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sábado, 5 de abril de 2014

ISLA

Imagen cogida de la red




ISLA




islas obtenidas con ampliaciones de lágrimas
joven costumbre de gozar una aptitud para los juramentos en falso
aprovechando su esterilidad frente a márgenes endebles
Juan Sierra




Desde lo remoto la isla del ojo y la caducidad de primavera en la bruma: solo el otoño Ulyses en la arena acecha cada hoguera del instante los días falsos del calendario la ferocidad del miedo las consignas del ardimiento reprimido el litoral y las aguas que germinan en los párpados (nada hay que temer a los naufragios) llevamos días manchados de amargura la autocompasión aflora en la conciencia en la cresta del agua la espuma y todas aquellas escenas de mierda que terminan por anegar las sienes y los pantalones y la camisa de manta y los gestos que nunca se ven en las fotografías mientras escarbo en los periódicos para descubrir ciertos eufemismos los clasificados y su cementerio de ataúdes en algún lugar los pájaros me cortan el aire hay costuras que se han hecho adrede en el horizonte no hay aquí imanes para halar trenes ni ciudades con ventanas giratorias al sol: nos quedamos aquí físicamente agotados con los resabios propios de la vulnerabilidad (vos) cabizbaja sumida en el absoluto de la porción de tierra yo buscando la puerta de salida de las convulsiones los meandros de las cartas alguna pared que deje de ser sombra no sé si la isla es nuestra funeraria los años que antecedieron a los féretros la tangente de la asfixia sobre las alambradas de la historia de las vaguedades: esta mueca de estar atrapados sin sobremesa sin fuego casi quemándonos en la oscuridad (por cierto ya duelen los brazos y los ojos y los hombros) duele esta destrucción pulsante las magnitudes indefinibles de la balanza la soledad que nos sorprende en las aguas de estas amuralladas orillas hazme feliz un rato quiero platicar del aire enrarecido del terror que me producen los jinetes de la noche de aquellas criptas violentas que se sembraron en mi pecho de los repiques sordos que suscita mi memoria todo trasciende —sabes— hasta los excesos en la puerta del labio agrietado del futuro la vida es bellamente sórdida cuando sucumbe al olvido ¿cómo sigo explicándome ciego de pecho? ¿cómo le doy crédito a la violencia de la ceniza? ¿dónde deja el pecho de desbordar sus absurdos? ya casi izo la bandera del crepúsculo en el lienzo de los guantes de las horas el curtimiento también está en las palabras el paisaje es esta celebración de las sombras permíteme volver al hilo de las melódicas permíteme sostenerme los costados antes de que la censura haga lo suyo antes de que  la limosna bese mis manos: siempre es la misma historia que envuelve los fósforos de los panes de la doctrina  de qué otra manera puedo desenredar mi lengua dormida  mis zapatos gastados de destinatarios el habla no es una naranja en rebanadas ni un zapote ni un mango verde con sal y alguashte ni una cucharada de rábano iodado ni una buena noticia sino un número infinito de cadáveres ¿Qué más puedo agregar a la página que en mí dejó de ser cosmético y vejiga y luna para la pornografía y otras obscenidades? por cierto hay toneladas de tinta esperando a la escritura lo sé no me lo digas de pronto el silencio necesita de astringente y baños maría y hasta sinopsis de los puchitos de escarcha que deja el sol cuando alumbra en el zigzag de las tejas a veces no conforta el orgasmo unilateral del cuerpo: de la historia sólo me queda su larvario la sábana sucia del paisaje el lento camino de la glucosa en mi sangre  (excepto la muerte todo tiene su propia derrota: ¿en qué orificio se puede entrar sin estridencias al infinito?) una isla es después de todo la página que absorbe las sombras no hay más tiempo sino la retórica de los espejos…
Barataria, 29.III.2014

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