Imagen cogida de la red
VIDRIOS PARALELOS
No es error esa doble cara de los
espejos, sino duplicidad de imágenes.
Existe una especie de arritmia en
la claridad.
A consecuencia de la noche, las
sombras con inusitados campanarios;
¿Hay alguna voz redentora después
de todo? (Odio los arados amortajados),
y el grito exhausto de los
azadones.
En el deslumbramiento de la
respiración, vaga proscrita la justicia.
Alguna estatua, enhiesta, quedará
impune después de tanto grito.
(Tu nombre y mi nombre) abandonan la prédica de las tribunas, esos cobertizos
con dientes de impasible vigilia.
Barataria, 03.III.2014
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