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domingo, 9 de marzo de 2014

ESPINAS

Imagen cogida de la red




ESPINAS




Al caballo de la fuga de la aurora, la corona silvestre de espinas,
el picotazo imprevisto en las sienes, esa otra manera de hacer que el pulso
caiga en el vacío. ¿Qué veneramos de nuestros ijares aviesos?
¿En qué otro firmamento, en qué otra persona, las púas con su vocación
de sangre? —Avanza la nostalgia y el dolor como si supieran del mar.
No hay camisa ni madero que soporte el ojo ciego de la bestia:
un río de heridas se congrega, sin vehemencia, en las aristas del tacto,
en cada estación donde calcina polvo y granito.
(En mi escritura irás siempre como un pájaro hasta que las espigas de la noche
alcancen el sinfín. Hasta que el olvido sea sólo eternidad.)
Cruzo, descalzo, el sendero escalonado del ansia…
Barataria, 2014

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