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miércoles, 21 de mayo de 2014

LAVABO

Imagen cogida de la red




LAVABO




Este fermento de ebriedad, ha dado un salto hacia mis fuerzas, y auspicia,
bajo todos los climas y las horas, un gran concierto frío y una erosión inobjetable.
Julio Llinas




Después de todo los lavabos Aquiles y la Tortuga el camino la existencia o no de los relojes la claridad invisible que se convierte en ángel  es profunda la intimidad de no llegar nunca al ojo del sueño donde la noche pigmea el pelaje de la luna y el pecho salta como una rana en brama sobre las hojas y bejucos de la intemperie aúllo en presencia de los rastrojos aguzo el olfato mitológico de los espejos la manada de escopetas de la clarividencia cuando muero y no muero muero irascible loco sin jubilar las aceras gruño ante la contemporaneidad de los juramentos: lo único que me mantiene en pie es la dirección del cataclismo el nosotros como chatarra aparcada en el predio de las sombras ( “si alguno pasare por este puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar; y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna” [...] “Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento, y dijeron: “si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley, debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre”. ) a menudo es solo cuestión de esperar los días bisiestos para acortar el calendario contar menos colgar los años en las paredes beber al revés la tormenta el agua llovida el chorrito húmedo del grafito de la noche: todo es como parece ninguna montaña se petrifica en los ojos salvo la caducidad que la encontramos en cualquier parte ahí donde los sistemas políticos ahogan el follaje y acaban de romper los platos rotos ¿a quién beatificamos después de las estrellas? ¿a quién erigimos en estatua sin haber alcanzado a Rimbaud a San Francisco de Asís sin haber culminado el estatus de cerrajero? siempre lo irresoluble es una cosmovisión de la falta de cobija o el hambre de la piel nublada en una cocina de leña no hay por qué echarle la culpa al espejo de la mala escritura toda escritura es aviesa perversa malvada como una tortilla con queso pero dejada ahí días enteros hasta que se endura debo confesarlo: hay palabras que me dan mala indigestión una ventana es un taxi o un tren un árbol de pronto invita al supermercado ciego espléndidamente ciego entre tantos espectadores del Hades mudo del circo de las rifas y las rebajas del amor de la infancia que juega con telarañas muy cerquita convaleciente de los hospitales delante de mis zapatos la planicie de las ruinas el confín de la ciudad con levita William Blake en la locomoción de las hormigas y otro que sin nombrarlo existe en muchas escrituras ajenas para entender los altares debo encenderle candelitas de todos los colores posibles a San Antonio de niño yo era el niño de Atocha después solo me convertí en figura animada de ciertas ebriedades ahora ya para qué no necesito vírgenes por cuestiones de practicidad y economía prefiero el zumbido de la sábana degollada de la intemperie aunque cada día deba quitar las larvas que suben a las sienes sucede que el desvelo tiene su propia epistemología vos mi materia ascendiendo  las ingles vos enroscada en el árbol de mis gemidos…
Baratara, 18.V.2014

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