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lunes, 13 de abril de 2015

AFINIDAD CON EL PRESENTE

Imagen cogida de la red




AFINIDAD CON EL PRESENTE




No diré ayer, ni mañana, rodeado de moscardones: de mi zapatos sucios cuelga
el horizonte; de mis trenes a hombros, el presente se desliza en mis huesos.
No diré noche, aunque sea la noche el harapo largo que amanece en el aliento.
No diré otoño, aunque el otoño sea otra forma de la miseria que cohabita
en el alba, junto al aire que derriba los pulmones y rompe los sentidos.
No diré ternura, aunque necesite de ella una dosis diaria para contemplarla.
En el dictamen del imaginario,
el camino revolotea de espaldas a los pájaros.
Diré sólo presente, aunque no signifique nada a la hora de recorrer los sueños
y la esperanza, ( los juegos sucios convocan siempre a la oscuridad
y no a la dulzura; los relojes se pudren como frutas en las cicatrices que nos deja
la civilización. ¿Quién sobrevive al maullido de gatos desgarbados, al grito
ronco de las ventanas, a la mugre que producen los urinarios públicos?)
En los linderos del presente, toda mi afinidad con el rocío agredido.
—Vos, yo, en esta herida de lo extático, diáfanos con almuerzos arrepentidos,
oscuros como los aleros de la penumbra, fatigados como el perro que quiere
ser escuchado. A veces el presente sólo es un día con semáforos y cadáveres.
Entro, por ejemplo, al mundo y allí los rostros de nadie.
Como el presente, entonces, mis años de bolsillos terribles y los girasoles
en manos del verdugo: en el estribillo de los sueños, el arbusto crecido del fuego 
y su lecho de delirio y presagio…
Barataria, 06.IV.2015

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