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martes, 14 de mayo de 2013

PÁRAMO

Imagen cogida de: barrameda.com.ar





PÁRAMO




Te vuelcas en mí como un páramo de bocas adustas en el entrecejo un puñado de hojarasca la misma opacidad de las arenas o el común de la espuma en los despeñaderos (alguien nos dio una larga resequedad de dunas más oscuras que un pétalo fenecido: ahora estamos en trance entre la alambrada y la salmuera de los ojos  en los corredores del tiempo esperando otra vez la rama del crepúsculo) entre la maleza de la breña gritó la gota sulfúrica el profundo asedio de las aceras desgastadas las manos hundidas en el desvelo ¿de qué hostiles agonías hicimos la tinta? ¿de qué vestiduras raídas se llenó el aliento? ¿a qué altura de los puñales la sangre extenuada el tarot con las cavidades de otoño?  ¿cuántas calles nos transitan mientras traficamos con el rocío y el suburbio de nuestros pálpitos?  vos y yo como la sangre dispersa de la rabia precipitados en el racimo de sangre de los metales transeúntes sin puerto  roedores de paredes diseminadas en la noche final del vértigo  (en los días de nuestra muerte la claridad yerta el silencio del alfabeto como una lágrima disuelta en la ancha desembocadura de los féretros: entonces hemos sido piedra atravesando la carne hemos sido éxtasis del sudor agobiado estrujados ecos en el espacio de las sienes nunca estuve próximo a los caballos de la evidencia: inerme el blanco de los brazos fatal la raíz dulce de las ventanas herida por la ráfaga de los encajes de  la memoria) no era yo siendo el mismo entonces pensé en cambiar las complementariedades otros espectros: así busco la luz en los armarios núbiles cipreses entre luciérnagas albercas de magnánimos destellos ¿podré renacer después de esta racha terrestre? hundo mis manos en el pájaro de la aurora muerdo el grano de rocío que queda en mi tacto supongo que nunca es tarde para abrir la puerta del aire supongo que lo íngrimo no puede ser manzana de la discordia desde el capitel de los girasoles otra racha de colores en las pupilas otros aperos con vasijas después de tanto páramo sólo quiero una nieve de alhelíes y trocitos de fantasía con cierta candidez de pan sobre la mesa después de haber vivido en la desnudez absoluta comprendo las noches infinitas del paisaje: áspero es el despeñadero como un reloj negro metido en las vísceras como la risa cercenada de las luciérnagas cruzo el triángulo de la tormenta subo las escaleras de los estambres tarde o temprano lo irreparable lo recupera la conciencia: (toda fatalidad por más cruenta no deja de ser cordero) yo lo he sentido con mis zapatos dentro de la arena caliente del calendario si sólo fuera sueño no tendrían razón de existir las alacenas ni la travesía entre rastrojos  por suerte uno se endurece en el camino: luego el tránsito nos dice que estamos vivos…

Barataria, 05.V.2013



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