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martes, 26 de marzo de 2013

RUMOR DE LA SOMBRA

Imagen cogida de la red




RUMOR DE LA SOMBRA




Descalzo en medio de sueños inconclusos, las raíces del tiempo
en el estanque: el zumo en la herida respirada, la sombra en desorden
¿la sombra? ¿Los cabellos azotados por el viento? (La rama a media
asta de la respiración con su imposible sombra de bosque.)
—Te veo venir —me has dicho siempre desde lo inmóvil—, desde el soy
o fui, fijo como la losa perdurable de la oscuridad, (veo en el caudal
de mis manos los límites) pulsa el ciego magma que habita las pupilas,
muerde el rumor que me pronuncia ¿callo? Todo lo demás es el recuerdo
de la muerte anticipada, el puñal que reina en la sal.
¿Puedo olvidar todo aquello que conozco?
(Este ahogo de campanas es perfecto en el pecho. ¿Es sombra o niebla?)
Las noches con su vómito invaden mi sangre. El ojo allí en el suicidio
de los espectros, la esquina del miedo colgando de telarañas, ¿miedo,
he dicho? —Miedo, sí, miedo cuando escupo sobre la herrumbre de la tarde,
miedo al ataúd de la locura,
miedo al pájaro que sale de las alcantarillas o de la fosa,
miedo a esta carne con larvas, —(el desquicio es otra forma de estar vivo)
miedo al muro espeso de los absolutos, (huyo y nadie me absuelve)
¿Puedo no saber y saber al mismo tiempo de la sed, destruir la fantasía
del orgasmo o imaginar otro laberinto secándose las lágrimas?
—Por suerte sigo aquí, sobre el asedio de los relojes. ¿Sigo? ¿Aguardo?
La sombra es densa, (ayúdenme) que aún existo. Estoy en mi cadáver.

Barataria, 26.III.2013



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