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miércoles, 16 de septiembre de 2020

A TRAVÉS DEL SENDERO

Imagen tomada de la web





A TRAVÉS DEL SENDERO




Corría a través de aquel sendero con su transitoriedad dolorosa:
Era, quizás, el afluente del agua que desemboca
y se pierde al tocar la deshora, lluvia inmóvil que roza los ojos.
En la brevedad de las horas,
la piedra impasible reducida a carroña, o hueso de aullidos.
¿Qué nos sobrevive después del suplicio de la tragedia? Siempre
Hay ese juego de haber sido sin ser, de andar sin avanzar
entre diversas máscaras de olvido: todo se reduce, entonces,
a las travesías del despojo en la medianoche.
En la sabiduría de la cruz, nos convertimos en candil de paradojas.
Así, el sendero, deja de ser el paraíso soñado para convertirse
en sueño atávico, ráfaga de sal en el ojo de la hojarasca.
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Del libro: “Lejanías rotas”, 2020
©André Cruchaga

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