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lunes, 23 de septiembre de 2013

HARTAZGO

Imagen cogida de la red




HARTAZGO




después de todo nos queda de los días de tempestad las greñas de lo irrecobrable las puertas enlutadas del semen el crucifijo sepultado ya de las promesas: son extraños los nudos que lamen la saliva  y la lisonja que no dura más que un cerillo entre pálidos vientos de estival  (no puedo hablar de alianzas sino de tumbas no puedo hablar de pureza de altares sólo de aquel retablo colgado de los deseos más siniestros nada he recobrado desde entonces: ni siquiera la lejanía a veces yerta e implacable) jamás entendí los juegos sucios del azogue ni el cambio de vagón al mismo vagón de los años —verdadera maraña del hartazgo— ¿hacia qué caminos retorcidos lleva el sigilo el fardo de oprimidas ruindades?  quedan las alegaciones y la brusquedad el mimetismo a boca de jarro y todos los días endurecidos de mendigo  en el pubis de jade de las almendras las siete cabritas del invierno la hamaca de los párpados tendida sobre la hojarasca tarde me di cuenta del montón de cuervos acechando como el estrépito del viento  olvidaba el ronroneo lacustre  del violín desbocado en los tatuajes el camafeo de ventana siniestra —unos dirán que fue hazaña el sonambulismo a la distancia sólo veo vuelo de papalotes y un coleóptero aferrándose al azar ¿tiene sentido la lealtad como una enciclopedia fosforescente? juegas a los arquetipos de la impudicia a la exaltación orgásmica de la epopeya: por fin un mimo que trasiega con la saliva del prójimo un fantasma a expensas del oxígeno y aún ríes con mazo de cinco tiempos con manotazos  de mano náufraga en medio de una sintaxis ambigua pero es digno verte noche —noche innegable claro está— entre muchas páginas y adustas espinas (mientras otros descubren la estampa sucia el agua llovida en el vaso el ojo se congrega en otras ramas de innegable meditación uno termina por hartarse de las brasas y la ceniza: cansa lo superfluo el maniqueísmo la vanidad imponente y hasta las utilidades comerciales del cosmopolitismo) por cierto que aprendí las falacias en el silogismo del haikú y es obvio ahora —ahora desde luego— toda la insensatez meridional de las palabras el abominable hermetismo  del absoluto ¿qué hace ahora en el antro del lápiz labial en situación de cuadernillo ya no de poesía épica con esa fiebre de cleptomanía? desnuda te ves bien sangrando como una botella recién sacada de la nevera desnuda lloras entre los nubarrones de los candiles apagados desnuda ante el ruido de los automotores desnuda hacia el fondo del orégano —vos noche la noche que retuerce la Vía Láctea el oleaje del cigarrillo las hambres de todo el día de las aceras la Patria con sus inviernos a media asta bebiéndonos en su lujuria toda la ciudadanía sé que te hartas y me harto supongo que prevalece la noche siniestra de los escarabajos allá ebria con tus propios metabolismos con ese vicio de usurpar la florescencia con tu vicio de animal en celo: en todo caso ya es bagazo el camino andado nada hay en la sartén con alas son extraños los güistes que juegan en la espalda extraña la ropa y la parva de plumas como la bocanada de gotas de la tormenta mueres aquí en el agua salada del cántaro de la noche (sólo es ajuate el polvillo que brota del peltre)…
Barataria, 23.IX.2013

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