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martes, 25 de marzo de 2014

NEUMÁTICOS

Imagen de André Cruchaga




NEUMÁTICOS




Dar golpes a un trozo de madera con los brazos encogidos, como un estribillo —herramientas en las manos, canciones en los labios— era una clase de felicidad de la que no me sentía en absoluto capaz
René Crevel




Debajo de las varas de bambú todos los años juntos los espejos percudidos del semblante y la sombra en la ojera del rito tiempo del sonambulismo propio de los puntos cardinales por fin aquí el germen del insomnio: la gota de la espera de los sinsabores la entraña seca dentro del carrusel de nudos el estira y encoge del blanco y negro de las palabras casi putrefacta la muerte del crepúsculo y sus eslabones seguidos por la muerte de la inteligencia ¿puede la rama perforada agrupar los sueños deshacer los zapatos de la niebla y el cansancio? después de todo no me extrañan las uñas ni los discursos consagrados a la sedición no me desvelan los gorgoritos de patriotismo pero si los juegos del automatismo el moho del egoísmo en los días futuros ¿habrá amor cuando las calles se llenan de angustia y uno ignora el sabor que tienen las vitrinas y los retretes?  ¿cuándo hasta cuándo la punta de los albañales en el ápice del aliento en la úlcera de las corbatas en la idolatría al salmo del incienso? ya he visto de todo a través del vaso del sonambulismo entre el odio y el amor las facciones oscuras de la hipotenusa el estanque obtuso de las máscaras las caricaturas puntuales de las nubes después de todo siempre me quedo sordo en medio de las audiencias: pienso en las ciegas egolatrías del aceite y el agua ¿entra la luz en las sienes? vos fantasma en el fósil de mi epidermis tantos relojes mordidos por los parpadeos en masa tantos bostezos de minutos en la hostia del hueco de la ceniza siempre hay un destino que necesita de ungüentos en las costillas azules del metileno del mertiolato algún esparadrapo con sorda nicotina quizá de un analgésico para las varices de la lengua en lo inhóspito la teoría gregaria de las hormigas el pito de la sangre coagulada y esa redondez  de los trenes de la herrumbre hay tanta historia acumulada que no sé si sea necesaria la correlación de fuerzas los tanques de pensamiento en el escombro la bengala del lenguaje en el cuaderno en blanco: por fortuna siempre agradezco a los que no me leen a los que prolongan el oído hasta la garganta de todos es el reino de los cielos y las escamas de todos la babilonia enroscada de la escritura quién desea para sí verse él sólo en la pantalla encanecida del universo no lo sé ni me interesa ver el neumático raído de las asperezas ya hemos tenido bastantes dolores de cabeza ahogos alarmas humo cada quien crepita según lo devore su propia muerte pero me duele el asombro y el cuerpo me duele la lujuria la inmediatez de la tristeza “el reino interior de las ventanas oscuras” tal el decir de Darío o “las páginas fatales de la historia” o “el recuerdo de anhelos conseguidos” de Juan Ramón Jiménez (la desesperanza es tan confusa como la muerte) déjame aquí en mi propia ignorancia: no es felicidad la desventura del aullido soy apenas un niño que quiere ir al mar y ver hasta dónde llega el horizonte busco la llave y la puerta para huir de mis acreedores: ah Whitman “escucha el bullicio de los instrumentos” tosamos la penumbra del estruendo saltemos sobre el carretel de los días muertos sobre la vidriera fría de las vocales ¿en qué oración perdimos los plurales?...
Barataria, 14.III.2014 

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