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martes, 25 de junio de 2013

ROCÍO

Imagen cogida de la red



ROCÍO




Por cierto, cada mañana, la sombrilla del árbol, desprende ese juego
de nostalgia. ¿De qué manera petrifico el susurro de la gota que cae?
—En la fiesta del estertor, los ojos adentro inventando el clímax,
el rumor de unos labios trascendiendo en mi pecho;
cuando a la ventana se asoma inagotable el racimo alado del aliento,
pienso en toda la sed que habita la memoria.
¿Es fugaz la claridad de esta brasa de ansiedades?
—Sé que es compañía y no herradura su fragancia: soy el azor herido
que busca redimir las oscuras ramas del estío.
(Ya no sé si muero lentamente en esta febrilidad que me envuelve;
porque a ratos el destello, hace visible el hollín que habita en mi sueño.)
Aún así, corro el riesgo de caminar con el hondo madero en mi pecho.

Barataria, 18.VI.2013

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