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domingo, 3 de agosto de 2014

NAHUAL

Imagen cogida de la red




NAHUAL




En el inframundo, la sombra del espejo,  esa sombra del más allá en mi espalda. 
Siempre en el fuego venal hollado de las tormentas,
casi pútridas las sábanas degolladas en la raíz cósmica de la conciencia.
¿Sabrá mi propia mazmorra que estás aquí, irremediable como nudo ciego?
Ya no sé si me proteges ante el miedo crispado de dientes.
(Hay millones como yo que viven en una ciudad perdida y desafinan frente
al espejo, con las entrañas llagadas de esperanza.)
¿De qué absurdos suicidas me proteges? ¿De qué cruz con heces me apartas?
Sobre la tumba, hablan en silencio los labios: existes en mí rodeada de atroces
días, como para proteger mi propia ceguera,
como para acercarme a ciertas fosforescencias, propias del karma.
Andas conmigo, lo sé. Nadie segrega mortajas anticipadamente.
El pájaro en el umbral, entonces, cuida su propio sexo.
La sombra del infinito es absoluta. El arco iris es otro huésped en las sienes.
Barataria, 01.VIII.2014

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