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lunes, 30 de noviembre de 2020

ESCRITURA DEL RECUERDO

 

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ESCRITURA  DEL RECUERDO

 

 

Hay un sordo dolor ante este frío oscuro que se agolpa

más allá de las horas de la vida,

Francisco Brines

 

 

Déjame, pues, en el ápice flagrante del frío, quizás en medio de sus amuralladas tinieblas de niebla, en su paraíso mudo de dolor: la desnudez anula mis barcos, entre las alas de sal del alma. Camino, aquí, en calles sin cartas o tarjetas postales, junto a sombras confusas que se levantan de la nada y petrifican de hedores mi lengua. Me pierdo en ventanas de vinagre, con esas madrugadas rígidas de cascos, al límite de un boquete de salmuera en el alma. —A veces, corro, corro, tras el relámpago amortajo del recuerdo.

 

Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga




viernes, 27 de noviembre de 2020

SOLO TENGO PRESENTE

 

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SOLO TENGO PRESENTE

 

 

Solo tengo presente y una celda de pretéritos.

Todos los nombres se astillaron en la yema de mis dedos:

a mitad del rostro el tartamudeo de unos anteojos sin párpados,

el mismo tiempo de un burdel de epitafios,

la cobija petrificada de la intemperie,

la sed que acabó por quebrar boca y lengua y garganta.

Fue obstinada la llaga del albedrío en su embudo.

Del ombligo a los pies, un aullido como el país esculpido

en piedra, disecado en el crucifijo del pan.

Todo me habla desde el lenguaje arrancado a los muertos:

el ojo apenas tiene memoria

en la bilis de moscas caníbales, en el charco de semen de la rabia,

o en el hisopo roto por un bisturí de escorpiones.

Al final me da risa el filo de saliva de los silogismos

en un hoy de semánticas perversas.

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Del libro: “Invención de la espera”, 2020

©André Cruchaga


jueves, 26 de noviembre de 2020

SIEMPRE AQUÍ

 

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SIEMPRE AQUÍ

 

 

El poema quiere ser féretro sobre la tierra de tu pecho. Quizás lápida de suculentas palabras, una tilde de orgías en lo inminente. Quizás un solitario pañuelo raído por el tiempo: todo deja de ser cuando nos convertimos en pescadores de la muerte. En nuestros pies, los caminos pedregosos y las duras atarrayas, rotas de la esperanza. Siempre nos sedujeron los laberintos de los muelles y el desenfreno vívido de las palabras, el tibio ardimiento de los pájaros que repiten siempre su poderío indecible. —Mañana, o cualquier día, estará siempre aquí, el beso sobre tu piel, la huella de madera de tus ojos, la isla de ternura madurada al pie del surco.

 

Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga


lunes, 23 de noviembre de 2020

SILENCIOS PRESENTIDOS

 

©Obra pictórica de Richard Diebenkorn




SILENCIOS PRESENTIDOS

 

 

Danzamos alrededor del murmullo del viento: entre abismo y meditación estallan los rostros derribados de la conciencia. (Aprendí que no hay piedra benévola junto a toda la niebla de una lágrima, ni luz en una pared de sombras, ni mapas en una geografía confusa.) Vivimos presintiendo silencios y esas vastas paranoias como fogonazos inciertos en el estrecho lugar que aún nos queda del alma. —En la redondez del tacto solo un cuerpo de tierra dentro de una tumba ciega. 

 

Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga

©Obra pictórica de Richard Diebenkorn


sábado, 21 de noviembre de 2020

ACRITUD

 

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ACRITUD

 

 

Oigo un río seco lleno de latas de conserva

donde cantan las alcantarillas y arrojan las camisas llenas de sangre.

Federico García Lorca

 

 

Nunca volviste para reparar tanto despojo sobre el desván maltrecho

de la camisa recrudecida de las alcantarillas, o del arroyo de sangre

que deshizo la ternura. Siempre es oscuro tanto recuerdo.

A veces la noche nos miente y se expande como una metástasis.

Uno siempre quiere huir  de las quemadas amarillas de la devastación,

del antro repleto de soledades, de los días mansamente homicidas,

de las bocas que susurran interminables cuchillos.

Oigo la luz malherida de las asimetrías, la acritud de la saliva

y esas postales horribles que enturbian los ojos.

Camino y trato de sobrevivir entre amoratadas calles y despropósitos.

De aquellos torpes caminos bajo la lluvia, queda el despojo.

 

Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga


miércoles, 18 de noviembre de 2020

PUERTA DE LA PERMANENCIA

 

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PUERTA DE LA PERMANENCIA

 

 

Por esa puerta huyó diciendo: «¡nunca!»

Por esa puerta ha de volver un día...

Amado Nervo

 

 

Todavía está presente la grieta abisal que reclama al insomnio.

En medio de la tormenta, las trenzas de agua y sus mutaciones:

en cada cobija deshago los objetos del hambre,

un latido de puertas abiertas muerde la decrepitud de los burdeles,

mientras pienso en cómo decapitar todos los días de las semanas,

el plato de arcilla en una caricia,

esa palabra nunca que carece de abrigo y humanidad.

En la fotografía natal gotea un paréntesis de fuego y adioses:

un sollozo de féretro a punto de perderse en el alma del viento.

Junto a los trapos impregnados de polvo,

la espera y sus dudas, el esplendor de los oscuro, el tizón de sed

como un escalpelo silencioso en la garganta.

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Del libro: “Invención de la espera”, 2020

©André Cruchaga


sábado, 14 de noviembre de 2020

PROFANACIÓN

 

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PROFANACIÓN

 

 

Profané la proclama de cierzo de tu pecho: era desafiante aquella corporeidad de loca flama y bestial mística enraizada en el aliento. —Sí, nos desbocó el rojo de las aguas ahogado en la carne y fue ahí que desatamos los nudos, la rosa de sed entre los dedos. Todo se precipitó en el ombligo de arena de la esperanza con una fuga amarilla de pupilas. Ahora, un cenicero grita a quemarropa como un siglo de domingos deshabitados.

 

Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga

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martes, 10 de noviembre de 2020

DE TODOS MIS SUEÑOS

 

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DE TODOS MIS SUEÑOS

 

 

De todos mis sueños, esos sueños en el tropiezo de una puerta cerrada. En el baldío de hollín de la cerradura, aquellos ojos extraños y el ala seca de la sangre de una soga en el alfiler roído del grito. Camino sobre la desmesura de la calle de la noche entre oxidados venenos y alcantarillas. Después de todo, nunca logro desvelar las oscuridades en el pecho del bisturí que corta mi aliento.

 

Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga


viernes, 6 de noviembre de 2020

INVENCIÓN DE LA ESPERA

 

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INVENCIÓN DE LA ESPERA

 

 

En el viejo envoltorio de la espera y el destello,

se han vuelto agrias las constelaciones

y cada una de las palabras sobre la cara del espejo:

para no morir en el patíbulo, ni en la mesa de hambre,

nos sumergimos en el libro del sueño del viento,

en una noche lenta de fatigadas raíces.

En el fondo, todo era distante; cercano,

sin embargo, el dolor y la duda y los huesos.

En la cara solo se emborrachaba la música de tus ojos,

o la cobija de muerte de las promesas.

Abierta la sangre, oscura de cornisas, ronca de tiempo,

las ingles de musgo de la tempestad

como las palabras a media asta del moho.

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Del libro: “Invención de la espera”, 2020

©André Cruchaga

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miércoles, 4 de noviembre de 2020

DELEITE DEL TACTO

 

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DELEITE DEL TACTO

 

 

tu lengua es la muerte de la sed y la paz

tu brazo es el templo de mi perversión más hermosa

Roque Dalton

 

 

Ninguna sed culmina en el peltre de la tormenta, ni el tumulto de palabras arrimadas en el postigo: ahora en el lecho del musgo, el alba apresura el aliento y asume la certidumbre de tu cuerpo. En medio de tus brazos, todo lo que atesora el pálpito sin ningún remordimiento. Luego, solo quiero volver a tu pecho, a la gracia unitaria de tus ojos, al fuego que siempre renuncia a la ropa. Después de todo, también un poema se desprende de tus dedos, mientras el pez del deseo bracea en la trenza de sombras del desvelo.

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Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga


DÍAS PRESUROSOS

 

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DÍAS PRESUROSOS

 

 

Debajo de los días apresurados, la niebla de mi pulso vencido. En el encantamiento de los imanes, un imaginario de mimetismos líquidos, hacen del hastío, una campana de párpados inciertos. (Ahí, se despedazan las cobijas o se agota o se decapita el hambre. Siempre resulta real la fauna sórdida con su firmamento en desorden. En cada silencio el caudal líquido de los ojos y los cascos de la noche galopando en el pecho.) Nunca pude entender toda la miseria que nos devoró hasta el último calendario.


Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga


domingo, 1 de noviembre de 2020

VENCIMIENTO DEL VUELO

 

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VENCIMIENTO DEL VUELO

 

 

Adımlarım kısa benim, yalnızlık uzun

herkesin bir adresi var dünyada

dağlara sorun beni

Fatma Aras

 

 

Allá en la respiración inaudita del remanso, los sueños arrebatados, el empeño de una puerta abierta, una casa sin las osamentas del abismo o la neblina: más allá, también, el candil náufrago de los sueños, ese ruido de la noche que queda entre las venas, la cal en la crepitación del cuerpo. Entrado a la memoria, el vasto clamor de mi embriaguez frente a una boca sorda y ajena. De tanto golpe de alas, un exceso de zapatos y de días, un cuchillo extraviado en el alma, una escritura oreada en el vencimiento del vuelo.

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Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga