaro ausculto en la ventana, el candor del cielo
Con su pócima de luciérnagas.
En el altar de los inocentes, no cabe la plumería de los necios. El aliento
Hosco del mercado con verduras putrefactas.
De súbito se nubla la emoción frente al cuentagotas de lo insano.
De pronto he dormido un sueño de dádiva y fatiga: pese a ello, todavía
Me sobreviven las palabras, y las manos para repartir libélulas.
—Ahora debo cerrar los ojos para ganar la claridad, debo dibujar jardines,
Indagar en el sueño o en la vigilia que hacen los trenes anegados de horas.
Ciego puedo ver la Esperanza inexplicable: —ciega también el alma,
Es decir, transparente a lo esencial del ojo que mira, al poder del aire
Y al eco del asombro inefable…
Apagado el ojo se impregna de todos los silencios del mundo:
La tersura de los pies dormidos en el césped, el aire espumante
Y hendido de la sal, la gota de polvo coagulada en las mejillas.
Sólo es posible el paisaje ceñido a los zapatos. La luz encallada
En el cigarro de las palabras. El aliento inocente de la noche en una nota
Musical, o quizá hasta la ceniza deslizándose a través de la garganta.
Hay tanto que caminar que el ala se aquieta
Sobre el sol presentido de las horas.
Tanto que, para avanzar, es necesario detenerse en el camino.
Velar la propia oscuridad nocturna. Morder la colilla del cielo.
Tirar sobre el aliento toda posible inocencia. Medir el gemido de los pasos.
O, simplemente, conmovernos ante lo opaco, —y entonces, entrar
A la soledad de los refugios, al mismo fuego de la ventana desnuda.
De pronto es difícil caminar sin la compañía de bastón o ángeles.
Avanzo en la medida que la noche me reclama ojos.
El miedo arde con su flama oculta. Es igual que la lava en el olfato.
Es igual, de pronto, a la indiferencia.
A nacer sin sábanas y no tener orgasmos. Al vertedero de la sangre.
Es igual a la página sin alelíes. A la pijama sin risa y sin cuerpo.
Al panal sin miel de las ventanas. Al mar disfrazado de fuego.
Nada me hace falta ya para encontrarme: —He dejado de caminar para
Encender el pecho del océano, para iniciarme a penas
En la claridad de las sombras…
Barataria, 14.VI.2010

viernes, 18 de junio de 2010

EQUIPAJE DE INSOMNIOS

Hay fuegos y espasmos en cada noche que nos acompaña. —Uno viaja
Así, en la página efímera de las lámparas. En cada madera del despojo
Hay fuegos auscultos, lenguaje de relieves en las pupilas,
Vísceras de viejas entrañas desgarradas, extraños caballos del énfasis
Pateando los aldabones circulares de las pulsaciones.
Ilustración: Imágenes gratuitas








EQUIPAJE DE INSOMNIOS






¡Cómo duele ir al paso de las ancas,
las orejas tibias,
como se cansa el dedo que acaricia
las cosas cotidianas!
PILAR PAZ PASAMAR






Hay fuegos y espasmos en cada noche que nos acompaña. —Uno viaja
Así, en la página efímera de las lámparas. En cada madera del despojo
Hay fuegos auscultos, lenguaje de relieves en las pupilas,
Vísceras de viejas entrañas desgarradas, extraños caballos del énfasis
Pateando los aldabones circulares de las pulsaciones.
—Se va y se viene, quizá, por la calle donde el grito es vocación:
Y el destello una agalla disecada,
Antifaz de la espuma usada para el deleite. Alrededor del camino uno
Hace maletas, muerde las sienes del fuego enfebrecido; arma, si se puede,
Las historias del júbilo, el amor que tanto cuesta entre el murmullo.
A menudo cansa el casco de lo fúnebre. Los bienes fúnebres
De las franquicias, la peluca promulgada para la vigilia.
Al final, no sé si duela más el insomnio o la hoguera prolongada, fiera,
Del anhelo, si el hambre de la duda, o el viejo círculo del mal.
Junto a mi ropa, el bolsón del polvo en el camino. Este equipaje: principio
O fin del fuego. De ese viaje terco entre el murmullo de piedra y río.
Honda se hace la carcoma de las sombras, el esqueleto de la hora
Convertida en sombra,
—El rictus del horizonte en el espejo, la huella del reloj mordiendo
Los zapatos. El camino pendular del aire. La leña inundada de la caricia.
Hay poca distancia al vértigo; pero tanta para alcanzar la campana
De los meses: —resulta un ahogo, caminar sobre los colores de la aurora.
A menudo la zozobra a las puertas es letal. Tanto o igual a las miradas,
A los estados policíacos de la Esperanza,
Al sobresalto del doblez de las esquinas,
A ese alfiler del oído que roba la música, a la estridencia del escombro.
—Cierto es que la vida es una esfera de rostros desquiciados: faltan días
De limpia, quizá otros pañuelos con oráculos benignos,
Quizá menos niebla para no amontar en un tarro todos los recuerdos.
—Quizá escribir a pie de página o entre paréntesis todos los asombros:
Las semanas con ventanas, el olvido necesario de los grises, colocarle
Alfombra a los zapatos, negar la voz de los cuchillos.
He visto de todo en la paredes: presente y pasado, —nos queda en este
Vivir en vilo, hablar de los cristales del futuro,
Antes que expire la contraseña del respiro. Antes que el día
Nos reclame otro rostro…
Barataria, 12.VI.2010

jueves, 17 de junio de 2010

ESCENOGRAFÍA EN EL VACÍO

La tarde se mete en las ventanas para esconderse de la noche.
En la lengua del reloj la saliva convierte la sinuosidad en calendario.
En el balcón del rocío las alas mojan el sueño. —La silla del mar,
Sonora, en las pupilas,
El pezón métrico de los caracoles,
Las figuras de palabras crujientes del Universo, el badajo de miel
En el caserío de los poros.
Ilustración: Imágenes gratuitas








ESCENOGRAFÍA EN EL VACÍO







En una calle de apretado silencio transcurre el asombro
todo retrocede hasta un límite inalcanzable para el deseo
ALDO PELLEGRINI






La tarde se mete en las ventanas para esconderse de la noche.
En la lengua del reloj la saliva convierte la sinuosidad en calendario.
En el balcón del rocío las alas mojan el sueño. —La silla del mar,
Sonora, en las pupilas,
El pezón métrico de los caracoles,
Las figuras de palabras crujientes del Universo, el badajo de miel
En el caserío de los poros.
El brillo del agua es una trifulca de venablos. La luna brota de la corneta
Honda de los dardos, humana forma de quitar las caretas.
Los dedos pelean en el acuario verde de las iguanas.
En el fondo, las palabras oscuras son tan claras como una escoba
Barriendo los parques, colibrí vuelto avión sobre el polen.
Dan ganas de reír cuando la eternidad es esa piedra temblorosa
De los pañuelos, pedrera donde uno rompe las encías. Ojo abisal
En el apio del humo, en la dentadura agónica de las tejas.
Cuando abro un libro juego a los rieles de los trenes, —y sin recelos,
Viajo en el tablero concéntrico de las palabras; escarbo en la almohada
De las sílabas; vuelo sobre el taburete de las estrellas.
En la profundidad de los zapatos dan vértigo las calles.
Los peatones de pronto parecen hogueras del disfraz. El ojo ciego ve,
Al óleo, el tragaluz gris de los sueños.
Una casa de lianas estampa el cielo, quizá el acantilado fangoso
De los pájaros. Quizá las difusas arenas del crepúsculo. El brazo cortado
De los girasoles, la carcajada aviesa de la ciudad.
En esta ruleta de naipes concéntricos, permanecen los agujeros
De la cara tratando de adivinar las manos hollinosas del reloj colgado
Como una bandera en la cúpula de la saliva.
Ningún día es tan cierto como la cita borrosa con la lejanía,
Como el doblamiento del papel con los dientes, —puerta al techo
De la alegoría, a la evidente respiración del hacha en los pulmones.
Caminamos sin tregua a través de una eternidad efímera. Los acentos
Roncos del bus destartalado, la estatua reivindicada por el smog,
Un día que no es diferente a otro en las agujas del reloj ciego del puño,
En el dedo índice de las sillas enamoradas,
En el paraguas debajo de la lluvia que nada entre pellizcos.
A cada paso reconforta el cuenco de los tiestos, —ese ojo en la concha
Vacía de la luz, evidente forma de la boca en los bolsillos.
En la otra orilla del no vacío, el alquitrán de los relámpagos en la sangre,
El espejo convocado para la gran noche,
Los ventanales ahumados por la leña en llamas…
Barataria, 08.VI.2010

miércoles, 16 de junio de 2010

FÀL•LICA I SECULAR-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Mossega el safrà les entropessades de les fulles, el desvarí de la suor
En una carícia mig dormida en l’àpex del tòrax.
Mossegues el cavall empastifat d’anís,
La granja on l’hivern rega els malacotons,
La taula de gespa on afone el reüll, cèrvol tropical del penya-segat.
Ilustración: imágenes gratuitas







FÀL·LICA I SECULAR
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







contigo,… vivieron el día de lluvia remota
y mi corazón recibió tu latido latiendo.
PABLO NERUDA







Mossega el safrà les entropessades de les fulles, el desvarí de la suor
En una carícia mig dormida en l’àpex del tòrax.
Mossegues el cavall empastifat d’anís,
La granja on l’hivern rega els malacotons,
La taula de gespa on afone el reüll, cèrvol tropical del penya-segat.
Dubte de la humitat de la son en la respiració del coixí.
Ornament l’anemone cega de l’ara, —ací la gota ígnia a les mans,
El pòl·len de la riallada fins al sostre,
L’arpó lúdic al gratacel de la profunditat,
El dècim manament a peu i sense paraigües,
Les síl·labes audibles en la panereta de les fruites. Parpelleig de xanques
Per a somorgollar els dits,
Saltar els ulls com una llebre entre aigües mortals.
L’aiguarràs del rostre llepa les portes dels lòbuls. —Després,
On et nomene?
Després, On et mossegue el cel de les dents?
Després el porus porc de la rosada. Clavada, absoluta, relaxada la llavor.
Guitarra líquida nomenada pels peixos.
—Brilla la resina del quadern en la torxa dels porus.
Centpeus la saliva fosa en les oïdes, el folre del palpebreig
Al melic, l’ós del panteix sense esgotar els llampecs del prodigi.
Mentre enraonem en la brevetat de les flaçades,
Tota llunyania enterra els seus ossos.
La nit es torna una lladriola soterrada en les venes.
Entre setge i desordre, l’abella impertinent rellisca en la finestra.
Entre l’espill que avança, el sucre rosat de les sines,
La canella del melic,
L’amarant de les manotades en la cullera de l’èxtasi.
Entre l’esperma i el dàtil, l’altre cel de la palpebra, la llum que, oscil·lant
Ompli els confins: la mitjalluna en la sal dels caragols,
La llengua de l’api al cel,
Un dia no és prou per a tendir la llengua en el gerro de la trementina.
Són necessaris dies, mesos, anys,
Per a beure tota la fosforescència de l’orgasme, l’ombra romasa
A les temples, la roda del rellotge en el somrís,
El llibre de la gruta estel·lar, teulat irreprotxable del desig.
Baratària, 09.VI.2010







FÁLICA Y SECULAR








contigo,… vivieron el día de lluvia remota
y mi corazón recibió tu latido latiendo.
PABLO NERUDA








Muerde el azafrán los tropezones de las hojas, el desvarío del sudor
En una caricia semidormida en el ápice del tórax.
Muerdes el caballo embadurnado de anís,
La granja donde el invierno riega los melocotones,
La mesa de césped donde hundo el reojo, ciervo tropical del acantilado.
Dudo de la humedad del sueño en la respiración de la almohada.
Ornamento la anémona ciega del altar, —ahí la gota ígnea en las manos,
El polen de la carcajada hasta el techo,
El arpón lúdico en el rascacielos de la profundidad,
El décimo mandamiento a pie y sin paraguas,
Las sílabas audibles en el cestillo de las frutas. Pestañeo de zancos
Para sumergir los dedos,
Saltar los ojos como una liebre entre aguas mortales.
El aguarrás del rostro lame las puertas de los lóbulos. —Después,
¿Dónde te nombro?
Después, ¿Dónde te muerdo el cielo de los dientes?
Después el poro puerco del rocío. Hincada, absoluta, relajada la semilla.
Guitarra líquida nombrada por los peces.
—Brilla la resina del cuaderno en la antorcha de los poros.
Ciempiés la saliva derretida en los oídos, el forro del pestañeo
En el ombligo, el oso del jadeo sin agotar los relámpagos del prodigio.
Mientras platicamos en la brevedad de las cobijas,
Toda lejanía entierra sus huesos.
La noche se vuelve una alcancía soterrada en las venas.
Entre asedio y desorden, la abeja impertinente resbala en la ventana.
Entre el espejo que avanza, el azúcar rosado de los senos,
La canela del ombligo,
El amaranto de los manotazos en la cuchara del éxtasis.
Entre la esperma y el dátil, el otro cielo del párpado, la luz que, oscilante
Llena los confines: la medialuna en la sal de los caracoles,
La lengua del apio en el cielo,
Un día no es suficiente para tender la lengua en el jarro de la trementina.
Son necesarios días, meses, años,
Para beber toda la fosforescencia del orgasmo, la sombra quedada
En las sienes, la rueda del reloj en la sonrisa,
El libro de la gruta estelar, tejado irreprochable del deseo.
Barataria, 09.VI.2010

martes, 15 de junio de 2010

ENCARA NO ÉS LA FI DEL MÓN I LA LLUM S’APAGA- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Encara no és la fi del món i la llum s’apaga des del fang.
No hi ha eternitat en les guitarres, ni en el treball fragmentat de les lluernes,
Llevat que la fugacitat deixe de ser incendi.
Llevat que els crucifixos es tornen, destres, als cors.
Autor de la pintura: Elmer Bischoff








ENCARA NO ÉS LA FI DEL MÓN I LA LLUM S’APAGA
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








¡…desconocidos horizontes
que subterráneamente se alargan en nosotros
distantes de las zonas de luz del pensamiento!
LUIS PALÉS MATOS







Encara no és la fi del món i la llum s’apaga des del fang.
No hi ha eternitat en les guitarres, ni en el treball fragmentat de les lluernes,
Llevat que la fugacitat deixe de ser incendi.
Llevat que els crucifixos es tornen, destres, als cors.
El sol té aqueix riure desencaixat dels fèretres.
El dubte no netejaLes biblioteques ni els periòdics,
ni el gira-sol que acaricia els mugrons
Del somni, ni el gest del guant damunt de la llum.
L’home agonitza cobert de metzina i no de llànties.
De sobte abelleix cantar l’àngelus i rosegar els portals amargs
De l’agonia i afermar la humitat pudenta del planeta.
Hi ha dies de grossa inutilitat. Sona fosc el telèfon als hospitals.
—On és el solc sense cambres de molsa?
El vertigen trenca la boca dels rellotges. Els cucs són a la carta,
Nit sense sofà acostumada a la gatzoneta.
Cada volta és més incert l’espill damunt de terra.
Baixen, pugen, ramificades les aigües. Incessant el laberint de l’abraç,
La guitza a les temples, les termites al pit, la ventúria
De muiracs damunt del teulat.
En una nit ens tornàrem carnada de l’ham.
En una nit la brasa reclama la nostra agonia. Agonia del temps
Dibuixat en l’humà. Naixem en el decliu d’Homer.
En el sord buit d’allò modern, calcinades aigües del mateix dolor
D’abans. Hi ha qui dubte o acresca aquesta maquinària sense arrels,
—despertem amb la sang indefensa: intenses cambres amb fem,
I tanmateix ningú no es lleva l’esguitó de les mosques,
El monticle amassat de la carn,L’odi cap a la transparència.
Vivim dies de fred malgrat calentament global. Nus tensos
De cresols sutzosos. Fum en les dents de la nit. CaòticsSols de l’espectre.
El món és una llàntia que flota en les arenes
Bellugadisses del paretó dels afusellaments.
Espaventa el crepuscle per als que llegeixen amb els ulls oberts.
Segles de la mateixa pols i ràfega. Rostres cremats al mateix camí.
Tal volta mai no arribe com una granada la pau als homes.
Tal volta la saviesa fou sempre feroç musell.
—Quina herencia deixarem a més dels manifestos?
—Vestigis, no séSi caben en les veritats, en cada cel·la de la història, en cada esglaó
Del ros, en cada pedrís sense l’enganyatall de la cendra.
Encara no és la fi del món i la llum s’apaga…
Baratària, 25.V.2010









AÚN NO ES EL FIN DEL MUNDO Y LA LUZ SE APAGA








¡…desconocidos horizontes
que subterráneamente se alargan en nosotros
distantes de las zonas de luz del pensamiento!
LUIS PALÉS MATOS








Aún no es el fin del mundo y la luz se apaga desde el fango.
No hay eternidad en las guitarras, ni en el trabajo fragmentado de las luciérnagas,
Salvo que la fugacidad deje de ser incendio.
Salvo que los crucifijos se tornen, diestros, en los corazones.
El sol tiene esa risa desencajada de los féretros. La duda no limpia
Las bibliotecas ni los periódicos, ni el girasol que acaricia los pezones
Del sueño, ni el gesto del guante sobre la luz.
El hombre agoniza cubierto de ponzoña y no de lámparas.
De pronto dan ganas de cantar el ángelus y roer los portales amargos
De la agonía y afirmar la humedad hedionda del planeta.
Hay días de gruesa inutilidad. Suena oscuro el teléfono en los hospitales.
—¿Dónde está el surco sin habitaciones de moho?
El vértigo rompe la boca de los relojes. Los gusanos están a la carta,
Noche sin sofá acostumbrada a las cuclillas.
Cada vez es más incierto el espejo sobre el suelo.
Bajan, suben, ramificadas las aguas. Incesante el laberinto del abrazo,
La coz sobre las sienes, las termitas en el pecho, el ventarrón
De murciélagos sobre el tejado.
En una noche nos volvimos carnada del anzuelo.
En una noche la brasa reclama nuestra agonía. Agonía del tiempo
Dibujado en lo humano. Nacemos en el declive de Homero.
En el sordo hueco de lo moderno, calcinadas aguas del mismo dolor
De antes. Hay quien dude o arrecie esta maquinaria sin raíces,
—despertamos con la sangre indefensa: intensos cuartos con basura,
Y sin embargo nadie se quita la salpicadura de las moscas,
El montículo amasado de la carne,
El odio hacia la transparencia.
Vivimos días de frío pese al calentamiento global. Nudos tensos
De candiles hollinosos. Humo en los dientes de la noche. Caóticos
Soles del espectro. El mundo es una lámpara que flota en las arenas
Movedizas del paredón de los fusilamientos.
Aterra el crepúsculo para los que leen con los ojos abiertos.
Siglos del mismo polvo y ráfaga. Rostros quemados en el mismo camino.
Quizá nunca llegue como una granada la paz a los hombres.
Quizá la sabiduría fue siempre feroz hocico.
—¿Qué herencia dejaremos aparte de los manifiestos? —Vestigios, no sé
Si quepan en las verdades, en cada celda de la historia, en cada peldaño
Del rocío, en cada poyetón sin el embuste de la ceniza.
Aún no es el fin del mundo y la luz se apaga…
Barataria, 25.V.2010

lunes, 14 de junio de 2010

EL BENEFICI DEL DUBTE-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

A menudo estamos colgados de los cabellos o de pelota en el tejado.
“cotidie morimur, cotidie commutamur el tamen aeternos esse nos credimus.”
“Honeste vivere, naeminem laedere et jus sum cuique tribuere.”
Nos abraza el delirio en las letras de la lengua. Abrimos el pezón
De los fantasmas para que entren las flechas.
Autor de la pintura: Georges Malkine








EL BENEFICI DEL DUBTE
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







Salpicaba las piedras de la calle
y divisé en la hondura
los naipes de colores del poniente
JORGE LUIS BORGES







Sovint estem penjats dels cabells o de pilota al teulat.
“cotidie morimur, cotidie commutamur el tamen aeternos esse nos credimus.”
“Honeste vivere, naeminem laedere et jus sum cuique tribuere.”
Ens abraça el deliri en les lletres de la llengua. Obrim el mugró
Dels fantasmes perquè entren les fletxes.
Mosseguem el tro amb l’aixadella de l’escriptura.
Des de sempre el joc dels espills llepant els contraris, el cruixit
De la albarda, la filigrana en ascens a la sal, tropell de vampirs
Bufant en redoble, caragols d'errant abscés,
Ficats en la respiració dels bulliments.
—Viurem, morirem, serem eterns, enmig d’aquesta gresca
D’hams que fan mocadors de les parpelles? O de penes el retaule
on el vent arma el seu carrusel deforma, el seu lapidari mar de cascos?
Resten pocs balcons de sucre
I creix l’escuma en el rentamans de les raneres.
No sé si podem comprendre l’espina dorsal del sarcasme:
la gespa que expira en l’aquari, el llençol frunzit al cresol,
Les promeses que de sobte omplin el pot del caos.
[Caminem dies de platònics botins: nits amb escales a la vinya
De l’engonal, obrim el llibre d’abelles de l’entrecuixa;
Anàrem amb engrut en mà, fixant el ros en les temples.
I tanmateix, ara, només veig la finestra de fusta, penjada
Dels molls de la memòria.]

Cada matí és un cavall que galopa en les meues ninetes.
Així dissipe la gota decapitada en el teulat, els nou cels que rauen
La meua gola, l’ull rosegador dels cantons.
—De sobte ens dóna compte que hi ha més nits que dies. La pedra
Inagafable damunt de la tinta giratòria dels secrets. —Hi ha dies coixins
Ni ocells: bassots de pòl·len com un coitus interruptus
En la vagina rígida del calendari.
Però així caminem amb cert reuma pestanyejant.
Amb el puny prement els dits de les estrelles, el combat diari de les llebres o els rats.
No sé si al bosc del dubte s’aclara el temps. —Vivim, morim
Volem ser eterns, però l’ull de la nit és cec,
Ni el día és justament el Fesol màgic, on les boques assacien
La seua set immutable. Així i tot, anem caminant a través del bosc
De l'al·legoria, gebrada de la lluna a les dents,
Agitada nineta de la pluja sobre l’escala del temps.
Així i tot, restem en la furgada del no-res a les butxaques…
Baratària, 07.VI.2010









EL BENEFICIO DE LA DUDA








Salpicaba las piedras de la calle
y divisé en la hondura
los naipes de colores del poniente
JORGE LUIS BORGES









A menudo estamos colgados de los cabellos o de pelota en el tejado.
“cotidie morimur, cotidie commutamur el tamen aeternos esse nos credimus.”
“Honeste vivere, naeminem laedere et jus sum cuique tribuere.”

Nos abraza el delirio en las letras de la lengua. Abrimos el pezón
De los fantasmas para que entren las flechas.
Mordemos el trueno con el azadón de la escritura.
Desde siempre el juego de los espejos lamiendo los contrarios, el crujido
De la albarda, la filigrana en ascenso a la sal, tropel de vampiros
Soplando en redoble, caracoles de andante absceso,
Metidos en la respiración de los hervores.
—¿Viviremos, moriremos, seremos eternos, en medio de esta trifulca
De anzuelos que hacen pañuelos de los párpados? ¿O apenas el retablo
Donde el viento arma su carrusel deforma, su lapidario mar de cascos?
Quedan pocos balcones de azúcar
Y crece la espuma en el aguamanil de los estertores.
No sé si podamos comprender la espina dorsal del sarcasmo:
El césped que expira en el acuario, la sábana fruncida en el candil,
Las promesas que de pronto llenan el tarro del caos.
[Caminamos días de platónicos botines: noches con escaleras a la viña
De las ingles, abrimos el libro de abejas de las entrepiernas;
Anduvimos con engrudo en mano, pegando el rocío en las sienes.
Y sin embargo, ahora, sólo veo la ventana de madera, colgada
De los muelles de la memoria.]

Cada mañana es un caballo que galopa en mis pupilas.
Así disipo la gota decapitada en el tejado, los nueve cielos que raspan
Mi garganta, el ojo roedor de las esquinas.
—De pronto uno se da cuenta que hay más noches que días. La piedra
Inapresable sobre la tinta giratoria de los secretos. —Hay días almohadas
Ni pájaros: charcos de polen como un coitus interruptus
En la vagina rígida del calendario.
Pero así caminamos con cierta reuma pestañeante. Con el puño apretando
Los dedos de las estrellas, el combate diario de las liebres o los ratones.
No sé si en el bosque de la duda se aclara el tiempo. —Vivimos, morimos
Queremos ser eternos, pero el ojo de la noche es ciego,
Ni el día es precisamente el Frijol mágico, donde las bocas sacian
Su sed inmutable. Aún así vamos, caminando, a través del bosque
De la alegoría, escarcha de la luna en los dientes,
Agitada pupila de la lluvia sobre la escalera del tiempo.
Aún así, estamos, hurgando la nada en los bolsillos…
Barataria, 07.VI.2010

domingo, 13 de junio de 2010

APOSTILLA DEL AZAR

Alguien aclaró el absurdo de los insectos en la piel, la mancha
De hormigas en el sudor, las palabras al pie de los ojos,
A manera de aclarar la oscuridad de la hojarasca.
Es necesario decir que el azar castra toda fantasía posible.
No es granero de la respiración, ni el ojo escarlata del abismo.
Autor de la pintura: Flavio de Carvalho








APOSTILLA DEL AZAR







La luz
ha limpiado las hojas y mi recuerdo
con la blancura del alba muerta.
ABD AL WAHHAB AL BAYATI







Alguien aclaró el absurdo de los insectos en la piel, la mancha
De hormigas en el sudor, las palabras al pie de los ojos,
A manera de aclarar la oscuridad de la hojarasca.
Es necesario decir que el azar castra toda fantasía posible.
No es granero de la respiración, ni el ojo escarlata del abismo.
Puede acercarnos a sinuosas clarividencias,
Puede ser un submarino regando cuentos de hadas en este tiempo
De apetitoso moho.
De pronto el arco iris se vuelve irritable en las pupilas.
Lo esperamos todo al borde del bostezo.
Buscamos en el almanaque seco de la madera, —esos pozos de buena
Suerte para quitarnos la breña o los chiriviscos donde el ocelote
Desnuda el horizonte.
Ardemos en la intimidad con presencia de velas.
Libamos la mermelada de los muelles.
Calcamos las sombras amarillas que deambulan en las calles.
Mordemos al vecino que toma el sol desde su propia azotea.
Usamos lentes oscuros para divisar cualquier estampida de las moscas.
Guardamos en el viejo saco de henequén las sortijas de la infancia
Y salimos a profetizar el despojo de la historia,
Sin más pudor que las escamas de la codicia, la superficie de la semejanza
La igualdad laminada del jabón,
El esplendor sin franquicia de la orina,
La savia como una antorcha en el comal de barro.
Hacemos una muralla de nuestra propia paja en el ojo y convertimos
En burdel el legítimo sueño ajeno, los peces de algodón del índigo,
Las mariposas del cielo en la intemperie del patio.
Desnudamos la pus para el brebaje ajeno, —mientras la vigilia abre
El paraguas del ansia hasta la crin del desasosiego.
Masticamos el barbasco del azar sin pensar en los afeites.
—Quizá nunca sabremos donde poner el ojo, sin que crezca la ceniza.
Sin pensar que una ventana puede convertirse en una cárcel,
Y una burbuja un responso del suspiro.
Imaginamos en los pies el universo de los nidos y dejamos que en un día
Se agote el mar,
Las bodegas de la ternura,
Los puertos que nos sirven para tocar la hoguera,
La desnudez que nos baña la pavimentación de la memoria,
El viaje en fin, cierto, que nos lleve a tierra firme…
Barataria, 06.VI.2010

viernes, 11 de junio de 2010

DESTÍ- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

A on va el badall de la lllàntia en la nit, l’arbre duplicat
Dels ulls, la febre de l’ocell volant a contrallum?
—L’alé és un destí, la infantesa primera dels vaixells,
El cor verd de les llànties, la gràcia del mar concentrat
En les ninetes. Aqueix feliç balcó dels somnis al niu infinit
De l’arbre pregon del vent.
Autor de la fotografía: José Fernández García







DESTÍ
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








…al llegar a la curva me vuelvo y miro por encima del hombro
de mi pasado lleno del ruido mágico en el momento preciso
siempre incomprensible y angustioso del fruto del árbol del pan…
AIMÉ CÉSAIRE








A on va el badall de la lllàntia en la nit, l’arbre duplicat
Dels ulls, la febre de l’ocell volant a contrallum?
—L’alé és un destí, la infantesa primera dels vaixells,
El cor verd de les llànties, la gràcia del mar concentrat
En les ninetes. Aqueix feliç balcó dels somnis al niu infinit
De l’arbre pregon del vent.
El fang de què som ens sosté en el subsòl. —Aqueix presagi
De faules en presència d’escales i desnivells.
Una veu superior obri el camí de la pell.
Fins on arriben les fronteres del mirall, el quadró de l’espill
Inventat, Llàtzer sense el desvetlament de l’agonia?
—Dit resta l’enigma sense diluir-se. El dia germinal de l’ala.
L’hort sense terminis als dits del calendari, encara que els dies atien
La mateixa efervescència de les aigües umbilicals.
El pols exorcitza els bafs de la memòria.
Destí amb criptes, amb càbales, amb ombres? —El destí, sovint,
És una nit fatigada, on només cap l’enderroc.
Es deu riure’s del gir il·lús de la llunyania o, almenys, no prendre’s
Seriosament la clarividència dels cecs, l’oli d’eucaliptus
Per a la tos, el mocador de l’aigua dels anhels.
De sobte s’ha de ser coherent amb les subtileses del dubte;
Res no és més gratificant que descobrir la set en el respir,
I riure en el desvetlament d’allò viscut.
Cadascú llaura la serradura del seu mateix xàfec. Cadascú s’escola
En la sal o el sucre dels gira-sols i les begònies,
En els dies consumits per les contradiccions, en el mapa dels seus porus,
O en les aigües indigents de la ficció.
Cadascú viu en la fugacitat o en la perennitat del pòl·len,
Cadascú mulla la fogassa de pa segons convé a l’albir.
La resta queda: sempre la llum al paisatge de l’oïda o al jardí
Empelt de l’ànima.
Som part d’aqueix dubte de la set.
Així li motlurem les mans al refilet.
Des de les temples als peus toquem la memòria.
Des de la vocal a la cendra de les barques.
Des de l’espill que ens inventa, fins al tràngol en la cendra.
Desde la creu del secret, fins al forcó escorxat de l’atzar.
Des del mar circular de la por, fins a la brisa de les temples.
Des del coixí delirant, fins a la ràfega del cereal de la consciència.
Baratària, 05.VI.2010







DESTINO








…al llegar a la curva me vuelvo y miro por encima del hombro
de mi pasado lleno del ruido mágico en el momento preciso
siempre incomprensible y angustioso del fruto del árbol del pan…
AIMÉ CÉSAIRE









¿A dónde va el bostezo de la lámpara en la noche, el árbol duplicado
De los ojos, la fiebre del pájaro volando a contraluz?
—El aliento es un destino, la infancia primera de los barcos,
El corazón verde de las lámparas, la gracia del mar concentrado
En las pupilas. Ese feliz balcón de los sueños en el nido infinito
Del árbol hondo del viento.
El barro del que somos nos sostiene en el subsuelo. —Ese presagio
De fábulas en presencia de escaleras y desniveles.
Una voz superior abre el camino de la piel.
¿Hasta dónde llegan las fronteras del espejismo, el cuartón del espejo
Inventado, Lázaro sin el desvelo de la agonía?
—Dicho está el enigma sin diluirse. El día germinal del ala.
El huerto sin plazos en los dedos del calendario, aunque los días aticen
La propia efervescencia de las aguas umbilicales.
El pulso exorciza los vahos de la memoria.
¿Destino con criptas, con cábalas, con sombras? —El destino, a menudo,
Es una noche fatigada, donde sólo cabe el escombro.
Uno debe reírse del giro iluso de la lejanía o, al menos, no tomarse
En serio la clarividencia de los ciegos, el aceite de eucalipto
Pata la tos, el pañuelo del agua de los anhelos.
De pronto uno tiene que ser coherente con las sutilezas de la duda;
Nada es más gratificante que descubrir la sed en el respiro,
Y reir en el desvelo de lo vívido.
Cada quien labra el aserrín de su propio aguacero. Cada quien fluye
En la sal o el azúcar de los girasoles y las begonias,
En los días consumidos por las contradicciones, en el mapa de sus poros,
O en las aguas indigentes de la ficción.
Cada quien vive en la fugacidad o en la perennidad del polen,
Cada quien moja la hogaza de pan según conviene al albedrío.
Lo demás queda: siempre la luz en el paisaje del oído o en el jardín
Injerto del alma.
Somos parte de esa duda de la sed.
Así le moldeamos las manos al trino.
Desde las sienes a los pies tocamos la memoria.
Desde la vocal a la ceniza de las barcas.
Desde el espejo que nos inventa, hasta el trance a la ceniza.
Desde la cruz del sigilo, hasta el horcón desollado del azar.
Desde el mar circular del miedo, hasta la brisa de las sienes.
Desde la almohada delirante, hasta la ráfaga del cereal de la conciencia.
Barataria, 05.VI.2010

miércoles, 9 de junio de 2010

PÉNDULO DE LA ALMOHADA

Ahí el cascabel de la risa en el hilo del péndulo. Ahí el reloj
Con sus piernas de tiempo. La ciudad fantasma de mis manos
Deshaciendo la escritura, reescribiendo la luz de los cuchillos en el agua.
Ahí el brazo suelto de los ciegos.
Ahí la niebla del cigarro enredándose en los parpados como un antifaz.
Pintura del maestro Francis Picabia








PÉNDULO DE LA ALMOHADA







A través de todas las almas de todos los anhelos y todos los naufragios
Cae y quema al pasar los astros y los mares
Quema los ojos que te miran y los corazones que te aguardan
Quema el viento con tu voz
VICENTE HUIDOBRO







Ahí el cascabel de la risa en el hilo del péndulo. Ahí el reloj
Con sus piernas de tiempo. La ciudad fantasma de mis manos
Deshaciendo la escritura, reescribiendo la luz de los cuchillos en el agua.
Ahí el brazo suelto de los ciegos.
Ahí la niebla del cigarro enredándose en los parpados como un antifaz.
Ahí la almohada en el caos del agua, madriguera de hojas cansadas.
Ahí la próxima pieza de mesón con sus contradicciones.
El ojo hacia el puente triangular del pubis. El día borrado en las escamas
De las sombras, en el mercado sudoroso de las verduras.
Ahí el ciento por cien de los chufles, el ascua del ajo apuntalado.
Las lechugas como rebanadas de tropezones, las hormigas mojadas
De los sueños sobre el tejado, los murciélagos del desliz en el hangar
De las costillas, sacudiendo la extensión de las puertas.
Ahí la tiara de pezones en mi pijama, la bragueta mordida por banquetes
De saliva solar, los ojos milenarios de la reencarnación.
Ahí el caballo del delirio insomne de las parábolas, petrificado rayo,
Tropel en el borbotón de las campanas.
Hasta aquí llega el guardabarranca enfebrecido del balcón, el derroche
Andante del sudor, el bulto de retablos deformes,
El rocío del azúcar fermentada, desbandada de piras en el césped.
De un lado a otro la iguana de la Esperanza, el garabato del rasguño
Larvario encaramado en el río pitagórico de las sienes.
El báculo de eros deslizándose en la rama de rocío.
El acordeón del invierno, tembloroso, en la tinta china del cansancio.
Ahí el traspatio de lo ígneo, la funda lunar del espacio, el tropel ciego
De la brida, los ojos como dos zopilotes sin sombrero.
—La almohada suele ser el refugio de lo inalcanzable. El coro de la epifanía
Con su vasija de diezmo dominical.
Cada noche se mueve el hilo del misterio; y, aunque no haya certezas,
El tiempo cubre ciertos espacios de luz. Ciertos espacios de oscuridad
Que sólo se ven en el césped de las pupilas.
Cuando el vuelo de la medianoche nos vuelve unísonos,
El cuerpo levanta los taburetes de las palabras, los nombres flotan,
Como plumas de un vuelo alegórico.
Ahí, en la almohada, el péndulo dilata la desnudez: —esa desnudez
De la vida en el cuenco de las manos. Imagen ígnea del pez
Dentro del agua, luz agitada del pestañeo, luz colgada del vaivén.
En la almohada duerme el silbo más profundo: —el arco interpuesto
De los logaritmos, la brevedad eterna del silencio…
Barataria, 02:VI.2010

martes, 8 de junio de 2010

DESTINO DE LA LUZ, EL AMOR

¿Hacia qué rumbo alumbran mis recuerdos, los días prestados del aliento,
Este amor de congojas, desdibujado en la luz y claro en la noche?
—Va siempre hacia el incierto oleaje del sigilo.
No duerme el sueño, perro desvelado en la fronda de la claridad.
Pintura del maestro Francis Picabia








DESTINO DE LA LUZ, EL AMOR








…said I don't know what I did
But I know I gotta move
I got the shotgun blues
Shotgun blues
I can't stay here forever
I got too much here to lose…
GUNS'N'ROSES







¿Hacia qué rumbo alumbran mis recuerdos, los días prestados del aliento,
Este amor de congojas, desdibujado en la luz y claro en la noche?
—Va siempre hacia el incierto oleaje del sigilo.
No duerme el sueño, perro desvelado en la fronda de la claridad.
No acierta en cada pálpito del eco, por más claridades en las campanas
Del anhelo, en el celaje de los candiles y las velas.
—¿Hacia qué luz vamos con la brisa de los pañuelos en las manos?
—Dímelo vos que apretaste los afluentes de la luz.
Que mordiste con los gestos los ríos de la llama,
Los vértigos de la noche en blanco y negro, la bruma de los ángeles.
¿Hacia qué amor nos lleva el vendaval de este país incierto?
No hay rumbo en las aguas desbordadas de esta Agatha siniestra.
Las máscaras son invariables pese al clown del arco iris:
El imán de las bifurcaciones en las palabras,
Los caballos del relámpago en las letras, el acordeón de flechas
Saltando sobre el pájaro, —esa turbia lucidez de los rasguños en pleno
Bostezo de la centella.
El revés del reloj espina el costado. El trasluz de la danza. La nube
Del picaflor en la idea, el proverbio que desvela el desierto.
—¿Marchamos hacia la luz o es, apenas, el engaño del azogue entre
Cabezas de alfileres, como el mapa de relinchos de la llama?
Siempre fue así como los naipes en una mesa de cristal. Cetrería completa
Del espejo, rocío ensalivado de hormigas,
Arañas de humo donde pudo establecerse el diálogo.
Ahora es difícil abreviar el atajo de los contrarios, deshacer la furia
De las antípodas, limpiar el caracol de la metamorfosis, descifrar
Los días tuyos y míos, el destino misterioso de la luz.
Podríamos justificar las esquinas del fuego. Volver a la caridad
De la respiración, amoldar las paradojas a los colores, pero siempre estará
Ahí, el rostro cavilando en la duda, acercándose a lo inaudible.
Segregamos el azúcar de los rostros, de los parques, del mismo nacimiento
Ancestral del tiempo. El infante de nosotros perdió su horizonte visible,
El mismo vuelo de las palabras en piscuchas,
Las alfombras aladas sin tijeras. El ojo del escondrijo de la cabalgadura.
—¿Hacia dónde va el destino de la luz, el cangrejo del suspiro,
La lagartija matinal del alba en medio de una noche sin itinerario?
Siempre la mano entre el aceite y el agua. Siempre aquí, sin más,
La silla de la sencillez alzando la escarcha del diccionario,
Todos los remedos, las hilachas de las hojas, como una orquesta de sal.
Siempre la misma búsqueda sin ojales ni botones…
Barataria, 01.VI.2010

lunes, 7 de junio de 2010

LUZ EN LA SOMBRA DE LAS HOJAS

Sobre la hoja, la luz de la sombra, el césped líquido de los pétalos,
El brío apretado de los ojos, el rostro rasgado por el pájaro
Del tiempo que cubre con su sangre honda los sudarios.
El árbol de la luz suena como un acantilado, —túnel de peces
Frenéticos sobre la canoa poniente de los muelles.
Pintura del maestro Francis Picabia








LUZ EN LA SOMBRA DE LAS HOJAS








…mi ser esencial juega
con los aires de un tiempo imposible.
MARY LOW








Sobre la hoja, la luz de la sombra, el césped líquido de los pétalos,
El brío apretado de los ojos, el rostro rasgado por el pájaro
Del tiempo que cubre con su sangre honda los sudarios.
El árbol de la luz suena como un acantilado, —túnel de peces
Frenéticos sobre la canoa poniente de los muelles.
La sombra del lecho, honda, junto al pie de los recuerdos.
Entre tanta arena movediza, la sed acrecienta la duda de la tierra,
Ese otro mundo arcaico de la noche con sus labios esparcidos de relojes.
Es así el mundo que supura en la llaga.
La coz lagrimal de la pupila.
El relámpago espigado sobre la piedra. El sonido frío en los oídos.
Llevo sordo el paladar de mi boca hacia el agua cerrada en la palma
De las manos, hacia el cartón entumecido de las calles,
Boca donde llueve la crin de la tormenta y la luna artificial de la espuma.
Veo venir caballos enfebrecidos.
Ando la noche en el espejo del ala. En el ardor ávido del hermetismo.
La sombra me acerca a la luz de la oscuridad.
Las sienes arden en el caracol de las hojas cuando caen sobre la rama
De los poros, copas en las hormigas del cuerpo. Palabras sin vientre
Que la lágrima hace rodar en el pecho.
La luz guarda las letras redondas de la memoria. Las guarda
En la respiración del ropero, en la alacena de las ventanas, en la almohada
Del mar que conforta mis hombros.
—¿Quién vendrá después sumando noches a los sombreros, negros toros
Al filo del viento, bultos donde cae el aliento, el andrajo lineal
De las botellas. —Lágrima sin fin del pájaro oscuro rondando la sed
De los paraguas?
De pronto los sueños son como un mecate de grillos y la luz una campana
De melancolías donde la dulzura ha desvanecido sus colores.
Cuando el día calla, la noche se pone sus guantes. Hundo mis dedos
En las sombrillas del humo, en todos los respiraderos de la cruz. Aquí
Mismo donde la yema de los dedos se abre
Y la humedad rompe el abanico de la desnudez. Aquí donde el grito
Espina la boca y el pecho curva los barcos.
Al pie de mi propia sombra, el bostezo gris de los atrios, la hora
De los ojos en el musgo, la lluvia recién suelta de las mortajas.
—Candelabros de dudoso deletreo lamen la acera donde la noche aprieta
El fósforo de las luciérnagas. Sombras siguen hoy, mañana, con avidez
Resuelta, los zapatos de este largo viaje.
Barataria, 29.V.2010

domingo, 6 de junio de 2010

VETLA DEL RETORN-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Jo coneixia el dubte però me’l llevava l’oblit. Coneixia les distàncies
I, tanmateix, he restat en la proximitat de la cendra.
Gaudesc l’ombra nombrosa de les meues mans, la llavor que fugí
De la tendresa, la panolla insomne que mai no arribà a la meua boca.
Encara espere els dies impacients de solcs,
La tornada al mateix niu on el gos llepa la pluja de les estrelles.
Pintura del maestro Francisco Picabia








VETLA DEL RETORN
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








Nevó sobre mi vida y la blanca ceniza mezcló con lodo
Espejos destrozados, restos de muebles con amor de infancia,
Rostros que se apagaron ante el paso implacable de los días,
Sueños que emergen, se hunden en la redoma oscura
Donde charlo y discuto con seres ya difuntos, esperando
Que al fin pase la dulce, la preciosa esmeralda de luz…
LUDWIG ZELLER







Jo coneixia el dubte però me’l llevava l’oblit. Coneixia les distàncies
I, tanmateix, he restat en la proximitat de la cendra.
Gaudesc l’ombra nombrosa de les meues mans, la llavor que fugí
De la tendresa, la panolla insomne que mai no arribà a la meua boca.
Encara espere els dies impacients de solcs,
La tornada al mateix niu on el gos llepa la pluja de les estrelles.
Jo coneixia la llum tàcita dels llavis,
I creguí en el tacte perpetu de la tendresa, —tanmateix, ara,
Necessite enderrocar aqueixa cavalcadura, —en la pell hi ha creus i veus
Afonades, sang amorosament trista en l’ombra deliberada
Dels núvols, en el pa fosc de les paraules,
En la ganyota erràtica dels anhels.
De sobte la foscor és com el fill pròdig de la claror.
—Ens afonem en la verema del crit. En el tapacul precari
De la insolació, en el penya-segat mossegat del coixí.
Per al retorn, descórrec les cortines del vent:
Dies d’obsessos melics, aigües llargues com planters a la porta.
Fotografies amb aqueixa empremta del sèpia i el rovell.
Grans arrels de muiracs en el cel ras dels núvols.
—Som, al cap i a la fi, les onades que mai no prosperaren al calendari:
La sempreviva marcida de la fatiga al muscle,
La llengua terrosa de la saliva sense naips ni càbales. —La zona on
Es concentra el vertigen i el ritu precari de la sordidesa.
El dubte, de sobte, és un laberint inesgotable. Igual que els retorns
Lacerats per falsos itineraris, semblants als fragments
Pregons dels espills als racons escorxats de la saliva.
L’arc dels ulls s’estira en el joc de les portes.
Ahir, hui, la follia de la incertesa, —la pedra dels braços aïllada,
La mort acumulada en la fàbula sola de les paraules.
Hom vigila des de l’obsessió els draps descolorits del calendari,
L’absència dolent de les almàixeres,
L’alba insepulta de la claror. Ofrena no sense cert desvaríejament,
L’arbre de l’ànima sense la sordidesa de les fosses.
—Entrem a la llum solejada dels espills: aliment dels jocs
De l’instint, on l’alé panteixant tiny les hores de fullaraca.
Despertem en l’absència com un got sense besos. Com silenciada
Multitud de tovalloles, com acordió consumit en un putam.
En tant, continue colpejant les parets del retorn, la branca delirant
Del sucre, —aqueixos dies de vaixells i trens perseguint-me
Al voltant del planeta.
Baratària, 26.V.2010








VIGILIA DEL RETORNO









Nevó sobre mi vida y la blanca ceniza mezcló con lodo
Espejos destrozados, restos de muebles con amor de infancia,
Rostros que se apagaron ante el paso implacable de los días,
Sueños que emergen, se hunden en la redoma oscura
Donde charlo y discuto con seres ya difuntos, esperando
Que al fin pase la dulce, la preciosa esmeralda de luz…
LUDWIG ZELLER









Yo conocía la duda pero me la quitaba el olvido. Conocía las distancias
Y sin embargo, me he quedado en la proximidad de la ceniza.
Gozo la sombra numerosa de mis manos, la semilla que huyó
De la ternura, la mazorca insomne que nunca llegó a mi boca.
Aún espero los días impacientes de surcos,
La vuelta al mismo nido donde el perro lame la lluvia de las estrellas.
Yo conocía la luz tácita de los labios,
Y creí en el tacto perpetuo de la ternura, —sin embargo, ahora,
Necesito derribar esa cabalgadura, —en la piel hay cruces y voces
Hundidas, sangre amorosamente triste en la sombra deliberada
De las nubes, en el pan oscuro de las palabras,
En la mueca errática de los anhelos.
De pronto la oscuridad es como el hijo pródigo de la claridad.
—Nos hundimos en la vendimia del grito. En el taparrabo precario
De la insolación, en el acantilado mordido de la almohada.
Para el retorno, descorro las cortinas del viento:
Días de obsesos ombligos, aguas largas como semilleros en la puerta.
Fotografías con esa huella del sepia y la herrumbre.
Grandes raíces de murciélagos en el cielo falso de las nubes.
—Somos, después de todo, el oleaje que nunca prosperó en el calendario:
La siempreviva marchita de la fatiga en el hombro,
La lengua parda de la saliva sin naipes ni cábalas. —La zona donde
Se concentra el vértigo y el rito precario de la sordidez.
La duda, de pronto, es un laberinto inagotable. Igual que los retornos
Lacerados por falsos itinerarios, igual que los fragmentos
Hondos de los espejos en los rincones desollados de la saliva.
El arco de los ojos se estira en el juego de las puertas.
Ayer, hoy, la locura de la incertidumbre, —la piedra de los brazos aislada,
La muerte acumulada en la fábula sola de las palabras.
Uno vigila desde la obsesión los trapos descoloridos del calendario,
La ausencia doliente de los almácigos,
El alba insepulta de la claridad. Ofrenda no sin cierto desvarío,
El árbol del alma sin la sordidez de las cárcavas.
—Entramos a la luz soleada de los espejos: alimento de los juegos
Del instinto, donde el juelgo tiñe las horas de hojarasca.
Despertamos en la usencia como un vaso sin besos. Como silenciada
Multitud de toallas, como acordeón consumido en un puterío.
En tanto, sigo golpeando las paredes del retorno, la rama delirante
Del azúcar, —esos días de barcos y trenes persiguiéndome
Alrededor del planeta.
Barataria, 26.V.2010

sábado, 5 de junio de 2010

LAS PALABRAS

Las palabras duermen, vuelan, patalean en mis imposibles.
Un día se levantan, puertas del césped de mi alma.
Fermentos de espigas en las sonrisas del día. Escaleras para bajar
Los fantasmas del cielo. A menudo sin piedad como la sombra
De los cuchillos. El taladro del tiempo desafía sus raíces.
Autor de la fotografía: Miquel Sancho Subirats








LAS PALABRAS





A la poeta Ana Muela Sopeña






...un día
Sentí un dolor clavado en mi silencio.
Era que la palabra se acercaba.
Pero tu oído estaba lejos.
HUGO LINDO







Las palabras duermen, vuelan, patalean en mis imposibles.
Un día se levantan, puertas del césped de mi alma.
Fermentos de espigas en las sonrisas del día. Escaleras para bajar
Los fantasmas del cielo. A menudo sin piedad como la sombra
De los cuchillos. El taladro del tiempo desafía sus raíces.
Palabra y alfabeto son dos tambores de luz,
Un camino alado de ventanas.
Una luz de escaleras con relámpagos. Un pan verde de pétalos.
El bebedero de las vocales llenando las vasijas errantes del universo.
Un día muerden los poros secos de la hojarasca,
Disparan flechas de grafito sobre las hojas ateridas del cuaderno.
Las palabras son mi traje en la intemperie.
Echan a volar las sienes y los dedos acumulados en el silencio.
Nunca las vi de otra manera, luces en el vagón de mis pupilas,
Tortillas en el planeta de mi boca, pájaros de madera dura,
Luciérnagas tiritando en las plumas de la noche.
En la dulzaina de su corazón viajan los pájaros., el pan del hombre
Disperso en las costillas del paisaje.
Dispersas suben al vacío en el ojo de las nubes.
Las telarañas las derriten con su bostezo de sombrilla.
Son y no son la rama crecida de la vehemencia. El horno de la almohada,
Los días erizados del júbilo, el horizonte vertical de los alelíes.
En el libro tejen arcoíris, hélices de un rebaño de imanes,
Febril conciencia de la luz de los aserraderos.
Mientras niño, sombras indóciles, inhóspitos nidos, densas piedras
De abejas, caballos grises en la respiración, alforjas sin dientes ni peces,
Gajos de expulsado paraíso.
Después exhalan el aliento hondo del cierzo. Transpiran el paisaje
Apresurado de las pupilas, la cintura sedienta del destino.
A menudo cambian la sed de las brújulas, la gota de musgo prendida
En la ventana, la sábana que resguarda la esquina de las fragancias,
La armónica del alba en su aeróbica boca.
De pronto nos muerde el panal redentivo de su arcilla.
La colina del día en la hoja de los vitrales, el despertar blanco
De la vigilia, la alacena de la página del limonero
En su higiénica respiración de compañía.
Las palabras son ese bosque de lámparas, aire cuyos pulmones y boca,
Convierten el polvo en ávido aleteo.
Barataria, 25.V.2010

viernes, 4 de junio de 2010

AVANTHORITZÓ DE L’EXTRAMURS-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Nit de la sang lliurada als cementeris. Avanthoritzó
De les portes, extramurs de penyals l’estàtua del dia
Amb tota la memòria calcinada. Al darrere fou ombra la formiga de l’aire,
Punt ambigu el piano del celatge,...
Pintura del maestro Francis Picabia








AVANTHORITZÓ DE L’EXTRAMURS
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








¡Ay! —dijo el ratón—. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
—Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo —dijo el gato... y se lo comió.
FRANZ KAFKA








Nit de la sang lliurada als cementeris. Avanthoritzó
De les portes, extramurs de penyals l’estàtua del dia
Amb tota la memòria calcinada. Al darrere fou ombra la formiga de l’aire,
Punt ambigu el piano del celatge,
El teló de pedra davant dels ulls, la branca del mar que afona
Anhels, l’ombra davant la llum de l’iris, l’escultura cega de les xarxes.
La línia de l’ocell perd teulat i trinxera.
El somni comença en la dèbil fulla de la branca, però sucumbeix
En les quaranta nits de pólvora i ombres. En la pedra erigida
Per a tancar la planície, en la gangrena de hui sense gratacels.
Els espills davall del mar llepen el paradís perdut de les ninetes.
Tot i enmig de la respiració patètica de la nit el pensament
Mai no sucumbí als pantans: mai el xàfec no trencà la finestra
De l’enlluernament. Més aviat serví per a llavar l’escòria.
Doní el somriure com clau d’un horitzó sense ermassos;
Doní el rostre i evoquí la fantasia, perquè “Aquila non capit muscas”,
Però sovint la fullaraca vola com ocells cecs.
Doní les meues venes a unes altres boques. I tanmateix enraoní campanes sordes.
Descobrí les falses lluernes en les randes dels cantons;
Ara la meua sang és negra i sospitosa com aqueix ull de serp
Dels huracans. —ara necessite reflectors per a banyar-me entre
La multitud de l’arna.
—De sobte no se sap des de quin carrer es veu millor l’horitzó. Tampoc
Si la flaçada abastirà com a clauer o amulet.
Davant de tanta foscor s’aprén a veure la llum. Davant de tanta purulència,
S’esdevé necessari depurar les toves de la casa.
En algunes bigues creixen rius atroços. És el rostre viu del parrac. L’unt
Ebri als ulls, la paranoia de l’alé procaç, l’iman del grill
Que multiplica el seu escalpel a les oïdes. —Fins quan els còdols
De consciència plantant feroces estridències? Fins quan la roba
bruta en els xuclamels, com un alambí del paisatge?
—Els cascos ens posen el seu mar de ferro. L’horitzó el seu color
D’oroneta. La sucrosa treta de les pústules del foc sense ulls.
L’orina com illa al matalàs de les bategades.
El mur sense forats per a escoltar l’eco de la veu.
Les violes petrificades en la desraó de l’ordre de les simetries aparents.
L’engany i la truculència com un bosc de romegueres seques.
—Qui sap si l’oblit és el millor analgèsic per a la memòria,
Per a no recordar on estiguérem en el somni,
Per a saber que l’horitzó pot ser un somni suïcida?
—Potser ho sabrà en acabant, quan l’arrel serà fulla i volaran més ocells,
Sense el perill de la riallada malèvola…
Baratària, 23.V.2010







ANTEHORIZONTE DEL TRASMURO







¡Ay! —dijo el ratón—. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
—Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo —dijo el gato... y se lo comió.
FRANZ KAFKA







Noche de la sangre entregada a los cementerios. Antehorizonte
De las puertas, trasmuro de peñascos la estatua del día
Con toda la memoria calcinada. Atrás fue sombra la hormiga del aire,
Punto ambiguo el piano del celaje,
El telón de piedra frente a los ojos, la rama del mar que hunde
Anhelos, la sombra ante la luz del iris, la escultura ciega de las redes.
La línea del pájaro pierde tejado y trinchera.
El sueño comienza en la débil hoja de la rama, pero sucumbe
En las cuarenta noches de pólvora y sombras. En la piedra erigida
Para cerrar la planicie, en la gangrena de hoy sin rascacielos.
Los espejos debajo del mar lamen el paraíso perdido de las pupilas.
Aún en medio la respiración patética de la noche el pensamiento
Jamás sucumbió a los pantanos: jamás el aguacero rompió la ventana
Del deslumbramiento. Antes bien, sirvió para lavar la escoria.
Di la sonrisa como llave de un horizonte sin páramos;
Di el rostro y evoqué la fantasía, porque “Aquila non capit muscas”,
Pero a menudo la hojarasca vuela como pájaros ciegos.
Di mis venas a otras bocas. Y sin embargo platiqué con campanas sordas.
Descubrí las falsas luciérnagas en los encajes de las esquinas;
Ahora mi sangre es negra y sospechosa como ese ojo de serpiente
De los huracanes. —ahora necesito reflectores para ducharme entre
La multitud de la polilla.
—De pronto uno no sabe desde qué calle se ve mejor el horizonte. Tampoco
Si la cobija alcanzará como llavero o amuleto.
A tanta oscuridad se aprende a ver la luz. Ante tanta purulencia,
Resulta necesario depurar los adobes de la casa.
En algunas vigas crecen ríos atroces. Es el rostro vivo del harapo. El tizne
Ebrio en los ojos, la paranoia del aliento procaz, el imán del grillo
Que multiplica su escalpelo en los oídos. —¿Hasta cuándo los guijarros
De conciencia plantando feroces estridencias? ¿Hasta cuándo la ropa
Sucia en los chupamieles, como un alambique del paisaje?
—Los cascos nos ponen su mar de hierro. El horizonte su color
De golondrina. La azucarada sacada de las pústulas del fuego sin ojos.
La orina como isla en el colchón de las palpitaciones.
El muro sin agujeros para escuchar el eco de la voz.
Los alelíes petrificados en la sinrazón del orden de las simetrías aparentes.
El engaño y la truculencia como un bosque de chiriviscos.
—¿Quién sabe si el olvido es el mejor analgésico para la memoria,
Para no recordar dónde estuvimos en el sueño,
Para saber que el horizonte puede ser un sueño suicida?
—Quizá lo sepa después, cuando la raíz sea hoja y vuelen más pájaros,
Sin el peligro de la carcajada aviesa…
Barataria, 23.V.2010

jueves, 3 de junio de 2010

MIRE DE SER LA SET-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Llarg fil de foc el cordó umbilical dels rellotges. La set que naix.
La set que conforta, pujar o baixar a través de lluernes. Anar. Partir.
Estar sempre la carn en les sabates; la llengua en la rosada que acumula
El teulat, el cendrer amb tantes burilles acumulades.
Pinyura delmaestro Paul Klee









MIRE DE SER LA SET
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó








…para que un día puedas calmar la sed ardiente,
La sed que con su fuego más que la muerte mata.
RUBÉN DARÍO









Llarg fil de foc el cordó umbilical dels rellotges. La set que naix.
La set que conforta, pujar o baixar a través de lluernes. Anar. Partir.
Estar sempre la carn en les sabates; la llengua en la rosada que acumula
El teulat, el cendrer amb tantes burilles acumulades.
El dubte dóna escalfreds en les dues temples del brúfol. Un es perd,
Sovint, en el mirall del frac o el corsé d’actriu porno.
Anar. Partir. Retornar a l’ombra agredolça dels dies comptats, marcats
En el calendari. Estar en secret mossegant els cercles:
Cruixir. Saltar damunt dels rastres de l’apiari. Mossegar els ràfecs heretats.
Buidar el calendari del respir. Sobreviure en la follia de l’infart.
Res no és tan reconfortant com l’angoixa de restar amb la soga al coll,
Oblidar el fum alienat de la llenya,
Conspirar, —sovint per por—, contra les paradoxes del llit,
Contra la memòria apòcrifa del coixí.
Llepe l’aigua que supura de la calabruixa. Llepe la bèstia de la plaga,
Que es torna nit en les violes de les celles.
Respire el resplendor dels meus mateixos genitals: l’aigua mineral de la vella
Drassana de la posteritat o la metafísica. Sacse la randa de la canícula.
Vaig a la recerca del foc de l’aigua: les meues mans còncaves com una bugia
Damunt del quadern matiner del sospir. Sobre la calç viva de la porfia.
Escodrinye en els ulls dels quadrons: bufe els mocadors de la telepatia,
L’anime y el manga de la campana que vessa el seu mateix carisma.
Mire de ser la set per als meus mateixos aforismes.
Res no resulta més reconfortant que el propi somnambulisme.
Tots els bafs se suspenen l’aire amb hams. El pols cavalca
Com un xàfec.
Me ric del mapamundi de Tartuf. Sobretot hui en dia que el món
S’ha tornat una ficció grotesca. Em toca, sovint, clonar el desvetlament
Als recipients de la pluja, al brancatge sord de l’oïda.
Vaig. Vinc. Part. Sobre la sequera de l’aire. Vaig, encara que preferesc pujar,
Baixar, llepar l’abric de sal de les aixelles,
El test d’escuma de la paüra, la burilla de l’ara, la cendra procliu
De les paraules a certes hores del café amb pa o coca de formatge
O de dacsa. —anar, de tota manera, és una possibilitat: beure
La nostàlgia en un prostíbul, suportar els corcons de l’atzar, beure
La borumballa de les finestres, o senzillament esperar que s’apague
La flama del cresol dins del plat de peltre del diccionari.
Mire de ser la set mateixa en la meua mateixa consciència…
Baratària, 22.V.2010








BUSCO SER LA SED








…para que un día puedas calmar la sed ardiente,
La sed que con su fuego más que la muerte mata.
RUBÉN DARÍO








Largo hilo de fuego el cordón umbilical de los relojes. La sed que nace.
La sed que conforta, subir o bajar a través de tragaluces. Ir. Partir.
Estar siempre la carne en los zapatos; la lengua en el rocío que acumula
El tejado, el cenicero con tantas colillas acumuladas.
La duda da escalofríos en las dos sienes del búho. Uno se pierde,
A menudo, en el espejismo del frac o el corsé de actriz porno.
Ir. Partir. Regresar a la sombra agridulce de los días contados, marcados
En el calendario. Estar en sigilo mordiendo los círculos:
Crujir. Saltar sobre los rastros del apiario. Morder los aleros heredados.
Vaciar el calendario del respiro. Sobrevivir en la locura del infarto.
Nada es tan reconfortante como la angustia de estar con la soga al cuello,
Olvidar el humo alienado de la leña,
Conspirar, —a menudo por miedo—, contra las paradojas de la cama,
Contra la memoria apócrifa de la almohada.
Lamo el agua que supura del granizo. Lamo a la bestia de la llaga,
Que se vuelve noche en los alelíes de las cejas.
Respiro el resplandor de mis propios genitales: el agua mineral del viejo
Astillero de la posteridad o la metafísica. Sacudo el encaje de la canícula.
Voy tras el fuego del agua: mis manos cóncavas como una vela
Sobre el cuaderno temprano del suspiro. Sobre la cal viva de la porfía.
Husmeo en los ojos de los cuartones: soplo los pañuelos de la telepatía,
El anime y el manga de la campana que derrama su propio carisma.
Busco ser la sed para mis propios aforismos.
Nada resulta más reconfortante que el propio sonambulismo.
Todos los vahos se suspenden el aire con anzuelos. El pulso cabalga
Como un aguacero.
Me río del mapamundi de Tartufo. Sobre todo hoy en día que el mundo
Se ha vuelto una ficción grotesca. Me toca, a menudo, clonar el desvelo
En los recipientes de la lluvia, en el ramaje sordo del oído.
Voy. Vengo. Parto. Sobre la sequía del aire. Voy, aunque prefiero subir,
Bajar, lamer el abrigo de sal de las axilas,
El tiesto de espuma del pavor, la colilla del altar, la ceniza proclive
De las palabras a ciertas horas del café con pan o quesadilla
O marquesote. —ir, de todas maneras, es una posibilidad: beber
La nostalgia en un prostíbulo, soportar los comejenes del azar, beber
La viruta de las ventanas, o simplemente esperar que se apague
La llama del candil dentro del plato de peltre del diccionario.
Busco ser la sed misma en mi propia conciencia…
Barataria, 22.V.2010