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jueves, 25 de abril de 2013

COLOFÓN

Imagen cogida de la red




COLOFÓN




Anochece en las aguas de mi silencio: sé que es densa la antesala de la ternura el aliento primero del asombro corporal la yema del dedo que se pierde en el regocijo del polen siempre estoy partiendo porque qué otra cosa es la vida sino partir (ofrezco conciliar mis sueños acumulados en las aceras quedarme aquí esparcirme perseguir los amarillos del paisaje y compartirlos en la ventana salvo la distancia de los kilómetros de la noche alguna superstición golpea en el oleaje a menudo vivo aterrorizado por las navajas por las certezas lúgubres que me da la noche desembarco en los paralelos amoratados de la madera conmigo el tragaluz de las carpinterías siempre el café negro adentrado en el cofre del paladar) por suerte me deslío de la hiel que producen las celdas por suerte lavaré mi ropa y las fotografías todavía mi cuerpo deletrea el petate del arco iris sucede que los girasoles cuelgan de las palabras desde el suelo florece la arcilla me veo dándole las buenas noches a los esqueletos sentado leyendo con los ojos cerrados un poema de cruces y orfanatos claro nunca es fácil zigzaguear en medio de las piedras sobre montes aniquilados de albahacas abrir las estrellas sopena del resfrío  (puedo ver mi sangre sobre la arenilla del tiempo) un trozo de tempestad recorre mi pecho suenan espléndidos los disparos a boca de jarro de los incendios ¿puedo morder la uva en el pezón de la lluvia? ¿puede ser tu ombligo mi ánfora el césped que endurezca mi sigilo? en medio de tantos vacíos me adentro en la misericordia converso por fin con los fantasmas de la ceniza: converso río me pongo irascible me cosquillea el labio leporino del hambre el ataque de eructos endemoniados la radiografía retorcida del humo duele la raíz de la muela cordal en el último entrecejo de los pulgares ¿puedo reinventarte sin renunciar a la transparencia? Sordo respiro con mis gestos de viento abrazo los cansados alelíes del aliento ¿en qué lugar crecen mis zapatos?  ¿en qué pozo preservo las aguas del espejo  la sal de las poleas del susurro esta desnudez imprecisa del desconcierto? Me llamas ahora cuando ya sólo han quedado los rastrojos cuando perdí la noción de los fines de semana el tiempo me reclama y me dice que debo marcharme quedan apenas horas para atravesar el jardín ¿me aferro? he recogido el mantel y sus partituras agradezco la risa ancha de la luz rezo al mar conmigo toda la ternura ofrecida ofrezco regresar en primicia con algún poema desde el bolsillo impregnado de monedas  brindaré en la rigidez de mi próximo cumpleaños habrá lejanías y ganas de pedirle a las calles el asombro necesario…

Barataria, 18.IV.2013


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