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viernes, 1 de julio de 2022

EPÍSTOLA PARA PERE BESSÓ

 

Pere Bessó, Valencia, España.



EPÍSTOLA PARA PERE BESSÓ

 

 

 

 

Se desmadeja el ovillo de pinzas espléndidas

de los ciervos volantes hacia el horizonte de la duda.

Pere Bessó

 

 

 

En la ranura del cierzo, el himen del infinito. Tal el corazón secreto

de los días mutilados. En la tinta del árbol, acude en devoción

el pájaro para morder las secretas raíces del alfabeto.

En los exteriores del paraíso, el invierno de yesca del tiempo

de Bachelard, o Thomas de Quincy el hormiguero kantiano

del desvarío. Algo así como «la novedad de la vida nueva».

Siempre crecen los pájaros a manera de añoranza de las Églogas

del relámpago capturado por la ojera anterior a las ventanas.

Dentro del juego del paraguas desaliñado del alfabeto,

caben los días imposibles de los barquitos de papel,

la garganta demoledora de las sombras, los corales ultramarinos

de la lengua sobre el picacho horaciano de las perdices.

Un día en la diversidad de los ombligos,

el desvelo dentro de la parcela del sótano en que vivimos.

Sedimentado el mito del zapato inexorable del que ara,

—voz posesa de cierta arqueología: arador de los destellos

en pupila de fuego.  Todo cabe en la novedad del tiempo incipiente.

La imagen del pétalo siempre nos evoca el dardo del génesis

en los ijares. Aquel olor a recuerdos sin equívocos

del que da fe Caballero Bonald en su libro de «Las horas muertas.»

A diferencia de los vestíbulos, el poema es una criatura despejada,

en las manos de André Gide, que no es hijo de Santa Teresa,

ni del último delirio íntimo en la salvación del hombre.

Dilucidada la virginidad del musgo, se puede transparentar

lo inescrutable de la consumación teológica del tiempo.

Eso diría el yo profundo cuando bullen las carpinterías.

—El yo de Bob Dylan o Jimi Hendrix, en la redención del poema,

mientras la punta del alba pincha el muelle del pecho.

O se disuelven vigorosamente las cosas, como diría San Pedro.

 

 

Del libro: «Objetos para armar», 2005

© André Cruchaga


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