SOMBRAS DEL
ALFABETO
Casi
nadie ahora
junta
pecios para después leerlos.
Miguel
Veyrat
Ahora es
flauta el eco de las sombras del alfabeto, ojo rojizo el pájaro
colgado
de la ventana de las perfectas desavenencias,
del reloj
desocupado en las páginas negras del aliento de fantasmas,
del
corazón arrancado a las baldosas macilentas del tráfago.
En las
uñas la tenacidad del muñón de las sombras y su desnudez
perpetua,
el arroyo tullido de los incendios, amoratado de tardes.
Enmohecidos
ángeles custodian los jardines empolvados de hoy;
en la
desazón que produce el sollozo, los viejos mástiles de la parodia
y un
cuentagotas de trancas al pie de la tormenta.
Al
parecer alguien consagra los abismos, el vacío que nos deja
la sed
inmolada en un territorio que espera de
rodillas su felicidad.
Ante el
grito, los ojos que ya no miran las demasías de este tiempo,
ni la
vida que se borra como esos desvaríos deformados en un burdel.
Ahora
sumamos todas las desgracias de la historia y ese terrible
desencuentro
de dos cuerpos que perdieron su brújula en la mesa.
Como en
el invierno, pasada la tormenta recogemos los tiliches.
Del libro: Fuego de llaves invisibles, 2021
©André Cruchaga
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