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domingo, 17 de enero de 2016

POR UN MAR DE MEMORIAS

Imagen cogida de la red





POR UN MAR DE MEMORIAS




Todas las vidas al encuentro de los relámpagos, el mar hacia las calles,
entre alas y silencios oscuros, entre ojeras ardidas de aullidos:
ahora la melancolía necesita de otros follajes, o si se quiere de otras demencias.
A menudo la lucidez nos conduce al exterminio, a los estrechos puentes
donde la peste muerde las rodillas y deja colgando de las axilas los epitafios.
Sobre la piel y la piedra escribimos todos los días. (Las consecuencias son terribles cuando abrimos los ojos; entran las semillas feroces del tiempo,
la noche y sus anaqueles astillados, los huesos y su desánimo sombrío.)
Dentro de un tiempo de puertas malolientes, nos hará falta la memoria.
Todas las semanas se alzan frenéticas sobre nuestras sienes.
La desnudez, unánime, se enredada en la sed de las manos, en la ávida palabra
que habita el pecho: al borde de los ojos gritan las aguas del tiempo.
Al borde de  los relámpagos resucitados el dolmen de las sombras, la entraña
inmemorial de los pájaros, los oleajes inauditos de la saliva.
Alucina el aire enredado de las enredaderas, las aguas se deslizan intensas
sobre los abanicos de la humedad.
La memoria siempre resulta indeleble en el haz de trementina de las sombras.
De todos los días de la ausencia, ignoro las promesas, el café, los cigarros,
y los besos que murieron resquebrajados en la niebla.
Recobro o queda en suspenso, el animal que me sangra en el colibrí del cierzo,
todos los pasados con vocación de granito, esta mitología de caracol…
Barataria, 01.I.2016

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