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domingo, 18 de diciembre de 2022

NOCHE ABRUPTA

©Obra pictórica de Joan Mitchell


NOCHE ABRUPTA


En mi sitio preferido: el movimiento abrupto de la noche, y el hondo
sonido de los muelles, los ojos a la deriva de los párpados,
las grietas calcadas del pecho como los bolsillos sin monedas
sostenidos en las paredes de una historia que calla y otorga.
A menudo el frío es horizontal cuando invade los brazos;
ciego el racimo del firmamento, desangrado en el hilo del grito.
Entintado como el rumor de cuanto acontece.
A través del aliento del calendario, se adquiere la dureza
de las palabras, o el río del sollozo, o los puntos borrosos
del firmamento. Las nubes lejanas y sus eclipses.
Uno desangra las sombras del carbón: la oleada de tristeza resuena
en el tizne de la noche, como los acentuados fuegos del infortunio.

Termino por duplicar las sombras o desconocer los designios:
alguien juega conmigo al desamparo por adelantado a los escalofríos
de la memoria. Es el país que llena de sombras mis ojos.
Siempre el alma crea patios yermos y circulares botellas de ojos,
—Madre, sobre mí, esta locura de crear olvidos con huesos,

féretros y cementerios. Igual que en las noches de mi infancia.
Sí, después de todo, uno para salvarse, inventa alas o trencitos
de madera; Sí, en la forma de la noche, la solapa larga
de los recuerdos, y el final irremediable de los cuentos.

Todos los relojes se desnudan en soledad, como pez de oscuros
acuarios. Con usted los relámpagos en las comisuras,
la construcción abisal de los sueños de la conciencia.

La flauta de los ecos dispuestos a horadar sus senos de cometa y hechizo.

El país, usted lo sabe, es una rosa inundada de negro,

negras las lavanderías en la espuma de animal muerto,

enlutadas las puertas de la esperanza, degollada la espera.

 (En el ojo percudido de los resortes, la lengua inservible de la paz

y su intangible fisiología; en definitiva, la claridad es solo un sutil
juego de dados en el que gana el más hábil.
Qué nos queda después, sino este último espejo del teatro: en adelante
es mejor despertar y hacer que el olvido frunza su entrecejo
en un alambique. Toda la noche es más viva en el despojo. )

Del libro «Ámbito del náufrago»

©André Cruchaga


 

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