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martes, 3 de octubre de 2017

CONFINES DEL ALETEO

Imagen cogida de la red.





CONFINES DEL ALETEO





Ahora camino detrás de las vacilaciones urdidas de la sombra del alfabeto de todos los taburetes olvidados en los ojos de cada mesón innumerable de pájaros del rastro perdido que nos dejan los analgésicos de la belleza de los aullidos agolpados en mis sienes: a veces sólo en la vigilia se tornan insolubles los pretéritos se exhuma el sigilo mientras en el fosforito de las pupilas se va registrando toda la tiranía de los sueños (en medio de tantas colillas y disparates se pierden las manos y el contorno de las uñas se pierde de ortografía rozo los amarillos acumulados en mis dientes las celdas dondequiera que existe oscuridad los espejos amoratados del dolor en mi olfato la saliva contada cuando atraviesa mi lengua) —pronto cae el invierno sobre los andenes cae el infinito sobre el hueso de la rosa nos desviste la decrepitud que huye del árbol: pálida la luciérnaga que centellea en las manos casi que todo queda abierto a la punta de los clavos y a la carne que se pierde entre espejos de neblina: abre a viva voz la piedra incómoda en el zapato el pañuelo donde se encienden los estanques y se concentran las aguas tienta los mares contenidos en el pálpito los litorales y los trenes fenecidos en las vigas del cielo sólo van quedando las torturas y los agujeros del bostezo y el conclave de los destiempos  y la bestia incesante del hollín que juega al ruido de la oscuridad (tanto imposible quema la espera y pudre los fermentos: lo sé cuando ya el rostro está maltrecho de fatigas y cualquier pared es definitiva en la garganta) quizás deba ponerle buena cara a los maleficios o darle un mordisco a la avaricia del Paraíso o reunir todos los falsos estupores de las jeringas los gemidos que cubren las mortajas o aquellos senos en los que aprendí el reacomodo o los condones  estrujados por el azoro de los juegos del follaje: al trasluz del humo tatuado de huidas todas las retrospectivas de los días orgásmicos y sus secretos de afilada campana todas las reliquias tetelques en la boca o el simple sobresalto al pensar en el destrozo de mis brazos —ahora releo simplemente la flor deshabitada y la sepultura en la que se guarda la ternura (las cadenas claro no pierden su existencia ni vigencia)…
Barataria, 2017













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