Imagen cogida de la red
TÚNICA DEL DELIRIO
Entre todo lo que transcurre,
también el semen de los días desnudos.
Esos extraños andamios del miedo
y el lenguaje subliminal de los contrastes.
(Siempre me pregunto si la túnica del cuerpo recobra las angustias
derramadas, o vuelve mustia la espiga frente a las pupilas: sobre
el cuerpo
nadie resucita después del ascua. Siempre nos inmolamos en el
absoluto.)
Ante el mundo, los tiliches
caudalosos del moho,
las matronas extraviadas entre
vírgenes, la savia como dardos en los poros.
Tropezamos en el bostezo
impertinente de las moscas, ahí donde el estiércol
es definitiva túnica.
—Como fiera esta tortura de los
días.
El mapamundi es una flama de
ceniza.
Por primera vez quiero olvidarme
de la prisión. Quiero olvidarme de la sed,
quiero olvidarme de las
golondrinas y los muertos.
Barataria, 10.VII.2014
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