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jueves, 5 de febrero de 2015

EN LA CALLE

Imagen cogida de la red




EN LA CALLE




Avanzan en la calle las aguas de la noche: transcurren, allí,  los panfletos
en medio de  la multitud. Cada baldosa es salpicada por frenéticos gritos.
Hacia la vena abierta, el poder de los puñales.
(Cada sombra reclama sus nostalgias, los hilos descoloridos de los nudos,
o las monedas del poder con su garganta de barbasco. Más de una calle
nos muerde con su rabia de tormenta, más de una piedra duele en el rostro.)
Nunca hay límites para el pavor que produce el río de los muertos.
Como un hueso colgado de la voz,
estos candiles que mueren al pie de las estatuas: este tiempo escarba desde
los dientes, desde las palabras que abren espejos.
Ya en todo el aliento, la sal gastada de las ojeras y el feroz rincón del futuro.
Las paredes abren extrañas tormentas de tinta: crece el sonido de la barbarie
y todas las llagas al punto de la fiebre.
Salvo un golpe de suerte, el asfalto nos torna miserables.
¿Quiénes usufructúan esta maldición? —(No vos y yo), carentes de lanzallamas 
y conspiraciones. Mientras, sigamos jugando a la Esperanza.
Yo me resisto a ser solo mueca de aullido en este mundo de noches prolongadas
Barataria, 16.I.2015

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