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miércoles, 10 de abril de 2013

JUEGO DELIRANTE

Imagen cogida de la red





JUEGO DELIRANTE




…podrás salvar tu vista; mas, si esto no lo hicieres,
nunca podrás hallar las luces que ahora quieres.
GONZALO DE BERCEO




Me siento bien dentro de la taza de café descubriendo la mueca de las zonas oscuras transgrediendo la saliva de la última mueca del zigzag que toca la puerta del grito: he descubierto otros ojos a manera de cazador nocturno (el ojo de agua del horizonte atravesando mis sienes los tantos Vía crucis en la línea que escapa de las aceras esa otra herida que hacen las espinas alrededor de las pupilas) en la última estación del genocidio el cuerpo en su diáspora de cementerios los juegos del poder corroyendo las ventanas ¿hasta dónde llegan las nueve estaciones del delirio, la hora nona de las palabras? Supongo que las lanzas atraviesan el odre de la sed el Monte de los olivos a cuestas de la multitud (de pronto se desmorona el edificio de las persianas) camino entre los sobrevivientes de miles de huesos entre la lepra que producen las aceras Lázaro ascendido a la luz el Calvario descendido a abrojo (en las manos el arcano desafiante de la fosa) en el enjambre y a oscuras el crimen visto desde la rendija del aliento: lanza el paisaje su estertor el fuego ciego escrito en la cruz el poro abierto en la oquedad del paraje en cada estación el aprendizaje la diadema de las ansiedades el minuto agónico del pálpito ¿quién sale ileso del día apretado y envilecido? ¿quién deja de sentir el cardo en el aliento el ixcanal punzante del aletazo de la noche el viaje ciego que enreda los cabellos? Siento en este viaje el destino que perece y la losa que rompe los girasoles y el sollozo que cunde entonces en el oleaje de esa irreversible sombra de la negación: Pilatos Caifás o Barrabás entumecido el aliento nos consume el clavo y la almádana y el rostro sangrante diseminado en los milenios hoy sobre el nudo de las aguas ¿hay regocijo? (desde la rudeza de las cuatro estaciones invocamos la luz) yo no sé si hay cobijo en medio de tantas beligerancias entre tantas simbologías macabras: está aquí el aletazo en su incandescencia construyendo muletas el alambique del presente con su noche oscura sí desde el grifo de las cúpulas no hay otro mar de Galilea ni un Getsemaní sino la alambrada contra el poder profético ante el cielo putrefacto de lo insólito se hacen más alucinantes los desiertos: el fósil de la respiración o el tótem demolido con canutos de bambú ante la amenaza inminente también los dientes negros de la piedad y hasta los hacinamientos de peluche de las alianzas y alabanzas (después de todo la herida es un juego delirante que extiende sus incoherencias al más alto interior de la conciencia) ya tirados los dardos del lanzallamas y el picotazo debemos lavar las ansiedades y resucitar todos los días en medio del escombro

Barataria, 28.III.2013


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