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jueves, 15 de junio de 2017

SENDEROS PRECIPITADOS

Imagen cogida de la red





SENDEROS PRECIPITADOS




Las semanas han sido un bosque de ascos desde entonces el hambre ha pasado a ser cómplice del tizne al igual que la próxima herida en el costado al igual que esta súplica cavando en el sollozo vivimos una esperanza desvivida  excesivamente impredecible hasta hoy no ha habido indulto para la embriaguez ni otra prisión que tu desnudez pensada ni otro invierno que los desgarramientos ni otro comensal que el sudor y su alta temperatura de páramo nos apremian los senderos precipitados y nos invoca la fosa siempre falta el vuelo para respirar las espigas juro que es así cuando las miradas andan ausentes en las aceras: martilla el ardor del desvelo y las precipitaciones del frío y la muerte circunstancial sobre mi mesa en la tormenta del rescoldo apremian ciegos los mordiscos y el libro sin tinta de la diáspora

En otro tiempo no hubo relojes que azuzaran el sueño ni lluvias amarillas póstumas en mis ojos ni paréntesis desiguales de espejismo pero uno sabe que debe callar frente al moho dejar caer la cortina del silencio remendar por si acaso los molinos de viento del insomnio

(Mi voz de rodillas suena terrible en los andenes: un megáfono de sueños ladra en los sustantivos del vaticinio me disperso ante los flecos del alarido corro de dolor en medio de la escarcha de las luciérnagas veo el fueguito del poniente como el vecino arrimado a sus inclemencias)…
Barataria, 2017

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