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BRUMA SOBRANTE
Hay días
que no tienen razón de ser ni de estar,
sólo de
transcurrir y dejar que
otro
cielo, distinto aire ocupen el espacio y se colmen,…
Blas de
Otero
Vos, como un acordeón
mordiendo mis costados:
hundida y despeinada en mi
cuaderno, poesía,
mesa del tren desenfundado
de las estrellas.
Te veo venir goteando en el
paraguas negro del suicidio,
en la resina del ocote, en
el aliento de las bujías.
En este prensapapel del
césped indescifrable del aforismo.
Vos, pulsante en las
interjecciones de mis calamidades,
en la hornilla resguardada
por los párpados de la madrugada.
Vos, digo, como un rincón de
mi convento,
luminosa y profana y
resurrecta, ay, “verbo revelado”.
Ay el sollozo sin afeitar mi
garganta, denudo y liberado.
En el ojo del cielo, un
desierto de pájaros marca el día.
Gira el día como la rosa
cortada de mi tumba.
Del libro: Precariedades, 2019
©André Cruchaga
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