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miércoles, 26 de julio de 2017

ANTESALA DE LA BRASA

Imagen cogida de la red





ANTESALA DE LA BRASA




Semejante a la metamorfosis de los tiliches esta furia de limosnas audibles en los nacimientos y las calles con la boca rota quiero desliar este dolor perenne que golpea desbordado en su locura es extraño el fuego en el cuello de la pupila extraña el ala en una cobija lánguida a veces solo el espejo descifra los miedos en la copiosa estatua de las mortajas en medio de los témpanos de una tormenta inenarrable: advierto la tempestad sin pararrayos y la castidad de la llaga que apuntala el aliento siempre me invade la conciencia urbana de las aceras la oscuridad penitente de los absurdos a veces solo la herida sin cauterio en el muro de los sepulcros siempre está presente el escalofrío con sus puertas a punto de la huida y de sajar el ijillo de la brizna  cruzo las monedas sórdidas de la entraña: la carne entonces con su dolor de precipicio calcinado entre tantas concavidades lo insólito de la espuma la extraña luz del pájaro y la manera poco decorosa de morir de las moscas en una mesa infestada de delirios hierve lo hosco en el infinito de las ventanas: hay portales de pesadillas hasta el punto del grito o las plegarias del fermento en una noche de aullidos  en la antesala de la brasa la belleza y sus dolores de parto el búho de sal en las axilas o la lengua sobre un féretro todos los cuerpos desaparecen en la noche ciegas las mutilaciones gotean ojos de rotaciones amarillas caen desde el desvanecimiento de la frialdad: oscuros puentes de telarañas entre piras sostenidas por la dentadura de la ruina ahora sé que en la lengua ciega de los ceniceros existe una paciencia de colillas y una perpetuidad de hastío desnudo en mi lucha por esquivar la porfía de los mausoleos pierdo la noción de las calles y me adentro a la tierra: allí crece el fragor de lo remoto y el silencio lo perpetuamente cambiante del filo de la entraña…
Barataria, 2017

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