Imagen cogida de la red
JARDINES VACÍOS
La otra realidad es la que se
oculta debajo del asfalto. La misma
mirada tosca de las revelaciones:
¿puede hacernos daño todavía el ojo
de lo siniestro, los números
impares del mal agüero?
—Me da escalofrío haber conocido
la otra cara de la perversidad;
alrededor de qué otras almas
pulula el veneno, la invención díscola
de las hamacas, el juego de dados
de serpiente sinuosa.
(Lo subterráneo en ella, la ola que se adentra y corroe el
aliento, deseos
petrificados de erratas, jardín de desollada idolatría.)
—Por cierto, en la sed adusta,
fui el chivo expiatorio de sus días urgentes.
Fui un nombre en medio de los
falsos ardimientos; aquel latido,
falso estupor de caminos
putrefactos.
Ya es suficiente, —dije un día de
tantos— de quitar las telarañas
y purgar ese invierno de
egocentrismos, la baba, la yesca y el eructo.
Barataria, 30.VI.2013
Fuerte y bello, mi querido maestro. Un abrzote desde las tierras cercanas.
ResponderEliminarSofía
Si que lo es querida Sofía. A menudo de esta manera hay desterrar los demonios que pululan a nuestro alrededor. Un abrazo agradecido.
ResponderEliminarAndré.