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sábado, 1 de mayo de 2021

NADA PUEDE RESTITUIRME EL BRILLO

 

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NADA PUEDE RESTITUIRME EL BRILLO

 

 

El que entrevé el enigma del nihilismo,

también podría entrever una estrella fugaz y asentir.

Kostas Axelos

 

 

No hay tal paraíso ni cielo en esta acumulación de fantasías fugaces.

Es irónico transitar sobre pupilas de espejos aletargados,

quedar inmune ante los ojeras de los relojes, sin desafiar la inútil

gloria de este mundo: hay altares de hierro sin estupor alguno.

En el fósforo del día se pudre el pecho de los cadáveres y es triste

la carraspera de desnudez de los lenguajes derramados en el asfalto.

En el círculo de la liberación la lejanía es la única cobija de la noche,

la forma en que nada es, o solo el miedo.

Uno tiene derecho a desilusionarse y cavilar en lo ascensores.

Ningún incendio es tan cierto como el dolor corroído de la orfandad,

ni la desesperación tan cerca del metal de la locura, tan de piel

la tragedia del infierno y los ángeles con danza y sus propios ataúdes.

Si algo es verdad, entonces, soy un payaso y santo remedio.

Pero tengo unos ojos que se cansan de andar entre escombros.

Unas rodillas indefensas ante el trueno, un jadeo de arenas y alas seniles

como migajas de una bandera rasgada por el golpe de polvo del poder.

En realidad, nada puede restituirme el brillo de tanta estatua insomne.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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